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Pilar Martínez
Martes, 3 de marzo 2015, 08:47
Luz verde de Urbanismo para dar forma al que será el primer hotel gran lujo de la capital malagueña. El Gran Hotel Miramar cuenta ya con la licencia de obra mayor, un trámite que finalmente llega con algo de retraso y tras un proceso más complicado del previsto. La propia empresa propietaria, Hoteles Santos, se hará cargo de acometer el proyecto, diseñado por el Estudio Seguí Arquitectura y Planeamiento, que dirige José Seguí. Disponer de esta aprobación supone poder establecer con mayor certeza que dicha cadena hotelera abrirá antes de que finalice 2016 el primer cinco estrellas gran lujo de Málaga, en el que invertirá unos 65 millones. Tendrá 196 habitaciones, once suites con estancias familiares, guardería, capacidad para eventos de mil personas, spa, piscina climatizada y aparcamiento con 109 plazas, según apunta el arquitecto Seguí.
«La obtención de la licencia de obras ha sido un proceso administrativo difícil y complicado, debido a la actual estricta normativa de protección que tiene el edificio», precisa. En este sentido recuerda: «Hoteles Santos adquirió el inmueble a través de un concurso público convocado por las Consejerías de Economía y de Turismo en el año 2008, y pocos meses después de dicha venta del edificio sería la propia Junta de Andalucía la que a través de su Consejería de Cultura iniciaba la incoación de un expediente de protección como Bien de Catalogación General en su Catálogo del Patrimonio Histórico Andaluz. Teniendo en cuenta que esta cadena adquirió y recepcionó el edificio con profundas transformaciones debidas al anterior uso de Palacio de Justicia, esta protección posterior a la venta ha obligado a una compleja y minuciosa rehabilitación que ha retrasado y encarecido sustancialmente el proyecto». Como ejemplo de la complejidad, añade que se han tenido que demoler más de 700 metros cuadrados de superficies añadidas, que se habían realizado mediante forjados intermedios en los espacios originales del que a principios del siglo pasado ya fue un ilustre hotel.
Además, precisa que desde el inicio de las actuaciones previas a esta licencia «se han recuperado numerosas decoraciones interiores y elementos de pórticos de las fachadas que fueron destruidos en la anterior rehabilitación para convertirlo en Palacio de Justicia y el importante jardín de su fachada sur que fue sustituido por un aparcamiento asfaltado en superficie, además de todas las exigencias que este nuevo expediente de protección nos obligaba».
Estas obras despiertan gran interés entre los vecinos de la zona, que esperan como agua de mayo la puesta en funcionamiento de un establecimiento que supondrá un elemento clave de revitalización de la zona. Más de uno, a diario, recorre la valla y mira entre las rendijas el avance de los trabajos, que a partir de ahora supondrán el pistoletazo de salida para la construcción del Gran Hotel Miramar. Sobre los nuevos plazos que se pueden establecer, ya con la licencia de obra en la mano, el arquitecto José Seguí confirma: «ya podríamos establecer un plazo razonable para inaugurar el hotel. Teniendo en consideración la muy difícil y complicada rehabilitación técnica que nos espera, y siguiendo los deseos de la propiedad, podríamos estimar que para antes de que finalice el próximo 2016 podrían estar totalmente acabadas las obras y poder inaugurar este importante equipamiento hotelero».
La licencia supone que el proyecto llega a la parte más compleja y difícil. Se trata de la rehabilitación del propio edificio del hotel. «Nuestro principal objetivo será recuperar las trazas originales del proyecto del arquitecto Fernando Guerrero Strachan y las decoraciones del pintor Enrique Jaraba, integrando lógicamente todas las exigencias tecnológicas y de confort que exige un edificio de estas características. Las condiciones de su categoría de cinco estrellas gran lujo, nos obligarán a integrar el pasado con el presente, dando como resultado una serie de espacios que serán sorprendentes y mágicos», dice. Y es que califica de «emocionante haber podido comprobar como anulando los muchos añadidos y modificaciones que sufrió el edificio en su anterior etapa de Palacio de Justicia, se iban descubriendo las trazas originales del hotel para cuyo uso fue proyectado y construido, recuperando así su original y espectacular identidad hotelera». Eso sí de este primer uso han pasado ya cerca de cien años. «Algo más podemos aportar desde nuestra visión actual de la arquitectura, lógicamente garantizando su integración con las trazas heredadas», añade.
Las obras generarán unos doscientos empleos. Estos profesionales tendrán que hacer frente a las actuaciones más complejas, entre las que destaca los refuerzos de la estructura, que será necesario realizar para fortalecer la seguridad del edificio, así como el conjunto de sus diferentes instalaciones para cumplir con una compleja normativa que garantice su más correcto funcionamiento. Pero además, deberán llevar a cabo la labor de recomponer sus elementos arquitectónicos exteriores e interiores y decoraciones originales. «Se trata de reinterpretar el pasado desde la modernidad del presente, mediante incorporación de diseño y tecnologías de última generación», advierte.
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