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Un simple reto de Facebook ha acabado alterando un capítulo de la historia del arte. Parece un buen comienzo para un relato de ficción, pero no lo es. Todo es real y arranca en 1910, aunque su desenlace se produjo algo más tarde. Más ... de un siglo después. Un caluroso 26 de junio de 2013, el Museo Sorolla de Madrid colgó en redes sociales una foto de un cuadro del maestro valenciano con un paisaje costero y una pregunta: «¿Dónde estamos?» Una abrumadora mayoría respondió que se trataba de ‘Cap Martí, Javea’, que era justamente el título de aquella obra. Pero cuando Antonio González-Alba vio aquel desafío propio de ‘Saber y ganar’ escribió algo que nadie esperaba: el Peñón del Cuervo. «Cualquier malagueño que hubiera visto esa imagen habría respondido lo mismo», asegura este profesor de Bellas Artes como quitando importancia a su concienzuda teoría. Tanto como para que su hipótesis se haya acabado imponiendo a décadas de catalogación de esta obra y que la propia pinacoteca y los herederos de Sorolla hayan aceptado la investigación del especialista y hayan cambiado el título al lienzo. ‘Playa del Peñón del Cuervo, Málaga’ es la nueva denominación de la ficha oficial del Ministerio de Cultura.
Vista que su afirmación en redes sociales no tuvo en principio mucho éxito, el malagueño Antonio González-Alba, profesor de Fotografía en la Universidad de Sevilla, tiró de su álbum personal para recuperar unas instantáneas de un par de años antes del peñón para comprobar que tanto parecido con la realidad no podía ser coincidencia. Y visto el resultado, volvió a coger su más querida herramienta, su cámara, y puso rumbo al extremo este de Málaga para levantar acta visual. «Busqué el punto exacto desde el que Joaquín Sorolla pintó aquel cuadro en 1910 y mi primera sorpresa fue que todavía estaban allí las chumberas que aparecen en el plano más cercano del cuadro», explica el especialista que, con una imagen fotográfica tomada desde ese ‘kilómetro 0’ –cerca de la torre-vigía de Las Palomas de La Araña– y superponiéndola con la obra original de 1910, comprobaba su teoría en cinco puntos.
«Salvando las diferencias entre ambas imágenes tomadas con más de un siglo de diferencia, se puede ver la silueta del Peñón del Cuervo y su coincidencia superior con la línea de costa en el horizonte, el perfil de los salientes costeros de Los Cantales es casi idéntico, la presencia del túnel del antiguo ferrocarril a Vélez y las siluetas de los montes de Málaga», señala Antonio González-Alba, que ahora vuelve a visitar con SUR el escenario que sirvió de modelo a Sorolla para explicar desde allí las indiscutibles pruebas de su investigación cuyo quinto argumento son esas espinosas chumberas que rematan la línea de costa. «Me imagino aquí al artista, con su silla enea que siempre le acompañaba, en un día áspero de finales de febrero o comienzos de marzo porque pintó un mar picado, con grandes trazos», confiesa el profesor ya retirado de la Facultad de Bellas Artes de Sevilla, visualizando la escena más allá de la imagen que tenemos delante.
González-Alba también señala diferencias y constata que el nivel del agua ha subido desde que Sorolla pintó aquel despoblado e invernal Peñón del Cuervo. Pero la fuerza y la evidencia de su análisis no ha podido ser contrarrestado por el paisaje del alicantino Cabo de San Martín. «También visité aquel espacio y no tiene ningún parecido», constata el profesor de Fotografía que se sorprende de que, durante tantas décadas, se haya mantenido la creencia de que el cuadro representaba un escenario levantino.
El investigador presentó su sólido y revelador estudio al Museo Joaquín Sorolla de Madrid y a la mayor experta en su obra, Blanca Pons Sorolla –bisnieta del artista y autora del catálogo razonado–, que aceptaron la hipótesis que sitúa la realización de la obra en 1910 en lugar de 1905 y el escenario del malagueño Peñón del Cuervo en lugar de Cap Martí. La ficha del Ministerio de Cultura incorpora la nueva localización, datación y título de la obra y acredita incluso a González-Alba como autor del estudio que ha permitido cambiar la catalogación de esta obra más de un siglo después de ser realizada. «Es una pieza de madurez, en la que se ve la maestría de Sorolla, ya que cuando visitó la ciudad era ya uno de los pintores más famosos de su época», asegura el profesor de Bellas Artes, que ha logrado elevar a tres los lienzos que el valenciano hizo en Málaga: los conocidos ‘La Caleta’ y ‘Puerto de Málaga’, a los que se une ahora ‘Peñón del Cuervo’.
Ésta no es la única aportación de Antonio González-Alba al patrimonio de Sorolla. El investigador puso en relación dos obras del pintor que se consideraban independientes –teoría que también ha sido aceptada– y ha realizado otro estudio en la que demuestra que una obra fechada en el Alcázar hispalense está en realidad pintada en la Alcazaba de la Alhambra de Granada. «Esta última todavía no me la han reconocido», admite. Aunque conociendo su empeño científico, es solo cuestión de tiempo.
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