![El incensario](https://s2.ppllstatics.com/diariosur/www/multimedia/201711/20/media/cortadas/118624786--624x416.jpg)
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A. OJEDA
RONDA.
Lunes, 20 de noviembre 2017, 01:14
El incensario es uno de los elementos más característicos de cuantos portan los acólitos en las procesiones y celebraciones eucarísticas. Se trata de un recipiente adaptado por la Iglesia para su uso litúrgico que se utiliza para quemar el incienso. Según se recoge en algunos documentos históricos, los primeros incensarios tuvieron forma de urna con tapa perforada y eran manejados con tres o cuatro cadenillas que se enlazaban en un elemento central. Una configuración muy similar a la que aún a día de hoy se sigue utilizando para su ejecución.
A aquellos acólitos que portan los incensarios durante la eucaristía o en el cortejo de las procesiones se les conoce como turiferarios. Su número no suele ser muy amplio y oscila entre los dos -la cifra más habitual en la mayoría de las hermandades- y los cuatro -solo en casos más concretos- por cada uno de los pasos, siendo su presencia más limitada en las celebraciones de la misa, donde suele utilizarse solo uno.
La relación entre el incienso y la Iglesia se remonta al Nuevo Testamento, donde se recogen hasta cuatro menciones diferentes. Entre ellas, la más popular es la del Evangelio de Mateo -la adoración de los Reyes Magos-, aunque también se aprecian en el de Lucas, en la Epístola a los Hebreos y en el Apocalipsis. Desde entonces se ha empleado en las celebraciones litúrgicas, sugiriendo el misal romano su uso durante la procesión de entrada y al comienzo de la misa para incensar el altar, en la proclamación del evangelio, el ofertorio y la consagración, así como en el saludo final en forma de salve a la Virgen.
Uno de sus usos más extendidos es durante las estaciones de penitencia o procesiones, donde la nube de incienso que se genera dota de solemnidad el paso de las imágenes por las calles de la ciudad. Una estampa tan característica como la del propio aroma que emana de los incensarios y que lo hace uno de los olores más inconfundibles de toda la Semana Santa. Junto al incensario es imprescindible el uso de la naveta, un recipiente de metal plateado en el que se porta el incienso. En la elaboración de estas piezas suelen utilizarse diseños más particulares, de hecho muchos de ellos pueden observarse en los propios cortejos de las hermandades rondeñas con auténticos guiños a la ciudad, incluyendo monumentos tan emblemáticos como el Tajo de Ronda.
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