«Lo rodeamos al ver que cogía a nuestra amiga en volandas y la tiraba al suelo»

Noche de Reyes, Ronda, una y media de la madrugada. Un hombre aborda a una chica y le baja la ropa con la supuesta intención de violarla. «Lo rodeamos al ver que la cogía en volandas y la tiraba al suelo», afirma una de las amigas de la víctima, que tuvo al presunto agresor sexual a menos de un metro. «Quise abalanzarme sobre él para apartarlo, pero me daba miedo que llevase un arma. Llamamos a la policía y no dejamos de gritarle que la soltara».

Una de las jóvenes que actuó, que pide mantenerse en el anonimato, sobre todo para proteger a su amiga, reconstruye los hechos. «Acabábamos de salir. Íbamos cinco chicas y estábamos en una esquina de la calle Carrera Espinel, más conocida como La Bola esperando a la sexta. Entonces apareció él, a tres metros de distancia, mirándonos fijamente. Y empezó a acercarse», relata.

Las muchachas echaron a andar. Las cuatro primeras aceleraron el paso, pero la quinta la víctima se quedó un poco más rezagada. «El hombre comenzó a perseguirla y ella le dijo que la dejara en paz o llamaría a la policía», relata la testigo, que caminaba unos metros por delante; entonces, oyó los gritos de otra de sus amigas. «Al girarme añade vi cómo la levantaba y la tiraba al suelo de forma violenta».

Las chicas se acercaron al lugar donde estaba su amiga. «Nos pusimos muy nerviosas. Le gritábamos: ¡Suéltala, por favor, suéltala! Estábamos muy cerca, a apenas un metro, pero no se quitaba de encima. Era muy violento». Pensaban que el individuo llevaba una navaja y podía agredirlas a ellas también, según cuenta.

Lo rodearon entre todas mientras llegaban las patrullas. «Todo fue muy rápido. Apareció un hombre que iba con dos chicas y me preguntó: ¿Esa persona es su pareja?. Le contesté que no y se enfrentó un poco a él, pero el sujeto seguía con una agresividad increíble. Le decíamos que la soltara y no había forma. Antes de que ocurriera algo más, apareció la policía».

A prisión

Los agentes habían recibido varios avisos, entre otros el de un taxista que pasaba por allí, y al que una de las chicas pidió ayuda. Redujeron al sospechoso y le leyeron los derechos por un presunto delito de agresión sexual. El detenido, español, de 42 años, fue conducido a comisaría. El miércoles de la semana, el titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Ronda decretó el ingreso en prisión del acusado, apoyándose en su confesión y en las declaraciones de los testigos. «Empleó violencia en su acción, causando lesiones a la denunciante», dice literalmente el auto, al que ha tenido acceso SUR, en el que se subraya la necesidad de su encarcelamiento para «evitar la reiteración delictiva».

En la resolución, el juez ordena su ingreso en un centro penitenciario psiquiátrico, ya que el imputado tiene diagnosticado un trastorno bipolar. Según el informe forense, el día de los hechos pudo encontrarse en descompensación, lo que implicaría «la grave disminución de sus capacidades intelectivas y volitivas». El abogado rondeño Rafael Lara López, que asistió al detenido, considera que no es un delincuente, sino «un enfermo mental que presuntamente ha cometido un delito».