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Imagen de las inmediaciones de una sala de música de Málaga tras un fin de semana.
Suspenso en limpieza, ¿y en civismo?

Suspenso en limpieza, ¿y en civismo?

El informe conocido esta semana demuestra que estamos ante dos asignaturas pendientes

José Manuel Alday

Lunes, 4 de mayo 2015, 13:12

Esta semana hemos conocido algo que ya sabíamos. Y es que los malagueños le dan un suspenso a la labor que desempeña Limasa en la limpieza de la ciudad, con 45 puntos sobre un máximo de 100, según un informe de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). Y eso, como ya ha quedado más que claramente reflejado en este periódico durante estos días, pese a que Málaga es de las ciudades que más pagan por el servicio de limpieza, con una media de 74 euros anuales por habitante, sólo superado por las grandes capitales como Barcelona (107) y Madrid (78) y muy por encima de la media, establecida en 54 euros. Así que mal que nos pese, Málaga ocupa el puesto 52.º con los citados 45 puntos, muy lejos de los 82 con los que Oviedo encabeza la lista e incluso bastante por debajo de la media, situada en 54.

Parece claro, incluso para el Ayuntamiento y para los propios trabajadores de Limasa, que el estado de los barrios es claramente mejorable. Los urbanistas y expertos en medio ambiente y sostenibilidad consultados por este periódico sostienen que la limpieza en Málaga sólo mejorará «con una gestión más eficiente de los recursos disponibles y con una mayor implicación de la población para acabar con actitudes incívicas». Algo en lo que repara Nuria, que dice que lo que ocurre «es que tenemos una falta de educación y de civismo tremenda, ya sea al dejar los excrementos de los perros en las aceras, ensuciar las calles con papeles, colillas, escupitajos, pintando las paredes o destrozando los jardines sin ton si son». «Es un problema de falta de educación, algo que hay que inculcar en la familia, en la escuela y en todos los sitios». Manuel Sánchez opina que el alcalde de la ciudad tiene razón al señalar que «los papeles y las pipas no caen solas al suelo». «Entre que los ciudadanos ensuciamos y que algunos van con los carritos de basura y solo lo pasean y no recogen nada, se junta el hambre con las ganas de comer», señala. Para Anaya Díez, lo de la limpieza en esta ciudad «es una batalla perdida».

«Me extraña que en esa encuesta no se refleje cual es el comportamiento del ciudadano, porque entonces habría que ponerle un cero», dice. «Donde yo vivo se limpia la zona pero al poco tiempo está la calle muy sucia». Antonio Ponce denuncia, por ejemplo, que en la plaza Basconia, alrededor del edificio de la torre allí ubicado, y en las aceras de Echeverría «siempre las mismas personas y a la misma hora acuden allí y ponen sus perros a defecar sin recoger sus excrementos. Y no se denuncia a nadie». María Josefa León propone, por su parte, una idea para contribuir a que las calles estén más limpias: «Que los bares pongan algún recipiente donde se echen las servilletas, ya que todo el mundo las deja encima de las mesas y en cuento sopla un poco de brisa caen al suelo».

Limpieza y civismo no alcanzan buena nota en Málaga.

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