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Mónica Pérez
Jueves, 22 de septiembre 2016, 00:15
Ya está en casa e inicia una nueva etapa alejada, eso sí, de paredes y aromas de hospital, vías intravenosas y pinchazos diarios. Pablo Ráez, el joven deportista marbellí que se enfrenta por segunda vez a la leucemia tras una recaída, recibió esta semana el alta tras pasar 63 días ingresado en el Hospital Carlos Haya de Málaga. «Me siento, feliz, eufórico, impresionado pon todas las palabras que haya en la RAE que están relacionadas con la felicidad», bromeaba al teléfono al recibir la llamada de este periódico minutos antes de abandonar el centro. El joven marbellí esperaba desde hacía tiempo con ansia el documento de su alta hospitalaria para iniciar su recuperación de las complicaciones derivadas del tratamiento al que ha sido sometido.
Poco después era recibido por una legión de cámaras de televisión y fotógrafos que le esperaban a las puertas del hospital. Acompañado por su familia, no dudó en atender las preguntas de la prensa dejando claros cuáles eran sus planes para cuando aterrizara en su vivienda de Marbella. «Solo quiero llegar a casa, tumbarme y ponerme una película. Aunque no la pueda ver (el tratamiento le ha provocado una ceguera temporal), al menos la escucho. Sentir a mi familia en mi entorno, a mis perros».
A partir de ahora inicia una fase de recuperación en casa que alternará con revisiones periódicas y visitas al hospital para recibir quimioterapia subcutánea cada 28 días. «Si no surgen complicaciones no tendría que volver al hospital, me podría volver a casa tras cada sesión», explicaba en conversación con este periódico. «Ahora toca recuperarme en casa, acudir a revisiones y esperar a que aparezca mi donante», aseguraba esperanzado.
Pablo Ráez se ha sentido abrumado por el apoyo recibido de tantas personas de todos los puntos de la geografía española. «Cuando veo a tanta gente que me sigue y las vueltas que ha dado mi caso, me pregunto: ¿y qué he hecho yo, si solo he estado en un hospital?». Nunca pensó que su campaña a favor de la donación de médula ósea llegara tan lejos. «¿Quién me iba a decir a mi que cuando saliera del hospital iba a tener cinco cámaras esperando en la puerta, como si fuera la Pantoja?», bromeaba sin olvidar el que viene siendo su mensaje más reiterado: «hay que seguir donando, que esto no se pare. Ahora no me voy a poner a subir (a las redes sociales) fotos de perros. Tengo un compromiso con mucha gente. El mensaje ha calado y voy a seguir difudiéndolo».
«Esto es como cuando en un combate de boxeo te pegan fuerte, te caes, pero te vuelves a levantar». De esta forma describía Francisco Ráez, el padre, el paso de su hijo por el hospital, donde, como el propio joven reconocía en su último mensaje en redes sociales, ha pasado todo un calvario. «Ahora toca descansar, recuperarse, replantearnos todo y esperar a ese donante que va a llegar, y muy pronto», indicaba.
«Vale, pero que espere un poquito a que me recupere (risas)», bromeaba Pablo. Con la misma entereza y con la misma sonrisa que ha venido lanzando al mundo a través de las fotografías que ha ido colgando en su perfil de Facebook e Instagram donde suma cientos de miles de seguidores, ayer posaba ante la prensa con el gesto que ha hecho tan famoso: brazos levantados, marcando músculos en señal de fuerza, la que no ha perdido en ningún momento.
«Queda mucho por delante»
Su padre, entre la emoción y la sensatez, reconocía que queda «mucho por delante». «Que salga del hospital no quiere decir que todo se haya acabado. Se está recuperando de los efectos del tratamiento al que ha sido sometido, necesita transfusiones de sangre y ahora queda plantearse ese momento en el que pueda volver al quirófano para el nuevo trasplante de médula en cuando aparezca el donante».
El #Retounmillon lanzado por Pablo Ráez para alcanzar el millón de donantes de médula ósea en todo el país sigue adelante y por eso ayer, entre tanta emoción, no se olvidaba de hacer un nuevo llamamiento. «Que esto no se pare aquí, y si hay que llegar a los dos millones se llega. O a los seis millones, como en Alemania, ¿por qué vamos a ser menos en España?».
En la provincia de Málaga, según los últimos datos dados a conocer por la Junta de Andalucía, las donaciones de médula crecieron en agosto un 1.000 por cien con respecto al mes anterior. El objetivo ahora de Pablo, de las autoridades sanitarias y de miles de ciudadanos concienciados, es que la cifra siga subiendo.
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