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Donald Trump, con los bebés Evelyn y Kellen, en Castle Rock (Colorado). :: john mahoney / afp
Trump se interesa por las armas nucleares

Trump se interesa por las armas nucleares

El 'no' del magnate a apoyar a significados líderes republicanos desespera al partido, que apela a sus hijos para llamarlo al orden

MERCEDES GALLEGO

Jueves, 4 de agosto 2016, 00:19

Errático, impredecible, grosero... De este modo se ha comportado Donald Trump desde el principio de su campaña para la presidencia de EE UU, pero cada día que pasa pone más a prueba la capacidad de aguante del partido que lo ha engendrado. Ayer, el pánico a que el candidato kamikaze estrelle a la formación conservadora ya se había apoderado de la formación. Hasta el punto de que, según varios medios, su presidente, Reince Priebus, buscaba desesperadamente la mediación de los hijos del multimillonario para convencerle de que se centre en su mensaje electoral, con la ayuda del exalcalde de Nueva York Rudy Giuliani y el ex portavoz del Congreso Newt Gingrich.

  • uMeg Whitman. La presidenta ejecutiva de Hewlett Packard, una destacada donante conservadora, hizo público ayer su apoyo a la candidata demócrata, Hillary Clinton, a cuya campaña prometió «una considerable» donación para impedir la victoria de un aspirante que «explota el odio, la xenofobia y la división racial».

  • uOtros grandes nombres. Antes que Whitman, el empresario y exalcalde republicano de Nueva York Michael Bloomberg -que incluso intervino en la reciente convención demócrata de Filadelfia- y el dueño del equipo de baloncesto de la NBA Dallas Mavericks, Mark Cuban, renegaron del nominado republicano y traspasaron su apoyo a Clinton.

Trump mantiene desde hace cinco días un pulso en la arena pública con el matrimonio formado por Khizr y Ghazala Khan, padres de un soldado musulmán que murió en Irak en 2004 después de proteger a sus compañeros de un ataque con coche bomba. El magnate ha perdido la batalla porque, frente a sus manotazos deslenguados, los Khan siempre ha mantenido la compostura, entrevista tras entrevista, con sentidos comentarios que iban directos al corazón de la América patriota a la que Trump quiere supuestamente representar. Y, de camino, también ha perdido al partido que lo ha situado en el camino de la Casa Blanca.

El candidato republicano se negó el martes a apoyar al portavoz del Congreso, Paul Ryan, en las primarias que disputará el martes en Wisconsin. «Todavía no estoy listo (para apoyarle)», dijo, parafraseando sarcásticamente al propio Ryan, que se resistió de manera visible a aceptar a Trump como el nominado.

La bomba de Ryan

Ryan, congresista de Wisconsin, goza de un 84% de popularidad entre republicanos e independientes, así que no necesita el apoyo de Trump para revalidar su escaño en noviembre, pero la humillación pública ha estallado como una bomba en la formación conservadora. El multimillonario neoyorquino, que el martes expulsó de uno de sus mítines a una madre con un bebé que lloraba, también se ha negado a apoyar al senador John McCain en su propia contienda. El exprisionero en Vietnam y presidente del Comité de Servicios Armados del Senado emitió el lunes un cuidadoso comunicado en favor de los Khan, en el que pedía al candidato de su partido que «sirva de ejemplo de lo que el país puede representar». McCain aclaraba que no se siente «moralmente superior a Donald Trump», pero eso no fue suficiente para apaciguar al magnate, que sólo distingue entre el 'estás conmigo o contra mí' de los fanáticos.

Incluso el que eligió como su aspirante a vicepresidente, Mike Pence, tuvo que pedirle permiso para salir en apoyo de su «viejo amigo Paul Ryan», al que calificó de «fuerte líder conservador».

Como consecuencia de este proceder fascista y poco ortodoxo, continuaba ayer el goteo de pesos pesados del partido que han decidido abandonar la formación y justifican este paso por amor a su país. Si Trump gana las elecciones el 8 de noviembre, Barack Obama tendrá que traspasar la famosa maleta con los códigos nucleares a un hombre al que tachó el martes públicamente de «no apto» para presidir el país. Prueba del peligro de una Casa Blanca en manos de Trump es el interés que demuestra por saber por qué no puede usar el maletín. Según el presentador de MSNBC Joe Scarborough, hace unos meses el aspirante republicano mantuvo una reunión informativa con un alto experto en política internacional al que preguntó en tres ocasiones en el plazo de una hora por qué EE UU no puede emplear esas armas «si las tiene».

Escuchaba muy serio estas revelaciones el general retirado de cuatro estrellas Michael Hayden, que fue director de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) con Bill Clinton y George W. Bush, así como máximo responsable de la CIA de George W. Bush y Barack Obama. Se sabe que el alto militar no es fan de Hillary Clinton, pero ayer afirmó también que nadie en su entorno asesora a Trump.

Scaborough quería saber qué salvaguardas existen para impedir que un presidente «inestable» lance un ataque nuclear contra otro país, a lo que Hayden contestó con una frase funesta: «El comandante en jefe es el comandante en jefe. El sistema se creó para actuar con velocidad y decisión, no para debatir».

Examen mental previo

La congresista Karen Bass puso en marcha ayer una petición para obligar al nominado presidencial a que se someta a un examen mental antes de poder ser investido presidente. El general Hayden cree que antes de que llegara a plantearse un escenario nuclear explotaría «una crisis entre militares y civiles», afirmó, «porque normalmente los militares transfieren la toma de decisiones al mando civil, así que esto pondrá a prueba esa confianza y el tejido de esas relaciones que deciden el control». Para Hayden, Trump es un candidato «errático, inconsistente e impredecible», características «peligrosas que asustan a tus amigos y tientan a tus enemigos. Es posible que no vote en estas elecciones», advirtió.

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