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J. J. Buiza
Lunes, 28 de marzo 2016, 00:44
El negocio de los centros de formación siempre ha tenido cuatro patas: refuerzo educativo, idiomas, oposiciones y cursos para desempleados. Esta última está coja desde que en 2011 la Junta de Andalucía paralizara todos sus programas, en medio de los escándalos y el descontrol burocrático, lo que ha puesto en jaque a un sector que dependía entre un 70% y un 80% de esos fondos de ayuda a la formación.
Es aproximadamente el número de centros de formación acreditados que puede haber en la provincia, la mitad que hace tres años.
del negocio del sector de la formación puede proceder de las clases de refuerzo educativo, según estimaciones de CECAP.
millones de euros. Es lo que calcula CECAP que debe la Junta de Andalucía a los centros de formación de la comunidad.
Para compensarlo, algunas academias y centros han redoblado su apuesta por el mercado particular y las clases de apoyo a los estudiantes, aunque ha habido muchas que se han quedado por el camino. «En su día podía haber hasta 300 centros acreditados en la provincia. Hoy somos la mitad», subraya Beatriz Barbeyto, presidenta de Acepma-CECAP Málaga (la Confederación Española de Centros de Formación).
En la provincia no ha habido cierres sonados. Las principales empresas del ramo siguen en liza, aunque han emprendido importantes recortes de gastos y reestructuraciones de personal. El empleo se ha reducido en más del 50% y los pequeños centros de estudios han sido los que más han sufrido la crisis. Muchos han desaparecido o se han pasado a la economía sumergida. También alguna franquicia, como Acadomia, la marca francesa especializada en el envío de profesores a domicilio y que llegó a tener su sede para España en Málaga, ha caído en desgracia.
Barbeyto afirma que las clases particulares pueden suponer todavía entre el 20 % y el 30% del nicho de mercado, aunque el intrusismo y las visitas a domicilio (y sin declarar) todavía frenan con fuerza este área. La tasa de abandono escolar en Málaga y en Andalucía continúa estando cinco puntos por encima de la media nacional.
«Es una formación que se sigue demandando, pero también ha habido muchas empresas que se han volcado en los idiomas o en las oposiciones, que están funcionando bien», comenta la presidenta de CECAP Málaga.
Así las cosas, cada vez son más los negocios que apuestan por innovar y ofertar métodos originales o pioneros, buscando ganar músculo frente a una competencia que ofrece lo mismo de siempre. Beatriz Barbeyto señala que donde se está invirtiendo más es en la teleformación, sobre todo desde que desde enero de este año se haya cortado de raíz la llamada formación a distancia, esa que enviaba los libros y material, exámenes incluidos, al domicilio del estudiante. «Siempre digo que el gran reto de la educación en los próximos años es la incorporación de forma útil e inteligente de la tecnología para mejorar el rendimiento de los alumnos», apunta por su parte Javier Arroyo, uno de los socios de la plataforma Smartick.
Varios son los ejemplos de proyectos innovadores en este campo. Este mismo año, el Mobile World Congress galardonaba a la aplicación española Sharing Academy, una 'start up' que permite a los estudiantes intercambiar clases particulares y localizar a profesores de diferentes asignaturas.
Smartick es por su parte una aplicación 'made in Málaga' creada por Javier Arroyo y Daniel González que en pocos años se ha hecho con un mercado de más de 7.000 alumnos (25.000 ya la han utilizado) y está presente en 42 países. Apuesta por un método de sesiones cortas diarias (unos 15 minutos) para facilitar el aprendizaje de una de las asignaturas malditas entre el alumnado: las matemáticas. Va dirigido al rango entre los 4 y los 14 años.
«Sirve tanto para niños que necesitan refuerzo como para aquellos que buscan ampliar conocimientos porque cada uno avanza a su propio ritmo, de manera totalmente personalizada. Nuestros alumnos se suscriben a Smartick para hacerlo en casa. Recibimos muchos testimonios de padres que nos agradecen cómo sus hijos han conseguido interesarse por las matemáticas y están mejorando notablemente sus notas. Desde el principio hemos tenido muy claro que, más allá de ser un método digital, para Smartick es clave contar con un excelente equipo de atención al cliente no virtual para dar apoyo a todos aquellos padres que necesiten realizar consultas», apuntan sus fundadores.
Su precio oscila entre los 19 y los 39 euros al mes. Junto a los usuarios que lo han contratado a título particular, una veintena de centros en España también lo han incorporado. En tres años, el equipo de Smartick ha pasado de dos a 38 personas y ha iniciado un proceso de expansión internacional.
«Hace unos meses lanzamos la versión latinoamericana (con un español neutro) y el pago en moneda local para varios países latinoamericanos (México, Colombia y Chile)», señala Javier Arroyo.
Listas de espera
Más allá de la tecnología, crece la demanda de padres en busca de métodos y técnicas que ayuden a sus hijos a estudiar. El Instituto Pascal, que promueve su propia metodología psicoeducativa con gran éxito por toda España, ha establecido acuerdos con un par de centros en Málaga, uno de ellos Unitec, en Teatinos, especializado sobre todo en oposiciones y apoyo a estudios universitarios, pero que incorporó estos cursos hace un par de años y cuenta incluso con lista de espera. «Se busca más efectividad y mejorar el rendimiento para esas personas que todavía tienen que aprender a estudiar», sostiene el director de Unitec, Francisco Javier Onieva, que añade que se trata de grupos muy reducidos, de un máximo de 15, para optimizar los resultados.
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