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Michel Houellebecq cumplió con su papel estelar en la cita libresca de La Térmica.
Michel Houellebecq: «La fe es como la droga, se me pasa el efecto»

Michel Houellebecq: «La fe es como la droga, se me pasa el efecto»

El escritor repasa el papel de la metafísica en su obra en una charla ante un auditorio lleno en la Noche de los Libros

Antonio Javier López

Sábado, 22 de abril 2017, 02:20

Lo primero que hace, antes de sentarse, es ponerse el abrigo, como si le destemplara tanta gente. Luego se acurruca en la butaca de diseño y guarda en la mano un cigarrillo electrónico al que le dedica alguna chupada. Hay silencio detrás de cada pregunta. Una copa de vino sobre la mesa a la que da algún sorbo y un auditorio lleno frente a él. Michel Houellebecq cumple con su papel de estrella indolente en el firmamento de La Noche de los Libros de La Térmica. El autor de libros como Las partículas elementales, Plataforma, Ampliación del campo de batalla, El mapa y el territorio y Sumisión repasa un asunto presente en todos ellos, transversal en toda su obra: la religión.

«Cada vez que voy a misa, creo, tengo fe. Siento una revelación y cuando salgo, desaparece. Quizá para mí la fe es como la droga, se me pasa el efecto», deja caer el novelista francés casi con desgana. O quizá distraído. O quizá todo sea pose para un autor que ya ni siquiera intenta sacudirse el polvo de enfant terrible de las letras francesas.

Houellebecq comparece en el auditorio Edgar Neville una hora más tarde de lo previsto y parece no tener prisa. San Pablo, Comte, Nietzsche y Schopenhauer van desfilando por su conversación con Agathe Novak-Lechevalier ante un público que escucha en silencio casi reverencial. «Es un derecho atacar una religión. Muy a mi pesar, me siento obligado a defender esa libertad de expresión», arguye el escritor, que unos minutos antes ha remachado: «Las religiones son en muchas ocasiones ridículas. Es divertido burlarse también del comunismo, pero un poco menos».

«El Islam es mucho más preciso en el ámbito político que el cristianismo», acota el francés. Y la aparente frialdad de Houellebecq se sitúa casi en las antípodas de su antecesor sobre el escenario. El italiano Nuccio Ordine ha desatado una encendida defensa del humanismo en una conferencia titulada La utilidad de lo inútil. En ella, el escritor y profesor ha defendido la necesidad de las Humanidades frente a la espiral mercantilista y utilitaria que parece mover el mundo. «No podemos convertirlo todo en mercancía», esgrime el autor de El umbral de la sombra.

Recuerda Ordine un fragmento de la célebre conferencia de David Foster Wallace Esto es agua. Y una copa de agua intacta frente a Houellebecq, que prefiere el vino tinto. Da un sorbo y sigue: «Le debo a San Pablo seguir con vida». Y lo repite varias veces, como un mantra. Y deja otro silencio suspendido en el aire. Y concede Houellebecq: «En realidad soy tan ambiguo como mis personajes». Y sí. O no. Quién sabe.

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