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Mari Carmen Barea (Málaga, 1966) es una de las deportistas nacidas en Málaga más laureadas de la historia. No en vano, tan solo ella y Theresa Zabell pueden decir que tienen una medalla de oro en unos Juegos Olímpicos. Contra todo pronóstico, aquella histórica selección ganó a rivales mucho más poderosos –especialmente por la diferencia entre el número de licencias– y se hizo con un título irrepetible que tampoco la selección masculina ha sido capaz de emular.
Casi 25 años más tarde, Barea, que reside en Benagalbón, comenzó a introducir este deporte en el Colegio Nuestra Señora de la Candelaria, en el que sus dos hijas eran alumnas. Mientras que el hockey en Andalucía apenas cuenta con 400 licencias de mujeres y 600 de hombres, la escuela creada por la medallista ya tiene más de medio centenar de jugadores menores de edad, de los cuales casi el 90 por ciento son chicas. «Cuando dejé de jugar de forma profesional tras tener a mis hijas, estuve algunos años en barbecho, pero luego quise seguir relacionada con el mundo del hockey», explica la exjugadora. Además, en esa ecuación también pesaba el hecho de de que quería brindar la oportunidad a sus hijas de que pudiera practicar un deporte que en Málaga es muy minoritario.
Todo aquel que conozca personalmente a Mari Carmen Barea sabe que no es una persona a la que le guste alardear de sus éxitos, aunque ello conlleve que el reconocimiento en su ciudad natal nunca haya terminado de llegar. Además de la medalla de oro en Barcelona 92, Barea cuenta con 230 partidos internacionales con la Selección Española, y mantiene el récord femenino de la Federación Española de Hockey. Ha jugado tres juegos olímpicos; tres mundiales; cinco copas de Europa; y numerosos torneos internaciones y nacionales, habiendo sido también campeona de España en dos ocasiones. Por todo ello, ha recibido premios como Real Orden del Mérito Deportivo, Medalla de Plata; el Premio Andalucía de Cultura, Deporte y Medio Ambiente (1992); y la Orden Olímpica en 1993. A pesar de ello, Mari Carmen Barea nunca ha recibido un galardón en Málaga: los responsables políticos, en este caso, ni siquiera se decidieron a incluirla en el Paseo del Deporte junto al Estadio Ciudad de Málaga, en el que se han colocado los nombres de los deportistas más laureados. Quizá ya vaya siendo hora de que la medallista de oro tenga el sitio que se merece en la historia de esta ciudad.
Con la medalla de oro como mejor carta de presentación y con el apoyo del Club Deportivo Málaga 91, Mari Carmen Barea inició un proceso de captación que acabó con la sorpresa de que 35 menores se habían apuntado. «Hay que tener en cuenta de que los padres y las madres de las compañeras de mis hijas no sabían ni lo que era este deporte», señala. «Pero ahí fue muy importante la labor realizada por el equipo del colegio, que siempre creyó en el proyecto; una actitud que mantiene, porque a pesar de que muchas jugadoras ya están en el instituto, el centro sigue prestando sus instalaciones para los entrenamientos», añade.
«El hecho de que mis hijas puedan estar disfrutando de esta experiencia me recuerda a mis inicios en el Colegio Domingo Lozano», asegura la ahora entrenadora sobre el centro situado en el malagueño barrio de Carranque. «Es cierto que entonces de allí salieron casi 600 jugadores, pero la sensación de jugar al hockey con mis amigas es la misma que tienen mis hijas en este momento».
La experiencia de Mari Carmen Barea, que además de participar en tres Juegos Olímpicos como jugadora (Barcelona, Atlanta y Sydney), varios mundiales y copas de Europa; y de ser jefa de equipo de España suma ahora otro hito histórico. En su primera participación, el equipo infantil femenino de Nuestra Señora de la Candelaria –en el que su hija Irene es una de las jugadoras destacadas– ha conseguido participar en el Campeonato de España; una competición a la que solo acuden los doce mejores combinados de toda España, y para el que han tenido que ganar varias competiciones regionales y 'sectores' a equipos de todo el territorio nacional. «El objetivo en esta primera participación era hacer un buen papel en el campeonato de Andalucía, pero finalmente lo ganamos y de ahí fuimos venciendo en todas las fases previas hasta poder ser uno de los 12 elegidos en el Campeonato de España celebrado en Castellón».
Aunque han terminado en décimo puesto, Barea lo tiene claro: «Hemos competido muy bien;nuestro equipo estaba formado por siete jugadoras cuando otros, como el Junior de Barcelona o el Atletic de Tarrasa, cuenta con decenas todos los años. Y además de que le ganamos al Club de Campo de Madrid, toda una institución», añade. Aunque nunca sobra ayuda, Barea reconoce que todos estos viajes no hubieran sido posibles sin la colaboración del Ayuntamiento de Rincón de la Victoria y de Unicaja, una entidad que ya en su momento en los 90, fue el que auspició el Caja Ronda, el primer equipo profesional de la jugadora. El objetivo a partir de ahora está claro: Volver al Campeonato de España el año próximo y que la escuela siga siendo un referente en toda Andalucía.
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