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Ángel Escalera
Lunes, 12 de octubre 2015, 00:13
Las mamografías son un sistema muy eficaz para diagnosticar de forma precoz un tumor de mama, circunstancia que repercute de forma positiva a la hora de tratar a las pacientes, según destacó ayer a este periódico el jefe del servicio de oncología del Hospital Quirón Málaga, José Antonio Ortega. Este especialista coordina un foro que se celebró el pasado viernes sobre los tumores de mama y ovario.
«Mediante la mamografía se adelanta el diagnóstico del cáncer de mama entre dos y cuatro años», aseguró el oncólogo. El doctor Ortega expresó que gracias a las mamografías se consigue una reducción de la mortalidad que oscila entre el 20 y 40 por ciento en mujeres con edades comprendidas entre los 50 y los 69 años. A pesar de la fiabilidad de las pruebas mamográficas, del 10 al 15 por ciento de los cánceres de mama no se pueden detectar por ese sistema, sobre todo en casos de mujeres jóvenes o que tienen las mamas muy densas, por lo que hay que aplicar otras técnicas diagnósticas.
El coordinador del foro de oncología señaló que en ese encuentro se hablará de los tumores hereditarios de mama y de ovario. Las mujeres con antecedentes familiares de haber sufrido un carcinoma en el pecho tienen más riesgo de padecer la enfermedad. Ese riesgo es mayor si se trata de un familiar de primer grado (madre, hermana o hija). Asimismo, las pacientes que han tenido un cáncer de mama invasivo están más expuestas a sufrir un tumor de mama contralateral.
El doctor Ortega explicó que hay cuatro perfiles moleculares del cáncer de mama. Son el laminal A, el laminal B, el basal-like y el her-2. En el caso del grupo her 2, hay un tratamiento muy eficaz consistente en un nuevo fármaco (TDM-1) que incrementa la supervivencia de las pacientes. Este medicamento quimioterápico se introduce en la membrana de la célula tumoral y estalla dentro de ella, sin que afecte a las células sanas.
La aparición del cáncer de mama se relaciona con la exposición hormonal: la menarquia precoz (primera regla) y la menopausia tardía, ya que ambas suponen una larga exposición a los estrógenos. El uso de la terapia hormonal sustitutiva después de la menopausia también aumenta el peligro de sufrir un tumor de mama. Las mujeres que no se han quedado embarazadas tienen, asimismo, más riesgo. En cambio, la lactancia materna surte un efecto protector.
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