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l. m. r.
Domingo, 27 de marzo 2016, 00:03
Iedisa es el ejemplo de que en un sector maduro como la construcción hay un enorme potencial de innovación. Su fundador, el ingeniero químico Antonio León, dejó en 2006 una de las principales compañías andaluzas de fabricación de pinturas para desarrollar un producto ecológico. Tras ensayar con diversas opciones, se alió con el empresario de Morón Isidoro Gordillo (propietario de Cales Gordillo) y con la firma murciana Graphenano para lanzar una pintura elaborada a base de cal artesana a la que se le añade grafeno en fibra, un material nanotecnológico de última generación. «No tiene compuestos orgánicos volátiles ni metálicos pesados, ni sustancias tóxicas nocivas, y además se comporta de manera sorprendente ya que el grafeno actúa como una malla de soporte a nivel molecular», indica el empresario.
Esta iniciativa comenzó a andar en 2010 y ha sido en este último ejercicio cuando se ha consagrado en el mercado. «Hemos logrado en 2015 unos ingresos de dos millones de euros y en 2016 la previsión es alcanzar los seis millones», apunta León. Sus pinturas que comercializa bajo la marca Graphenstone visten ya el Museo de Bellas Artes de Sevilla, promociones de viviendas de Alemania e incluso la tienda de Zara en Broadway. A corto plazo, la compañía está consolidando su salida al exterior. Ya cuenta con una cartera de contratos valorados en 100 millones de euros para los próximos cuatro años, con clientes en Corea del Sur, Japón, Alemania, China o Estados Unidos. Para esta expansión está utilizando en algunos casos la ayuda de socios. «Vamos a levantar una fábrica en Panamá para atender a diez países latinoamericanos con el respaldo de un fondo de inversión español», remarca León. Aun así, no tiene previsto buscar socios para la sociedad matriz (Iedisa está compartida al 50% por Antonio León y Graphenano). Para llegar a todo el mercado europeo está en plena construcción una nueva fábrica en el Viso del Alcor. Hasta ahora su capacidad de producción es de dos millones de kilos de pintura al mes, una capacidad que multiplicará por cuatro en los próximos meses tras invertir 2,5 millones de euros.
Aunque Graphenstone tiene un enorme potencial (prevé lanzar nuevas gamas de colores), el objetivo de la empresa andaluza es ir más lejos. «Nuestra intención es que exista un producto de cal y grafeno para todo lo que envuelve la estructura de un edificio, para lo que estamos lanzando líneas en productos como el azulejo o la encimera». La pasada semana esta pintura recibió el certificado estadounidense Cradle to Cradle (en la categoría oro). «Con este sello se reconoce que Graphenstone es totalmente sostenible, con lo cual reforzamos nuestra imagen ante nuestros prescriptores, que son los arquitectos».
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