

Secciones
Servicios
Destacamos
javier tovar (AFP)
Martes, 23 de junio 2015, 16:22
Robinho llevó a Brasil a los cuartos de la Copa América en su bicicleta, que aunque un poco oxidada, se convirtió en la principal referencia ofensiva de un equipo que aún no convence.
Llamarlo fue una de las mejores decisiones de Dunga en la convocatoria a la Copa América. Sería la llanta de repuesto perfecta para un caso de emergencia.
Robinho llevó a Brasil a los cuartos de la Copa América en su bicicleta, que aunque un poco oxidada, se convirtió en la principal referencia ofensiva de un equipo que aún no convence.
más información
Llamarlo fue una de las mejores decisiones de Dunga en la convocatoria a la Copa América. Sería la llanta de repuesto perfecta para un caso de emergencia.
Y ese momento llegó: Neymar fue suspendido durante cuatro partidos por iniciar una gresca en el último partido que disputó en el torneo, frente a Colombia (derrota 1-0) el miércoles pasado.
Dunga rompió el vidrio y puso a Robinho en lugar del crack, apostando en su buen momento en el Santos de Brasil y su experiencia para calmar la ansiedad del resto del grupo.
Cumplió su misión, se echó encima la pesada mochila de Neymar y dio al equipo movilidad, pases correctos y mucha velocidad por la derecha del ataque de Brasil, que derrotó a Venezuela por 2-1 y se clasificó a cuartos de final.
«Traté de dar mi mejor, cadenciar y acelerar en la hora correcta, pero falta un poco de ritmo de juego», evaluó Robinho, que desempolvó la bicicleta, le puso un poco de aceite y salió al ataque. «No puede haber miedo, la responsabilidad es grande, no sólo por sustituir a Neymar, sino por estar en la selección en la Copa América. Estoy preparado», lanzó.
La selección, que no ha mostrado su mejor fútbol, necesita ese discurso de confianza.
Una larga historia
La historia de Robinho y Dunga es de larga duración. Cuando el seleccionador asumió el cargo en 2006, ya Robinho tenía en su currículo una Copa Confederaciones y un Mundial, como reserva.
Su mayor oportunidad vino en la Copa América de Venezuela 2007, cuando Kaká y Ronaldinho Gaucho, entonces el Real Madrid y Barcelona respectivamente, pidieron no jugar alegando cansancio y necesidad de vacaciones, después de dos veranos jugando torneos con la selección.
Y el joven de la bicicleta cumplió el mandato. Brasil fue campeón el último título continental que conquistó y Robinho salió como mejor jugador del torneo y máximo goleador, con seis tantos, además de conquistar la confianza plena de Dunga.
En el Mundial de Sudáfrica fue titular en casi todos los partidos y marcó su primer gol en la victoria 3-0 sobre Chile y ante Holanda abrió el marcador 10 minutos después del pitido inicial, pero la selección terminó cayendo eliminada por 2-1 en los cuartos de final.
Dunga salió y Robinho continuó siendo convocado en los primeros partidos bajo la dirección de Mano Menezes, que aunque quería hacer una reforma profunda del equipo, le entregó el brazalete de capitán.
Pero dejó de ser una pieza segura después del fracaso en la Copa América de Argentina 2011, en la que cayó en cuartos de final ante Paraguay.
Cuatro años después, y con algunas otras convocatorias, Robinho tiene la oportunidad de vengarse ante los paraguayos, que una vez más se les pondrán delante en el partido de cuartos de final. Y Dunga seguramente lo colocará en el campo como titular para seguir cargando la mochila que dejó Neymar.
«Vamos a seguir adelante porque aún hay mucho camino que recorrer hasta nuestro objetivo», lanzó. Brasil quiere ganar este título para reconquistar la confianza de su hinchada, que perdió después del fiasco del Mundial-2014. Robinho, ahora con el 20 en el pecho, fue ignorado por Luiz Felipe Scolari y vio el 7-1 por la televisión.
Una buena actuación en la Copa América y en estos momentos, «buena actuación» es ser campeón podría extender su paso en la selección hasta el Mundial-2018, en el que un sexto título con Brasil sería el premio perfecto para la jubilación... Pero antes de pensar en eso, el foco está en Chile. ¿En problemas? Marca Robinho 911.
Y ese momento llegó: Neymar fue suspendido durante cuatro partidos por iniciar una gresca en el último partido que disputó en el torneo, frente a Colombia (derrota 1-0) el miércoles pasado.
Dunga rompió el vidrio y puso a Robinho en lugar del crack, apostando en su buen momento en el Santos de Brasil y su experiencia para calmar la ansiedad del resto del grupo.
Cumplió su misión, se echó encima la pesada mochila de Neymar y dio al equipo movilidad, pases correctos y mucha velocidad por la derecha del ataque de Brasil, que derrotó a Venezuela por 2-1 y se clasificó a cuartos de final.
«Traté de dar mi mejor, cadenciar y acelerar en la hora correcta, pero falta un poco de ritmo de juego», evaluó Robinho, que desempolvó la bicicleta, le puso un poco de aceite y salió al ataque. «No puede haber miedo, la responsabilidad es grande, no sólo por sustituir a Neymar, sino por estar en la selección en la Copa América. Estoy preparado», lanzó.
La selección, que no ha mostrado su mejor fútbol, necesita ese discurso de confianza.
La historia de Robinho y Dunga es de larga duración. Cuando el seleccionador asumió el cargo en 2006, ya Robinho tenía en su currículo una Copa Confederaciones y un Mundial, como reserva.
Su mayor oportunidad vino en la Copa América de Venezuela 2007, cuando Kaká y Ronaldinho Gaucho, entonces el Real Madrid y Barcelona respectivamente, pidieron no jugar alegando cansancio y necesidad de vacaciones, después de dos veranos jugando torneos con la selección.
Y el joven de la bicicleta cumplió el mandato. Brasil fue campeón el último título continental que conquistó y Robinho salió como mejor jugador del torneo y máximo goleador, con seis tantos, además de conquistar la confianza plena de Dunga.
En el Mundial de Sudáfrica fue titular en casi todos los partidos y marcó su primer gol en la victoria 3-0 sobre Chile y ante Holanda abrió el marcador 10 minutos después del pitido inicial, pero la selección terminó cayendo eliminada por 2-1 en los cuartos de final.
Dunga salió y Robinho continuó siendo convocado en los primeros partidos bajo la dirección de Mano Menezes, que aunque quería hacer una reforma profunda del equipo, le entregó el brazalete de capitán.
Pero dejó de ser una pieza segura después del fracaso en la Copa América de Argentina 2011, en la que cayó en cuartos de final ante Paraguay.
Cuatro años después, y con algunas otras convocatorias, Robinho tiene la oportunidad de vengarse ante los paraguayos, que una vez más se les pondrán delante en el partido de cuartos de final. Y Dunga seguramente lo colocará en el campo como titular para seguir cargando la mochila que dejó Neymar.
«Vamos a seguir adelante porque aún hay mucho camino que recorrer hasta nuestro objetivo», lanzó. Brasil quiere ganar este título para reconquistar la confianza de su hinchada, que perdió después del fiasco del Mundial-2014. Robinho, ahora con el 20 en el pecho, fue ignorado por Luiz Felipe Scolari y vio el 7-1 por la televisión.
Una buena actuación en la Copa América y en estos momentos, «buena actuación» es ser campeón podría extender su paso en la selección hasta el Mundial-2018, en el que un sexto título con Brasil sería el premio perfecto para la jubilación... Pero antes de pensar en eso, el foco está en Chile. ¿En problemas? Marca Robinho 911. Una emergencia determinante.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.