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SUR
Viernes, 15 de julio 2016, 01:35
Sando ha recibido un importante balón de oxígeno al refinanciar de nuevo su deuda bancaria, cifrada en 600 millones de euros, de forma que no tendrá que devolver el principal a finales de 2017, sino tres años más tarde, en 2020. La constructora malagueña ha alcanzado este acuerdo con 18 entidades acreedoras tras haber rebajado en casi mil millones su pasivo en los últimos seis años, según adelantó ayer 'Expansión'.
El acuerdo con los bancos cobra más relevancia si cabe en el contexto actual de paralización de la obra pública, ya que da tiempo extra a Sando para recuperarse de la caída de actividad, que la sitúa ahora en un tamaño cinco veces inferior al que llegó a alcanzar en la época del 'boom', cuando se situó en el selecto club de constructoras españolas con más de mil millones de euros de facturación.
La refinanciación, que es la tercera conseguida por Sando desde que empezó su particular 'via crucis' financiero en 2009, no sólo consiste en alargar el plazo de vencimiento de la deuda. También contempla una modificación de la naturaleza del pasivo: la mayor parte pasa de ser privilegiado a subordinado. Esto quiere decir que si la compañía no consiguiera cumplir en 2020 con los pagos estipulados, los bancos podrían convertir la deuda en acciones, aunque en ningún caso superarían el 40% del capital de Sando, que actualmente está 100% en manos de la familia Sánchez-Manzano. Esto supone además que todos los acreedores pasen a tener el mismo nivel y por tanto cobrarían a la vez. En caso de un hipotético concurso de acreedores, la deuda subordinada se sitúa detrás de la privilegiada y la ordinaria en orden de pago.
Desde la anterior refinanciación, firmada en 2012, el grupo constructor malagueño ha reducido en algo más de 100 millones de euros su deuda bancaria, principalmente a través de la venta de activos. Recientemente ha vendido algunas de sus participaciones en empresas como el 8,57% que tenía en la concesionaria del metro de Málaga o el 24,5% de la compañía tecnológica AT4 Wireless.
Cuando Sando acudió por primera vez a los bancos para pedirles una reestructuración de su deuda, en 2009, ésta ascendía a más de 1.500 millones de euros. La mayor parte estaba ligada al negocio inmobiliario, en el que la constructora malagueña se había embarcado con mucha ambición en años anteriores. El derrumbe del ladrillo fue lo que propició su crisis financiera, después agravada por la sequía de inversión en obra pública, que ha sido su negocio principal a lo largo de sus más de cuatro décadas de historia. En aquella ocasión, Sando redujo su deuda hasta los 1.066 millones. Pero en 2011 tuvo que buscar otra vez la comprensión de los bancos, que tras una larga negociación aceptaron, ya en 2012, quedarse con activos inmobiliarios a cambio de reducir el montante a cobrar en más de 360 millones de euros.
Aquellos 705 millones han quedado ahora reducidos a los 600 que se han refinanciado, gracias a las desinversiones que la compañía ha ido realizando en los últimos cuatro años. Ahora tiene otros cuatro para reunir el dinero para pagar sus deudas a la banca. Los responsables de la compañía confían en que el escenario de las infraestructuras vaya mejorando y, a la vez, están expandiendo su negocio de concesiones y y medio ambiente en el mercado internacional.
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