María Jesús Sánchez con R.R. Martin, en el verano de 2008. SUR
Vacaciones con R.R. Martin por los castillos de Andalucía
Aquél verano de... ·
María Jesús Sánchez, una profesora cordobesa que da clases de Historia en el Torre Atalaya, acompañó al creador de 'Juego de Tronos', que quería conocer ciudades y atalayas
«A María, nuestra magnífica guía por Córdoba y Granada». Es la dedicatoria que con gran cariño escribió George R.R. Martin a María Jesús Sánchez, profesora del IES Torre Atalaya, escritora y traductora. Las obras del escritor estadounidense aún no habían alcanzado fama mundial gracias a la serie de la HBO 'Juego de Tronos', pero ya por 2008 era un autor lo suficientemente conocido y reconocido entre los amantes a la ciencia ficción, la fantasía y el terror. Un género que no le era ajeno a María Jesús (Córdoba, 1963), traductora de algunos de los libros de la saga 'Crepúsculo'. «Vino a Gijón invitado por la Semana Negra en el verano de 2008, en una gira de promoción de 'Canción de Hielo y Fuego', que ya empezaba a despegar en ventas y a consolidarse como una serie de importancia en el mercado tanto anglosajón como español», señala. Unos años después, en 2011, se estrenó 'Juego de Tronos', basada en la serie de novelas de R.R. Martin.
En el mundo fantástico que construye el autor estadounidense viven reyes y reinas, príncipes y sirvientes en majestuosos castillos. Algunos de los que construye en sus textos estaban basados en el Alcázar de Segovia o la Alhambra de Granada, y aquí precisamente quería viajar R.R. Martin aprovechando su estancia en Gijón. Así se lo indicó a su editor en España, Alejo Cuervo, quien a través de su asistente, Álex Vidal, contactó con María Jesús para programar el viaje por el sur. «Cuando me dijeron que llegaría a Córdoba un 21 de julio, y conociendo sus condiciones físicas, de inmediato les expresé mi preocupación por las temperaturas tan extremas que tenemos en esas fechas», recuerda la profesora. Pero le dijeron que ya se lo habían comentado y que él había respondido que las temperaturas eran parecidas a las de Santa Fe, su lugar de residencia en EE UU. Pero el calor de Córdoba en verano es mucho calor, como pudo comprobar RR Martin. «Firmó libros en una librería pequeñita, especializada en cómics, algo impensable hoy día, cuando llena grandes superficies», recuerda María Jesús. Fueron a comer, con su marido, también profesor, y ya comenzó a acusar el cansancio. «Al día siguiente visitamos la Mezquita, que casi no pudimos disfrutar de la cantidad de gente que había, quisimos llevarle a algunos otros lugares cercanos, pero se negó en rotundo a moverse del entorno del hotel».
La siguiente parada promocional, camino de Málaga y Gibraltar, fue Granada. Pero en vez de tomar la autovía, María Jesús y su marido llevaron a R.R. Martin por la carretera que sigue la antigua frontera nazarí y donde los castillos se alinean formando una hilera cada 20 o 30 kilómetros. «Pudimos ver Zuheros, Luque, dos castillos roqueros que le impresionaron mucho, luego Alcaudete, donde quisimos hacer parada, pero nuevamente la temperatura lo impidió y el de Alcalá la Real. Los vimos todos desde la carretera y él comentó que había visto más castillos en esas dos horas que en todo el tiempo que llevaba en España, casi un mes».
Dice María Jesús que Granada le causó una enorme fascinación, sobre todo cuando, por la noche, le llevaron a cenar a un carmen del Albaicín desde el que se podía ver toda la Alhambra iluminada.
De aquel viaje recuerda como anécdota divertida la pasión que despertaron en el escritor estadounidense las aceitunas: «fueron para él un auténtico descubrimiento, las comía con pasión, le gustaron mucho más que el jamón», relata. «Creo que uno de los mejores ratos los pasó en mi coche, con el aire acondicionado a toda potencia y comiéndose un helado». Ellos se despidieron en Granada, y George R.R. Martin continuó viaje a Málaga y después a Gibraltar.
El encuentro de María Jesús Sánchez con RR Martin no fue nada casual. Ya había colaborado en la traducción de la saga Crepúsculo, desde el segundo libro, y aparece como traductora, junto a Miguel Pallarés, en el cuarto. Una afición por el inglés y la traducción que se gestó en sus vacaciones en Fuengirola, donde acudía a librerías de antiguo para comprar libros en inglés que dejaban los turistas a mejor precio. Allí encontró ‘El escudo de los tres leones’, de Pamela Kaufman, una novela de aventuras ambientada en la Inglaterra de la Edad Media. «Pensé entonces que la ilusión de mi vida sería traducir ese libro... y mira, ahí está, editado por Espasa, ‘best seller’ durante muchos años...».
A Fuengirola acudía con su familia, sus padres, maestros, y su hermana. «No faltábamos ningún año». Venían con primos y otros familiares, y andar por el paseo marítimo era una sucesión de saludos: «todos nos conocíamos, era como estar en Córdoba», recuerda . Una enfermedad alérgica la trajo hace dos cursos a Málaga. «Nos hemos hecho boquerones sin ningún trauma», reconoce. «Málaga nos ha acogido con los brazos abiertos, y tengo unos compañeros de trabajo espectaculares». En su memoria permanecen ese viaje interminable cada verano con destino a Fuengirola, con el coche hasta arriba, las curvas de las Pedrizas y el despiste de su padre, que siempre se perdía a la hora de tomar la carretera de la Costa. Y esos libros en inglés que compraba a un precio reducido y que le abrieron la puerta a esta gran pasión, la historia, la lectura y la traducción.
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