
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Juan Soto
Martes, 17 de mayo 2016, 00:23
El día a día en el mercado de la Merced se ha convertido en un enfrentamiento constante entre los empresarios. Tras meses de un disimulado tira y afloja, los comerciantes del tradicional recinto de abastos han estallado contra los responsables de la zona gourmet, a quienes acusan de tratarlos «como invitados» y de no dejarles utilizar ninguna de las grandes cristaleras que dan acceso al recinto.
Pese a convivir en el mismo edificio, ambos espacios funcionan de forma independiente hasta el punto de haberse creado una imaginaria línea continua que divide a los empresarios... y a los clientes. Según denuncian los propietarios del mercado más tradicional, en la parte del gourmet «ponen problemas a quienes tratan de entrar con un carrito por la cristalera, e incluso les obligan a dar la vuelta». Por contra, sostienen que los del área de alta cocina «sí se aprovechan de la zona del mercado tradicional para poner mesas y sillas los fines de semana».
Aunque la mayor parte de los empresarios prefieren mantenerse en el anonimato por temor a represalias, la presidenta del mercado, Ana María Cebrián asegura que ha llegado el momento de hablar y decir todo lo que están sufriendo desde que abrieron las puertas del renovado recinto. «Hemos estado callados por temor a que no nos paguen, ya que aún nos deben cuatro mensualidades, pero ya no podemos más», sostiene.
La gota que ha colmado el vaso en esta tirante relación han sido unos carteles que colgaron la semana pasada en el interior del recinto en el que se recordaba a los clientes que sólo podían hacer uso de las mesas si consumían en la zona gourmet. «Si compran un paquete de patatas o un papelón de lomo los echan sin ningún miramiento», se quejan. «Por culpa de este tipo de actuaciones estamos perdiendo muchos clientes; y eso por no hablar de los que no han vuelto tras la apertura», añaden.
Ana María Cebrián recuerda que el proyecto inicial incluía la instalación de una cristalera para separar ambas estancias, pero que finalmente no la pusieron «por falta de dinero» y ahora se aprovechan de ello. «A nosotros nos obligan a entrar por nuestra zona, pero para realizar ellos la carga y descarga se pasean por nuestros pasillos como si nada».
Cansados de que nadie les dé soluciones, los comerciantes han redactado un escrito en el que piden paciencia a sus clientes: «Hacemos un llamamiento a todas las personas que, indignadas por los acontecimientos, no están viniendo a hacer la compra. Queremos pedirles que vuelvan porque somos los mismos comerciantes, con los mismos precios, la misma calidad y os echamos de menos», explican en la misiva.
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