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F. JIMÉNEZ
Jueves, 29 de septiembre 2016, 00:54
El clima de colaboración que Ayuntamiento de Málaga y Consejería de Medio Ambiente abrieron ayer para impulsar la integración urbana del Guadalmedina se hizo también extensivo a otros dos frentes que ambas administraciones tienen abiertos: la tercera depuradora de Málaga, que lleva años de parálisis; y el bloqueo al desarrollo de inversiones en el entorno del Guadalhorce desde que la Junta declaró, y el Gobierno aprobó, como zona inundable gran parte de la ribera del curso bajo del río. Además de ir de la mano a la hora de reclamar al Ejecutivo central que construya un nuevo puente sobre la antigua N-340 a la altura de la Azucarera que sustituya al actual que ejerce como embudo cuando hay crecidas, el alcalde rascó el compromiso autonómico de agilizar los trámites para las inversiones.
En materia de depuración, coincidieron en la necesidad de desbloquear el proyecto para construir la tercera depuradora de Málaga, diseñada en su origen para canalizar las aguas residuales de buena parte del área metropolitana (Alhaurín el Grande, Cártama y Alhaurín de la Torre) además de para descargar la estación del Guadalhorce, que lleva años al límite al asumir la carga contaminante que genera toda la ciudad salvo la zona Este, además de Torremolinos y Alhaurín de la Torre. Llegó a redactarse un anteproyecto, pero todo se paralizó a raíz de que Medio Ambiente decidiera reducir su capacidad para abaratar su coste (de 80 a 60 millones, algo que rechaza el Consistorio argumentando que esa reducción no permitiría liberar la planta del Guadalhorce.
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