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Antonio Javier López
Viernes, 19 de febrero 2016, 00:13
«He tenido proyectos, no esperanzas». La voz de José Ricardo Morales sonaba vitalista al otro lado del teléfono. Hablaba desde Santiago de Chile, apenas unos días antes de celebrar su propio centenario en la ciudad adonde arribó en su juventud en el Winnipeg, el barco fletado por Pablo Neruda para sacar el país, desde Francia, a los exiliados por la Guerra Civil. Morales partió desde el campo de concentración de Saint-Cyprien. Y después de una guerra, del exilio, de más de 40 obras y de una vida dedicada al teatro experimental, la voz de José Ricardo Morales se apagaba a las nueve y media de la mañana (hora chilena) del miércoles.
«No represento a nadie; quizá, si acaso, represento una situación», defendía Morales, para quien el teatro siempre era «un juicio sobre el presente». Una obra que la Fundación Málaga quiere rescatar y reivindicar en un libro que reúne cuatro títulos de su extensa trayectoria (La cosa humana, Oficio de tinieblas, Las horas contadas y Edipo reina o la planificación) y cuya presentación está pendiente de concretarse.
El autor del prólogo de ese Teatro escogido es el profesor de la Universidad de Málaga (UMA), Manuel Galeote, quien ha esbozado una semblanza de la obra del dramaturgo que ha desarrollado su obra al otro lado del charco. «El teatro de Morales aborda asuntos como la falta de raíces vinculada a la globalización, el absurdo o las catástrofes ecológicas y tecnológicas. En muchos sentidos, se adelanta varias décadas al tratamiento de asuntos que ahora están en plena vigencia, por eso su teatro sigue siendo muy actual», ha esgrimido el especialista. Una vigencia también defendida por el Centro Dramático Nacional, que en 2014 dedicaba un ciclo al autor malagueño y ponía sobre las tablas su obra La corrupción al alcance de todos.
La idea de conflicto
«Del teatro me interesó, sobre todo, la idea de conflicto. Soy escritor, no descriptor y por eso creo que el teatro debe tener su propio ámbito. El teatro es, ante todo, literatura, porque es palabra. Eso es lo específico del teatro, no la acción, que representa la excusa», argumentaba Morales en declaraciones a este periódico (SUR, 2-11-2015) con motivo de la publicación editada por la Fundación Málaga.
Morales vio cómo algunas de sus piezas las estrenaba la aclamada actriz Margarita Xirgu. Una popularidad que combinó con su defensa de la vanguardia y de la palabra, cuajada en la pieza titulada Oficio de tinieblas. «Está planteada a oscuras, niega la visión del espectador y se sostiene sólo con la palabra», explicaba a SUR el dramaturgo y miembro de la Academia Chilena de la Lengua desde 1974.
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