Borrar
Gragera, en uno de los entrenamientos que ya le han hecho perder cinco kilos.
Un desafío maratoniano

Un desafío maratoniano

Luis Gragera, vecino de Torremolinos, pretende completar los 42 kilómetros de la prueba sin haber corrido antes y con solo cuatro meses de preparación

miguel céspedes

Lunes, 6 de octubre 2014, 01:31

«Un vaso de agua, por favor», se dirige Luis Gragera al camarero minutos antes de realizarse un estudio sobre su pisada. Las cosas de los corredores. Sin embargo, él no hacía deporte hasta hace tres meses. Nada. Este verano accedió voluntariamente, sin pensárselo, a participar en el casting de un programa de televisión dedicado a la preparación del Maratón de Valencia Trinidad Jiménez. Y fue elegido. Su vida, a los 43 años, ha cambiado. «No sabía dónde me estaba metiendo. He sido un inconsciente», reconoce este empleado de banca.

Viste ropa deportiva, muy diferente a su habitual indumentaria laboral en la céntrica entidad financiera de la capital donde trabaja a diario. Nacido en Badajoz, pero malagueño de adopción, Gragera se muestra intranquilo ante el reto de completar los 42,195 kilómetros, el 16 de noviembre, en Valencia. «A nadie se le ocurre una locura así. Correr un maratón, partiendo de cero, en cuatro meses es imposible», confiesa el vecino de Torremolinos a poco más de un mes para verse en la salida.

Llegará a la capital del Turia sin haberse probado antes en ninguna carrera popular. Un auténtico desafío en el que no sabe cómo va a responder. «Esto es un juego, algo para divertirme. Si se va a convertir en estrés, no tiene sentido», comenta Gragera, uno de los seis personajes del programa Run to Valencia que está emitiendo Canal Plus, que a la vez admite: «El nivel de expectación es altísimo. Estoy intentando evadirme. Solo quiero terminar la prueba».

El verano y el terral

El escritor japonés Haruki Murakami, sabido maratoniano, expuso que el secreto de preparar esta prueba no está en las piernas, sino en la fuerza de salir a correr cuando llueve, hace viento... A Gragera le ha tocado prepararse en pleno verano de la Costa del Sol. «He tenido que salir con días de mucho calor. Me ha tocado terral en algunas ocasiones. Sufrí un golpe de calor en un entrenamiento, me tuvieron que pinchar medicación», recuerda el pacense, a quien sus hijas de 9 y 13 años han acompañado en algunos rodajes.

«Estoy disfrutando con los entrenamientos. Cada semana salgo a correr cuatro o cinco días y, también, voy dos días al gimnasio. Tengo que coger fondo y mentalizarme para estar cinco horas, o más, corriendo», explica el aspirante a finisher, que cumple a rajatabla la planificación de su entrenador, Jose Sánchez Cervi, y los consejos de su amigo Felipe Navarro. Ambos intentarán arroparlo el 16 de noviembre para que consiga cumplir el desafío.

Colaboración con Cáritas

  • La idea de Gragera no es dar por terminada su experiencia deportiva tras el Maratón de Valencia. «Mi idea es seguir corriendo», manifiesta. Pero quiere hacer del deporte, un instrumento para ayudar a los más necesitados. Gragera es catequista, desde hace siete años, en la parroquia de Santa María del Mar, en Torremolinos. «Tras tantas horas entrenándome en solitario, he tenido tiempo para pensar en otras cosas. Aunque salir a correr sea un deporte barato, hay gente que no puede hacerlo. Hay muchas personas que están hundidas en la miseria. La carrera que ellos hacen todos los días por buscarse la vida es más importante que la de cualquier corredor. Y por lo tanto, me surgió una idea, que aún estamos dando forma junto a Cáritas. La hemos bautizado como Corriendo todos sumamos. Queremos concienciar a los atletas. Pagando algunos céntimos más por cada inscripción, se puede ayudar a muchas personas necesitadas. En definitiva, se trata de colaborar haciendo algo que nos gusta», explica Gragera que ha abierto una cuenta corriente, y el teléfono 905403063, a favor de Cáritas para que se ayude, al menos, con un céntimo por cada 42 kilómetro que él correrá en Valencia. Un donativo al alcance de cualquiera.

Antes de comenzar el programa, que hace un seguimiento de los seis participantes, le hicieron una prueba de esfuerzo para ver de qué situación partía. Imagínense. El médico fue tajante: «Está en situación de sobrepeso. Su estado físico es lamentable, lejos de lo que se necesita para acabar un maratón». Duro. Como el trabajo que se ha propuesto a completar para terminar este reto.

Como buen principiante, Gragera va asimilando muchos cambios en poco tiempo. Desde aquellas pruebas físicas a principio de verano, se ha quitado de encima «cinco kilos». Nota la mejora, pero también las secuelas en un cuerpo que no estaba acostumbrado a este ajetreo. «Se me está haciendo grande el reto. Me está provocando tendinitis, ansiedad y pérdida de peso», declara tras estar una semana sin poder correr por molestias físicas. Y le han recomendado otra más de reposo. «Es mejor parar, según me cuentan. No merece la pena arriesgar. Tengo que llegar como sea a ese día», aclara.

26 kilómetros seguidos

Gragera no sigue dieta específica, tampoco va al fisioterapeuta. A día de hoy lo máximo que ha corrido han sido 26 kilómetros seguidos, distancia nada despreciable para alguien que hace cuatro meses llevaba una vida sedentaria. Pero en Valencia serán 42. «Mi objetivo es terminar antes de las seis horas, el tiempo de cierre», asegura días después de que se haya batido la plusmarca mundial (por el keniano Kimetto en Berlín con 2h.02:57). «Lo del récord me ha fastidiado. Yo, que estaba entrenándome para esos ritmos, ahora los voy a tener que cambiar», bromea.

Este nuevo corredor ya utiliza términos atléticos: tirada larga, cambios de ritmo, el muro, estudio de la pisada. Son expresiones que nunca antes había escuchado. Por supuesto, ha necesitado adquirir un calzado y ropa apropiada, ya que en su armario había de todo menos ropa deportiva. Gragera lo confirma: «Estamos en una nube». Dicen que cuanto más difícil es una batalla, más satisfactoria es la victoria. Y Gragera cuenta los días para el pistoletazo de salida. Para llegar en las mejores condiciones posibles, ha hecho del paseo marítimo de Torremolinos su hábitat cada tarde, mientras su entorno sigue alucinado con la aventura que va a intentar conseguir. Será cuestión de salud, kilómetros y agua, mucha agua, que pueda completar este desafío maratoniano.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariosur Un desafío maratoniano