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La serie, protagonizada por Indya Moore, Kate Mara, Jeremy McClain, Evan Peters. SUR
'Pose'. A la búsqueda de la identidad

'Pose'. A la búsqueda de la identidad

Sur en Serie ·

La serie de FX que puede verse en HBO retrata el Nueva York de 1987 desde los Ball Culture

miguel ángel oeste

Lunes, 18 de junio 2018, 00:27

UNO. No sé si Ryan Murphy es el hombre más poderoso de la televisión, pero no hay duda de que es uno de los más influyentes y que su poder lo refrenda el contrato millonario que le ha hecho Netflix. Algo que ha logrado por una forma de hacer y entender las series de televisión asociada a los numerosos éxitos que ha tenido: 'Feud', 'Glee', 'Nip/Tuck', las series antológicas 'American Horror Story' y 'American Crime Story', entre otras. Series que se definen por la profusión, el manierismo y lo barroco en forma y fondo. Pero si hay algo que caracterice las series de Murphy es una especie de estado de ánimo, de dinámica de arrastre contagiosa a través de la imperfección, porque para este showrunner antes está lo emocional, la desenvoltura en temas poco tratados por medio del género en el que mejor se maneja, el melodrama. Quizá porque es el género en el que más cómodo puede expresar la vertiente estilizada y esa especie de soez imperfección que también profesa. Por eso no es extraño que cualquier estreno detrás del cual se encuentre él levante expectación.

DOS. 'Pose', la última serie de Murphy creada junto a Brad Falchuk y Steven Canals para FX (en España está disponible en HBO) antes de su desembarco en Netflix, se sitúa en el Nueva York de 1987 para meterse en la Ball Culture. Desfiles en los que transexuales, gays, negros, hispanos y toda una subcultura de personas que buscan su identidad y su lugar en la sociedad posan y bailan para triunfar y ser aceptados, como una prolongación del éxito que se vendía en la América dirigida por Ronald Reagan. Estos Ball Culture son desafíos por categorías entre distintas casas, que tienen sus reglas, su funcionamiento y están dirigidas por una madre. Las casas funcionan como hogares para estas personas rechazadas socialmente o en los márgenes. Personas que de un modo u otro están excluidas.

TRES. La exclusión se expone con bastante didactismo. De hecho la serie peca de pedagógica. Pero no se le puede negar lo efectiva que es en la manera de mostrarlo. En el juego de traiciones, lealtades y búsqueda de una familia cuando se es expulsado de la propia. Los dos primeros episodios giran principalmente sobre cuatro personajes. Blanca (Mj Rodriguez), que abandona la Casa de la Abundancia –comandada por su madre Elektra (Dominique Jackson)– harta de que Elektra le robe sus ideas, y decide irse para fundar su propia casa, la Evangelista, que acogerá a personas desamparadas. Como Damon (Ryan Jamaal Swain), un aspirante a bailarín clásico al que sus padres echaron de casa por ser homosexual; o Angel (Indya Moore), una prostituta, transgénero, que también abandona la casa de la Abundancia. Angel conocerá a Stan (Evan Peters), un joven ejecutivo de las empresas de Donald Trump que tiene una doble función en 'Pose', la de retratar la mentira en la que vive en oposición a Angel y al resto, y también la de reflejar/conectar esos dos mundos tan opuestos en apariencia, pero que tienen mucho en común. A la vez, se tocan temas relevantes como el sida, se critica la ideología imperante y la dictadura del triunfo en la necesidad de ser aceptado.

CUATRO. A Murphy se le nota la querencia por el cine clásico y lo que debía ver en su juventud, el cine de los ochenta, porque sus series son un híbrido personalísimo de ese encuentro. De esa conjunción salen propuestas con un estilo muy definido, pero donde de un modo u otro se pueden percibir ecos o referencias directas o tangenciales. En 'Pose' o en los diferentes personajes de la serie se aprecian detalles de la personalidad de 'Norma Desmond' de Sunset Boulevard en Elektra; o resonancias de 'Eva al desnudo' en la rivalidad de Elektra y Blanca; un sentir por el cine de Douglas Sirk; brotes de 'Fama', 'La hoguera de las vanidades', 'Wall Street', y otros títulos, que muestran la absorción que hace Murphy para a su vez crear algo con su personalidad.

CINCO. Aunque los dos episodios emitidos hasta la fecha superan la hora de duración, la serie dirigida por Ryan Murphy no se resiente. Logra medir el ritmo estructural con la personalidad y carisma de los personajes. Pero sobre todo despliega una puesta en escena dinámica con la que sabe envolver a los personajes en los escenarios –a veces demasiado subrayados, algo que forma parte de su estilo-, transmitiendo verosimilitud en la lucha de los distintos personajes por alcanzar sus objetivos.

SEIS. 'Pose' expone problemas sociales y políticos que todavía hoy no están resueltos. Porque la hipocresía y los prejuicios están muy presentes se quiera o no. Los creadores lo hacen sin medias tintas. Con grandes dosis melodramáticas, en consonancia con esos desfiles que no son otra cosa que asumir la identidad negada. A pesar del didactismo, de los excesos, de lo barroco, de la 'pose', la serie tiene una osadía y emite una energía propia.

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