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Francisco Griñán
Martes, 24 de enero 2017, 00:20
Cuando a Marcos Fajardo lo ficharon en Estados Unidos para trabajar en creación de imágenes generadas por ordenador descubrió en un cine que Arnold Schwarzenegger no hablaba muy bien inglés. «Tenía un acento austríaco espectacular que nada tenía que ver con ese magnífico español que hablaba su doblador Constantino Romero», explica este ingeniero malagueño que, medio en broma medio en serio, acabó denominando Arnold a su software. «Necesitaba un nombre en clave y se quedó con ese», resume Fajardo que dio el salto desde la Universidad de Málaga a Hollywood con un sistema revolucionario que utilizan la mayor parte de las películas de ciencia ficción. Sin ir más lejos, su programa ha servido tanto para la fantasía espacial de la última entrega de Star Wars: Episodio VII como en el terrorífico Alien: Covenant que se estrena este año. Por ello, la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas reconoce la «visión creativa» de Marcos Fajardo, que el 11 de febrero recibirá en Los Ángeles un Oscar técnico en la categoría de premio científico e ingeniería.
«Es una alegría. Sobre todo por el reconocimiento en un sector, el de la tecnología, que queda muy oculto cuando se habla de las películas, pero en el que trabajan miles de personas muy cualificadas y donde existe una gran competencia», explica Fajardo que ya tiene la «pajarita» para la ceremonia, en la que también se reconocerá a Arri, Red, Sony y Panavision por sus cámaras digitales. Este Oscar es el primero que recibe un español en la categoría científica, aunque previamente también fueron premiados la empresa madrileña Next Limit Technologies (en el apartado de logro técnico) y el inventor Juan de la Cierva por un estabilizador óptico en 1969. «El premio es sobre todo el reconocimiento a que tenemos un buen producto», asegura el fundador y CEO de Solid Angle, la empresa española que comercializa al cotizado Arnold.
Este programa de fotorrealismo, que es capaz de crear imágenes 3D con una iluminación muy natural y genera además fotogramas con rapidez lo que se denomina renderizar, se utiliza desde hace más de una década en grandes producciones de Hollywood, como es el caso de la ganadora del Oscar en 2014, Gravity. «El secreto de Arnold es el I+D, porque cada mes sacamos una actualización en la que intentamos ser un poco más rápidos en la renderización de imágenes, lo que supone para las grandes productoras un gran ahorro porque suponen menos horas de trabajo», explica Marcos Fajardo, que para ilustrar la continua renovación de su producto recurre al símil de la Fórmula 1: «Cada año hay que invertir en incorporar adelantos al motor porque, en caso contrario, los otros coches te adelantan. Esto es lo mismo, una carrera de locos».
Siete millones
Ese buen resultado y la continua innovación de Arnold ha convertido este software en un referente en la industria del cine hasta el punto de que en el último trienio, al menos tres de las cinco nominadas a mejores efectos especiales habían utilizado esta tecnología made in Spain. Solid Angle, que el pasado año facturó siete millones de euros, tiene oficinas en Madrid y Londres, ya que su principal clientela se encuentra precisamente en la capital británica, además de Los Ángeles, San Francisco y Tokio. Unos estudios que han utilizado el programa Arnold para títulos tan populares como Iron Man 3, The Amazing Spider Man, Doctor Strange, La llegada, Guardianes de la Galaxia o Capitán América: Civil War.
«El Oscar es un reconocimiento por crear efectos especiales realistas y hacerlo más rápido que la competencia», resume Marcos Fajardo que, aunque nació en Sevilla, creció en Málaga desde los cinco años. Estudió en el Instituto Emilio Prados de la capital y, más tarde, pasó por la Facultad de Informática de la Universidad de Málaga, aunque descubre que le quedan un par de asignaturas para completar la carrera. «En clase descubrí que con las matemáticas se podían crear imágenes fascinantes de realidad virtual y me convertí en un experto hasta el punto de que empecé a descuidar otras asignaturas», rememora Fajardo que, sin llegar a terminar su licenciatura, comenzó a recibir ofertas de trabajo de empresas de Madrid y Toronto, y del USC Institute for Creative Technologies de California. El título de la UMA aún no lo tiene, pero este Oscar técnico bien vale un doctorado cum laude.
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