Un gran Rabat retrasa el título de un temeroso Zarco

Ya había confesado Tito Rabat después de lograr la pole el sábado que para la carrera tenía dos objetivos: uno, obviamente, lograr la victoria en casa; el segundo, derivado de este, retrasar al máximo el título de Johann Zarco. Rabat había mostrado su mejor versión en los entrenamientos, algo que ya se había visto en anteriores Grandes Premios, aunque al final esa firmeza no había vuelto a replicarla en carrera. «En carrera hemos vuelto a tener un poco de rebote cuando forzamos de delante, pero sí que es verdad que en cuanto a agilidad, en cuanto a precisión en la rueda delantera hemos ganado muchísimo», explicó Rabat tras su segunda victoria del año. Un triunfo consolidado en una emocionante última vuelta y un cara a cara con Alex Rins.

Rins había sido el mejor de partida en la primera de las dos partes de la carrera, ya que la primera salida tuvo que pararse por una caída que implicó a Simeon y a Aegerter. La prueba se reanudó con siete vueltas menos de las previstas inicialmente, lo que hizo que algunos pilotos, entre ellos Rins y el que a la postre finalizaría tercero, Lowes, decidiesen montar un compuesto más blando. No fue el caso de Rabat que, aún así, gestionó bien esta segunda carrera al aguantar el estirón inicial de Rins.

«Estaba pensando, hay que hacer algo diferente porque sino ya me conoce, así que me he quedado por el interior y cuando la cabeza decía que me abriera he dicho, no, no, quédate por el interior, me he abierto y cuando me he abierto me he vuelto a cerrar; en aquel momento sólo pensaba en llegar a meta». Esta fue la narración de una fantástica última vuelta en la que Rabat se vio obligado defender su posición ante el ataque de Rins. Esto con Zarco mucho más retrasado. «He sentido la presión», confesó lleno de sinceridad el francés que, con su sexto en Motorland sigue teniendo en sus manos cerrar este Mundial. Simplemente terminando por delante de Rabat se llevará el título a casa.