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Ester Requena
Domingo, 19 de abril 2015, 00:04
Las hay entrometidas, mandonas, ausentes, folloneras... Pero también acaparadoras, criticonas, mártires, quisquillosas Pero como bien dice la periodista malagueña Flor Enjuto: 'Suegra no hay más que una... ¡gracias a Dios!'. Y lo dice por conocimiento de causa, aunque no por su suegra "que es buena y prudente". La bloguera de www.hijanohaymasqueuna.com, un espacio de humor donde habla de la maternidad desde un punto de vista divertido e irreverente, creó una sección para la figura más temida de toda presentación familiar. De ahí surgieron miles de anécdotas dignas del mejor guion de Almodóvar y tipologías de suegras que ahora plasma en tono de humor en su libro, editado por Esfera de los Libros, que se presenta el próximo miércoles 22 de abril, a las 19.00 horas, en FNAC del centro comercial Málaga Plaza (Armengual de la Mota, 12).
"Yo creo que hay tantos tipos de suegras como episodios de 'El Secreto de Puente Viejo', básicamente porque una misma suegra puede ser de dos o tres tipos a la vez aunque probablemente aquí en España, impere la suegra sargento por aquello del matriarcado, sobre todo cuando las hacemos abuelas, que es el verdadero punto de inflexión. Yo siempre digo que una no conoce a su suegra -ni a su madre- hasta que no le da nietos", detalla entre risas. Más tipos de suegras serían según Flor Enjuto:
La suegra sargento.
Dispuesta a poner ordenen tu vida y en tus armarios. Quieras o no, que eso es lo de menos. La suegra sargento no sólo se mete en lo que tus hijos deben comer, vestir o estudiar sino que lo hace vehementemente diciendo cosas del tipo "Estos niños es que no saben comer de nada, claro, como no se les ha enseñado, así están" o se cabrea cuando se entera que la niña está apuntada a funky "¿A funki? Madre mía, con el inglés como lo lleva, la niña lo que tiene es que apuntarse a clases particulares y dejarse de tantas tonterías" y lo dice abiertamente y delante de quien sea como si tú no pintaras nada o fueras una adolescente problemática recién salida del correccional.
La suegra invasora.
Dice que viene de visita a tomar el té y se te queda mes y medio en el sofá cama de la salita pero eso sí siempre para ayudarte. Para ayudarte a perder la cabeza y las ganas de vivir, claro. Lo mismo se pone tu pijama y se mete en tu facebook a colgar fotos de Paulo Cohelo en tu nombre, que te ordena el cajón de los tangas con la misma naturalidad de si fuera un mantel de seis servicios.
La suegra suplantadora.
Mantiene un continuo duelo de poder emocional contigo y aunque normalmente no lo mire a la cara, cada vez que estás delante se come a tu marido a besos y le encanta hablar de cuando era pequeño y se iban juntos de vacaciones para no dejarte espacio en la conversación y deja claro lo compenetrados que están desde siempre 'porque una madre es una madre y ese vínculo es para siempre' mientras se pone la mano en el pecho en plan intensa y se retuerce de gusto al verte la ceja levantada. La suegra suplantadora hace muchos aspavientos cuando le cuentas a alguien que tu niño se duerme con el 'Clavelito' mejor que con ninguna nana, que se ve que le dan como miedo, y ella mueve la cabeza y dice que de eso nada, que al niño las nanas le encantan, al menos cuando se las canta ella, que claro, estuvo en un coro rociero del barrio y tiene la voz más educada, que igual es que tú se la cantas muy alto.
La suegra quisquillosa.
La suegra porculera puede estar más de tres semanas sin ver a los nietos pero decide pasarse a visitaros un lunes a las nueve de la noche, cuando estás en tu momento locura suprema del día con baños, cenas, cuentos y dormidas y encima te pide una cervecita 'que vengo destrozadita, pero yo por mis nietos lo que haga falta' y tienes que dejar la tarea, atenderla y darle conversación hasta que decide irse a las once de la noche y te deja a los niños pegando saltos en el sofá y la mandíbula desencajada.
Las suegras 'especiales'.
La suegra gafapasta que le compra a tu niña la 'Metamorfosis' de Kafka para su quinto cumpleaños dejándola aterrorizada de por vida y a ti haciendo cuentas para el psicoanalista. La misma que le niega a la niña un disfraz de Cenicienta para Carnaval y le compra uno de Virgina Wolf, dejando a la criatura con la cara partida en la fiesta del colegio. La suegra neohippie amante de la medicina alternativa y la alineación de chakras que te tira el Dalsy a la basura y le da unas friegas a la niña con romero y aceite del Mercadona, la suegra 'forever young' que se cree que tiene 20 años menos y va vestida con minifaldas de prostituta de extrarradio y trata de ligar con los padres de los amiguitos de tus hijos en las fiestas de fin de curso
Y tras analizarlas en profundidad la autora llega a una conclusión: "Lo mejor es ser prudente, al menos durante los primeros encuentros y ya poco a poco cuando ya nos vayan cogiendo cariño, ir enseñando la patita Eso sí, es importante no dar nada por sentado y no venirse arriba a la primera de cambio". Y recuerda cómo una lectora de su blog empezó a darlo todo en contra de la tauromaquia porque le vio a la suegra pinta de moderna y en mitad del discurso, sus ojos se toparon con una foto de la suegra "comiéndose a besos" a El Juli. Sin olvidar a otra que malinterpretó la camiseta rockera y el aire subversivo de la suegra e hizo un vehemente alegato en contra de determinado partido de derechas para que al terminar la suegra le comentara que ella llevaba afiliada 20 años a ese mismo partido y era amiga personal de su presidente. Y estas son solo dos de las anécdotas, a cual más divertidas pero reales como la vida misma, que se suceden a lo largo de las casi trescientas páginas de 'Suegra no hay más que una... ¡gracias a Dios!'.
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