Secciones
Servicios
Destacamos
PPLL
Viernes, 22 de julio 2016, 13:33
(Saludo)
La pregunta que debemos responder hoy es: ¿Qué camino interesa más a la provincia: el inmovilismo o el cambio? No compartimos la autocomplacencia del discurso del presidente.
No podemos resignarnos a la alta tasa de paro que sufre esta provincia, especialmente las mujeres, los jóvenes y los mayores de 45 años.
No nos resignamos a no recuperar los derechos laborales perdidos.
No nos resignamos a una política económica que asfixia y crea más pobreza en vez de una política de inversión que genere prosperidad justa y bien repartida.
No admitimos que se diga que las cosas están mejor.
España está peor que en 2011, con más desigualdad, precariedad y desempleo por las decisiones equivocadas del PP.
En este contexto político y social, el cambio es inaplazable en la Diputación.
El presidente, Elías Bendodo, y el Partido Popular fracasan por inmovilistas, porque frenan el cambio en la provincia.
Usted, señor Bendodo, no quiere un cambio.
Empieza por incumplir el acuerdo que lo puso de presidente, el acuerdo con Ciudadanos.
Para nosotros el acuerdo de investidura tiene mucho valor.
Es nuestra obligación vigilar su cumplimiento porque ese acuerdo alejó la alternativa política en la institución liderada por el PSOE.
Contiene algunas de nuestras iniciativas y su cumplimiento demostrará el compromiso real de sus firmantes con el cambio. Señor Bendodo, usted no cumple ni con su socio.
El instrumento del cambio es el consenso.
Al presidente se le llena la boca con el consenso, pero la mayoría de las veces no llegamos al consenso porque no existe ni siquiera diálogo.
La mayoría de las veces el equipo de gobierno actúa como si tuviera mayoría absoluta.
Lo ha declarado el portavoz de Ciudadanos: van por libre cuando no necesitan sus votos. Es un síntoma más de la oposición a los cambios que tiene el Grupo Popular.
Cada pleno llegan asuntos urgentes sin pactar sobre cuestiones importantes o nos enteramos por sus discursos del acuerdo para instalar una franquicia privada vasca.
O por el Boletín Oficial sabemos de la privatización del Caminito del Rey, o de los trajes a medida para los gerentes de turismo.
Cuando algún grupo se abstiene, el PP impone su modelo, y cuando se adopta un acuerdo que no quiere, lo guarda en el cajón y duerme el sueño de los justos.
Ejemplo de esa falta de diálogo es el plan de acción de la empresa de turismo: no tuvo ningún voto a favor de la oposición, ni siquiera de su socio, Ciudadanos. El plan más importante de la economía provincial salió sin consenso.
Cuando ustedes practican el diálogo, el PSOE demuestra su capacidad de acuerdo.
Los grandes consensos han sido liderados por el Partido Socialista presentando alternativas.
Cuando negociamos el plan de asistencia y cooperación para mejorar la financiación de los municipios, el PSOE puso una oferta ambiciosa que la suya y al final hemos acordado entre todos un mejor plan para los próximos años.
Gracias a nuestra iniciativa los pueblos menores de 2.000 habitantes no van a pagar al Consorcio de Bomberos ni al de Residuos, donde tuvimos que tumbar los presupuestos para poder iniciar ese diálogo.
Es posible el acuerdo y el cambio.
Pero cuando no se habla, no hay pactos.
Estamos en un tiempo diferente sin mayoría absoluta en la Diputación y el diálogo debe primar.
No se han cambiado más asuntos por culpa del Partido Popular y del señor Bendodo.
Otro síntoma evidente de la oposición del PP al cambio es el incumplimiento de las mociones aprobadas o los acuerdos con los grupos que permitieron unos presupuestos que el PSOE rechazó.
Estoy seguro que a día de hoy que Málaga Ahora e Izquierda Unida ya no se abstendrían en la votación del presupuesto. Con el PP no se puede uno dejar llevar. No cumplen lo que prometen.
Y por parte de Ciudadanos, un voto afirmativo estaría más lejos a la vista de cómo el PP ningunea la mayoría de sus iniciativas: ¿dónde están los asuntos incluidos por Ciudadanos? Estamos a mitad de año y no hay nada.
Se incumplen esos acuerdos y se abandonan las competencias propias por otras que dan más lustre.
El presidente se centra en los grandes anuncios, las marcas y las sendas, pero se olvida de las principales y verdaderas competencias provinciales: tenemos pueblos con carreteras infames, las 18 depuradoras de la Serranía de Ronda están en el limbo del saneamiento, se olvidan de las reclamaciones de los ayuntamientos sobre disciplina urbanística, de la altísima morosidad en el Patronato de Recaudación, de pagar con celeridad las ayudas de emergencia social.
No hemos salido de la espiral de escándalos en este primer año de mandato provincial.
La política de personal ha sido un rosario de desaciertos sin que haya habido propósito de enmienda. Más bien todo lo contrario: usted, señor Bendodo, ha ido a más y ha hecho una recolocación general de gerentes y no ha dejado a nadie sin su sillón.
Queremos pensar que un presidente más implicado evitaría esta situación de freno. Sucede que el señor Bendodo tiene la cabeza puesta en el Ayuntamiento y tiene abandonada la Diputación. Está preocupado y ocupado en quitar a Francisco de la Torre de alcalde de Málaga y sucederlo. Ha querido llegar sin pasar por las urnas, mandando a De la Torre al Congreso. Pero el alcalde se olió la jugada y ahí sigue. Se la olió Ciudadanos también cuando incluyó una cláusula de permanencia en el acuerdo de investidura municipal. No se fiaban del señor Bendodo.
Que tenga la cabeza en el Ayuntamiento explica la campaña personal como candidato a la Alcaldía que despliega desde la Diputación. De ahí se explica que proponga crear un museo sobre la figura de Bernardo de Gálvez en la capital y no en Macharaviaya.
El señor Bendodo debe elegir entre ser el presidente de la Diputación o el candidato del PP a la alcaldía de Málaga. No puede pagar una campaña de imagen con el dinero de todos los malagueños.
Estamos ante una institución inestable. Por sus intenciones y porque el señor Bendodo sabe que no tiene garantizado terminar este mandato como presidente. No lo decimos nosotros, se lo advierte su propio socio de investidura.
Amigos y amigas de la corporación, el cambio es posible y debe venir de la mano de la alternativa política que representamos los grupos que sí queremos cambiar la Diputación.
El cambio podría ser más profundo, como reducir más el número de cargos de confianza, eliminar directores generales y garantizar que gerentes y habilitados nacionales sean nombrados por concurso. Para todo lo anterior solo se necesita voluntad política. Todos los gerentes podrían ser personal de la institución o de sus entes. Los cargos de confianza del gobierno podrían ser solo cinco.
Podemos hacer mucho más contra los desahucios, se puede asesorar mejor a las miles de familias que sufren problemas con sus viviendas porque existen los medios y los recursos, pero el PP las dirige a sus verdaderas prioridades. Vende más el Sabor a Málaga que los desahucios.
La Diputación tiene un parque de viviendas vacías en la provincia y la capital, que se podrían poner a disposición de esas familias con problemas.
Málaga Ahora sabe que la oficina de intermediación es insuficiente y que lo que aprobamos sobre desahucios no se acaba de llevar adelante.
Uno de los cambios inaplazables es el mecanismo de aprobación y pago de las ayudas de emergencia para suministros básicos. Ahí coincidimos con el grupo de Izquierda Unida. Actualmente se tardan meses en pagarlas y siguen siendo insuficientes.
Hablamos de desempleo pero esta Diputación no destina ni un céntimo para paliar los efectos del paro. La Junta ha destinado a esos programas más de 100 millones de euros en esta provincia, mientras que el Partido Popular en esta institución ha mirado para otro lado.
Ese cambio inaplazable comienza por que la plantilla de la Diputación y de sus entes recuperen los derechos perdidos con el Partido Popular.
Debe abrirse de nuevo la negociación para un nuevo acuerdo y convenio, recuperarse la jornada de 35 horas semanales de puertas para adentro, y de puertas para afuera esta Diputación debe retomar la concertación social con sindicatos y empresarios.
Ciudadanos sabe que la fusión de la fundación Madeca y de Ciedes ya estaría en proceso, así como la fusión de los consorcios de agua y residuos ya estaría en marcha con otro gobierno provincial.
La alternativa que proponemos se basa en un punto de partida: auditar, como hemos hecho en Torremolinos o Mijas con los grupos del cambio. Una auditoría que con el Partido Popular es imposible, ya lo hemos visto en la empresa de turismo.
Esta Diputación tiene plazas libres en sus centros sociales. Que tengamos claro que el PP con la auditoría que está realizando busca una justificación para recortar sus servicios o cerrarlas definitivamente. Proponemos utilizar sus plazas para mayores válidos de los pueblos, que es una competencia que no cubre ninguna otra administración.
Este cambio inaplazable se basa en la participación y la transparencia real.
Esta institución sanará cuando acabemos con la discrecionalidad en el reparto de ayudas y subvenciones, pues es el instrumento preferido del clientelismo.
Coincidimos con Ciudadanos, IU y Málaga Ahora que ésta no es la Diputación que queremos.
Nosotros no defendemos esta Diputación que gobierna ahora el señor Bendodo y el Partido Popular.
Queremos modernizar la Diputación sin mochilas, eliminar burocracia, duplicidades, quitar boato y privilegios históricos, centrarla en asistir a pequeños y medianos municipios.
El señor Bendodo se ve como un gobernador de la provincia antiguo y éste no es papel de la Diputación. Aquí toca repartir con justicia y equidad entre los pueblos pequeños, cohesionar los territorios y garantizar la igualdad.
El poder de transformación no reside en el presidente ni siquiera en este pleno, sino en los municipios, que son nuestra razón de ser.
Las fuerzas que representamos el cambio podemos hacerlo factible. No hablamos de sillones, sino de políticas.
Nuestra voluntad es de cambio.
No se trata de quitar a nadie.
Estamos en el punto de mira de las reformas y el PP se empecina en volver a los tiempos del pasado. En vez de gestionar la Diputación la convierte en una plataforma política para otros cargos, fomenta el clientelismo y ejerce la presidencia como una gobernatura provincial. No es el camino del cambio.
Podemos convertirnos en un ejemplo para toda España de Diputación moderna, austera, eficaz.
Ser el modelo que se contraponga a la idea arcaica de la Diputación.
Queremos un gobierno provincial que respete y cumpla lo que apruebe el pleno.
Queremos un gobierno que dialogue y no imponga, que escuche de verdad, que no tenga miedo a las reformas.
Un gobierno que confíe en la gente de la casa. No hace falta un gobierno de confianza venido de fuera.
Señoras y señores diputados, la respuesta a la pregunta entre cambio e inmovilismo es cambio. De los grupos de la alternativa depende ese cambio.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Santander, capital de tejedoras
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.