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Alvaro Frías
Viernes, 16 de enero 2015, 02:01
«Es cuando mejor estoy». Así explicaba ayer Manuel Corpas cómo se siente ahora que está a punto de cumplir 101 años. Y su aspecto es una buena muestra de ello. Vital, alegre, ágil y haciendo gala de una gran memoria, este vecino de Málaga recogió el premio Vida Activa de CaixaBank, con el que la entidad pretende reconocer a aquellos que suponen un ejemplo y un estímulo para las personas mayores.
Para participar en esta iniciativa, había que mandar un relato de la vida de los participantes. Se trata de una historia aún bien presente en la cabeza de Corpas, que, arropado por sus familiares, recordó en el acto algunos de sus capítulos más destacados. Y es que su vida ha dado muchas vueltas desde que naciera en Las Angosturas, una pequeña aldea de Priego de Córdoba. Pronto, con solo 18 años, abandonó su casa para marcharse a Madrid, dónde se alistó en el ejército.
Sus familiares le miraban atentamente. Volvían a escuchar su vida, esa que ya conocen, pero nunca se cansan de oír. Una historia repleta de datos precisos, que aún están grabados en los recuerdos de su protagonista. En ellos está muy presente Niceto Alcalá Zamora, primer presidente de la Segunda República Española. El político había nacido en Priego de Córdoba y el padre de Manuel Corpas lo conocía muy bien. «Cuando estaba en el ejército, me llamó el coronel. Yo dije rápidamente que no había hecho nada malo. Pero era por el presidente, que había pedido que me fuera al Palacio Real». Así que allí aterrizó este cordobés, que aseguraba que gracias a esa llamada vivió en Madrid «como un rey». Años más tarde, después de la Guerra Civil, volvió a su tierra.
Allí tomó el relevo de su padre como cartero de la zona. Entonces empezó a hacer diariamente unos 25 kilómetros andando para entregar la correspondencia. «Más tarde tuve mi burro Platero». Y luego llegaron las máquinas. Una bici, una moto y, finalmente, un Seat 600 se convirtieron en sus herramientas de trabajo.
Gran memoria
Una labor para la que había que tener esa gran memoria que ahora luce: «Entonces había que saberse los nombres y los apellidos de todos los vecinos, porque no había direcciones ni números en las casas». Ahora vive en Málaga, ciudad a la que llegó para estar junto a sus hijos. Camina a diario. «Doy paseos por la mañana y por la tarde, y cuando me canso me voy para la casa», explicaba Manuel Corpas.
Su vitalidad es impresionante. Ayer saltaba de la silla como un resorte cuando le pedían que se pusiera en pie para una foto. Es una energía que le acompaña desde siempre, también en verano, cuando no duda en ir a la playa para darse un baño. A sus 100 años todavía se tira de cabeza a la piscina para refrescarse.
Ahora tiene un nuevo reto en sus manos. El director de CaixaBank en Andalucía oriental, Victorino Lluch, le entregó una tableta electrónica como premio. Rápidamente dijo que sería su hijo quien le tendría que enseñar, pero éste, que estaba presente, le pasó la misión a los nietos. Es un buen desafío para sus 101 años, esos que ya se prepara para cumplir el próximo 13 de febrero. Con su gran familia, felicitaciones no le faltarán.
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