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El mercado sigue siendo un centro de referencia en el barrio del Molinillo.
La joya del Molinillo no sale del olvido

La joya del Molinillo no sale del olvido

La rehabilitación del mercado de Salamanca lleva cinco años pendiente de financiación

Francisco Jiménez

Domingo, 3 de julio 2016, 00:50

Desde el mostrador en el que lleva tres décadas despachando fruta, Paloma ha sido testigo directo del progresivo deterioro que ha venido padeciendo el mercado de Salamanca hasta presentar una imagen muy alejada de la que cabría esperar de una joya arquitectónica incluida en el catálogo general del Patrimonio Histórico Andaluz. El establecimiento se resiste a perder ese encanto y ese trato cercano que le caracteriza desde que abrió sus puertas en 1925, pero su esplendor sí que hace tiempo que empezó a apagarse a la espera de una rehabilitación integral que no acaba de hacerse realidad y que se pretende disimular, sin éxito, con continuos parches. «Da mucho coraje ver cómo está. Nuestra vida está aquí, vivimos de esto y, salvo unos apaños como pintar la puerta, aquí nadie se acuerda de la rehabilitación prometida, y no será porque no le hace falta. He pensado muchas veces en arreglar mi puesto por mi cuenta, pero ¿qué pasa si me gasto un dinero y luego resulta que hacen la obra completa?», comenta con resignación a la vez que recomienda unas picotas a una mujer que se acerca a uno de los puestos más coloridos (por la variedad de frutas) de este monumento de estilo neoárabe enclavado en el corazón del Molinillo y que debe su nombre al malagueño José María de Salamanca y Mayol, primer marqués de Salamanca que llegó a ser ministro de Hacienda en 1847 y que como empresario también promovió la construcción del barrio que lleva su apellido en Madrid.

«Sólo hay que echar un vistazo para ver cómo está y que se cae a pedazos. Si no lo arreglan, que al menos le den un lavado de cara. No pido más», se queja Francisco Rubio, otro veterano que entró a formar parte de la familia del mercado con 21 años cuando al terminar el servicio militar su padre le compró el puesto de pescado que, 30 años después, todavía regenta. «Hay dinero para todo menos para arreglarlo de una vez», remarca apuntando con su dedo al interior de la galería comercial, de suelo ennegrecido e irregular, zócalos desgastados, paredes por las que los años no han pasado en balde y un aspecto de degradación generalizado. Pese a su indignación, no le falta razón a este pescadero, ya que la ausencia de financiación es la responsable de que el proyecto de rehabilitación para subsanar su larga lista de desperfectos y recuperar en la medida de lo posible su impronta original lleve cinco años guardado en algún cajón del Ayuntamiento.

Una actuación de envergadura que ansían los comerciantes de los 42 puestos que lo conforman, pero que también anhelan los negocios del entorno, conscientes del efecto contagio que la revitalización del zoco puede generar en un barrio con una tradicional pujanza comercial, ahora venida a menos. «El mercado atrae a mucha gente, y si lo arreglan seguro que también vendrán más turistas», apunta Juan, criado en el barrio y empleado de una cafetería de la zona. «¡Mire cómo ha quedado el de Atarazanas!», precisa José Ruiz mientras prepara el género en su puesto de pescado.

Pero más allá del aspecto estético y de las posibilidades de regeneración económica y social, hay otro aspecto que también preocupa a los comerciantes del mercado: la presencia de amianto en toda la cubierta exterior. «Nos dicen que no es perjudicial mientras no esté deteriorado o se manipule, pero ahí sigue», expone Toñi Tovar, presidenta de la asociación de comerciantes de este mercado, cuya última intervención de calado se llevó a cabo en 1992 con la construcción de las galerías exteriores adosadas en los laterales, desvirtuando «de manera muy notable y difícilmente reversible», según advierten desde la Gerencia Municipal de Urbanismo la composición original diseñada siete décadas antes por el arquitecto Daniel Rubio y concluida en 1925 por Fernando Guerrero Strachan.

Recuperar la impronta original

  • Corregir los desperfectos actuales, recuperar la esencia del proyecto original y adaptar el edificio a las necesidades funcionales y normativas actuales. Grosso modo, en eso consiste el proyecto de rehabilitación del mercado de Salamanca, que afecta a la práctica totalidad del inmueble cubiertas, estructuras, fachadas exteriores e interiores, zonas comunes, urbanización exterior, instalaciones generales y remodelación integral de los puestos de venta. Una de las actuaciones más llamativas será la eliminación de la planta creada (se desconoce la fecha) sobre la actual conserjería y varios puestos y la reconstrucción de la cubierta abovedada conforme a su diseño original; así como la reconstrucción de elementos de la fachada que fueron eliminados (zócalos, cerrajería, huecos,...) y la recuperación de la gama cromática original. Además, la actuación también contempla el acondicionamiento de las galerías adosadas a los puestos exteriores, la homogeneización de todos los negocios, la renovación integral del pavimento, la retirada de todo el cableado grapado a las fachadas, la instalación de un nuevo sistema de alumbrado general y artístico, y una mejora de la iluminación natural y la ventilación de la nave central mediante lucernarios acristalados.

Después de dos intentos fallidos (2011 y 2014) para que el Ministerio de Fomento subvencionara parte de la rehabilitación con cargo al 1% cultural como sí que concedió para el Mercado de Atarazanas, en el Área de Reactivación Económica del Ayuntamiento mantienen abiertas dos posibles vías de financiación para ejecutar una obra presupuestada en 1,65 millones. Una inversión en la que ya está incluidos los 415.555 euros para habilitar un mercado provisional en el espacio colindante (calle Salomón) al que se trasladarían en los negocios en dos fases para no tener que cerrar durante los 15 meses que aproximadamente durarían los trabajos. Todos los trámites administrativos están listos a la espera de que esa disponibilidad presupuestaria sea una realidad. De momento, las miras están puestas en la nueva convocatoria de fondos europeos, en la que la rehabilitación del zoco figura dentro del paquete de proyectos presentados por el Ayuntamiento para cofinanciarlos con dinero de Bruselas, entre los que también aparecen otras actuaciones de envergadura como la peatonalización del lateral sur de la Alameda Principal, el soterramiento de la avenida Cánovas del Castillo o la remodelación de las calles Carretería y Álamos. El Ministerio de Hacienda es el organismo que decide en qué se gastan estos fondos comunitarios y el que fijará la cuantía que percibirá la ciudad, una incógnita que se despejará, si no hay retrasos, en cuestión de semanas. A partir de ese momento, será el Consistorio el que establezca un orden de prioridades.

De forma paralela, la Administración municipal también ha mantenido contactos con la empresa pública estatal Mercasa para analizar la posibilidad de participar en el proyecto. De hecho, el pasado mes de abril visitó las instalaciones su director de Estrategia y Operaciones, Pablo González, aunque desde entonces no ha habido novedades, fundamentalmente porque todo está sujeto a que se constituya el nuevo Gobierno central. En caso de fallar ambos intentos, en el Consistorio se plantearían la posibilidad de asumir toda la obra con fondos propios, aunque de momento eso es mucho presuponer.

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