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El edificio de La Equitativa encara por fin, tras años de abandono, un camino que deberá llevarlo hasta su definitiva recuperación y puesta en valor. Como avanzó este periódico (ver SUR14/11/2017), un grupo inversor de Miami cerró la compra de la mayor parte del inmueble, en concreto, las seis plantas más baja y ático que componen la manzana oriental del conjunto, ya que la torre permanece en manos de la sociedad Ingomar, que poseía La Equitativa en proindiviso junto con Rubcapel. El nuevo propietario mayoritario de esta emblemática edificación del Centro de Málaga, ubicada frente a la intersección de la Alameda Principal y la calle Larios, es el grupo inversor Key International, con sede en Miami, a través de una sociedad domiciliada en Madrid, denominada Key Continental. Se trata de una de las ramas de la familia madrileña Ardid-Villoslada, saga empresarial ligada desde hace décadas al negocio promotor, pero conocida especialmente por el matrimonio de uno de sus miembros, Rafael Ardid, con Mariola Martínez Bordiú, nieta del dictador Francisco Franco.
Según ha podido conocer este periódico, los nuevos propietarios mayoritarios de La Equitativa, que actualmente operan para este proyecto con la sociedad Alameda Retail, ya han presentado un proyecto básico ante la Gerencia Municipal de Urbanismo para la realización de un hotel que, según las fuentes consultadas, podría rondar las ochenta habitaciones, aproximadamente, y que pretende alcanzar la máxima categoría de un establecimiento de este tipo, cuatro o cinco estrellas.
Como ya se puso de manifiesto desde los primeros contactos con el Ayuntamiento para sacar adelante esta actuación, está condicionada por la permanencia de una vivienda particular en el ático que es propiedad de una vecina que todavía reside en ella. Los privados no han logrado cerrar un acuerdo con ella para adquirirla y sumarla al resto del conjunto que poseen, por lo que el proyecto presentado ante Urbanismo, redactado por el arquitecto madrileño José Antonio Aparicio, del estudio Aparente Arquitectura y Diseño, contempla un acceso independiente y exclusivo para esta vivienda, de forma que se dé cumplimiento a los requisitos establecidos por la normativa urbanística de la capital para que convivan en un mismo edificio los usos residencial y hotelero, como ya sucede en el caso de un inmueble de la calle Alcazabilla. No obstante, en el caso de que no logren la autorización para el establecimiento hotelero de este modo, los promotores de la intervención no descartan darle otro tipo de uso.
Su intención para recuperar el inmueble en el menor plazo de tiempo posible parece clara con el paso dado ante Urbanismo, que ahora tendrá que informar técnicamente la propuesta presentada, que incluye la recuperación de las plantas bajas que dan a la plaza de la Marina para el vestíbulo del hotel, que contará con piscina y restaurante, según las fuentes consultadas por este periódico.
El proyecto redactado por José Antonio Aparicio pretende que el edificio, que cuenta con protección arquitectónica de grado 1, mantenga en gran medida el actual aspecto que ofrece, recuperando eso sí las características con las que fue concebido en 1956 por el arquitecto Manuel Cabanyes y Mata, con la dirección de Juan Jáuregui Briales, autor de la ordenación de la plaza de la Marina. En ese sentido, la intervención, que pretende ser respetuosa, prevé recuperar elementos originales como las contraventanas de mallorquinas de madera que tenía la fachada.
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