«Han querido arruinarnos la vida»

Las puertas de la Ciudad de la Justicia volvieron a convertirse ayer en un escenario de celebración para tres de los cinco detenidos en el caso de la supuesta violación a una chica de 20 años en el real. Si el martes los arrestados mayores de edad eran recibidos con vítores y gritos de «¡Inocentes, inocentes!» una vez que la jueza decidió ponerlos en libertad con cargos, ayer a mediodía la escena se repitió cuando la magistrada acordó el archivo provisional de la causa.

Más tranquilos que el día anterior, pero aún con la tensión de las últimas horas en sus rostros, Juan Antonio, Miguel Ángel y Jorge quisieron insistir en su versión de los hechos. «Nos han querido arruinar la vida», afirmaron. «Esto que nos ha pasado no se lo deseamos a nadie», zanjó Juan Antonio, que después de este episodio admite que tiene «miedo y vergüenza» de salir a la calle porque, a su juicio, se sienten «amenazados». «La justicia tiene que ser igual tanto para la mujer como para el hombre. Hemos estado en un calabozo 72 horas y a esto no hay derecho», se quejó el joven.

Su compañero Miguel Ángel fue más allá y se refirió al «maltrato psicológico» que ha supuesto para ellos el estar «encerrados». «Desde el primer momento nos han tratado como a violadores siendo inocentes y ni nos han dado de comer». «Todo el mundo nos mira raro y hemos recibido amenazas de muerte. Estamos destrozados», insistió.

De otra parte, los tres detenidos aprovecharon sus primeros minutos en libertad para acordarse de «los que nos han apoyado». «Queremos dar las gracias a la jueza, no a un juez, sino a una jueza que es la que ha hecho que estemos aquí en la calle», añadió Juan Antonio, que extendió el capítulo de agradecimientos al fiscal, a los feriantes que han testificado a su favor y sobre todo a sus vecinos de La Corta, que han estado a las puertas de la Ciudad de la Justicia hasta que han quedado en libertad y que han repetido a todos los que quisieron escucharlos que «los chavales son inocentes, sanos y deportistas», en palabras del padre de uno de ellos, que el martes no dudó en trasladarse con toda su familia a los juzgados a la espera de noticias.

Jorge, el tercero de ellos, no quiso pasar por alto el valor de los testimonios que aportaron los feriantes para esclarecer los hechos: «Ellos contaron que nos vieron con la chavala y que no hubo nada forzado». Los jóvenes no quisieron abundar más en el relato, «porque ya lo hemos contado bastante y, cuanto más hemos dicho la verdad, peor nos han tratado», añadió Miguel Ángel. «Lo único que queremos es descansar. No nos quedan fuerzas ni para hablar», concluyeron.