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Antonio Javier López
Miércoles, 25 de junio 2014, 00:55
«Cuando nos encontramos con Oliva María Ruiz no se hablaba tanto de rusos en Málaga como ahora...». Lo dejó caer el director del Museo Picasso Málaga (MPM) José Lebrero durante la presentación en lunes de la muestra El Lissitzky. La experiencia de la totalidad.Se refería Lebrero al runrún creciente en la ciudad al hilo del proyecto para instalar en Tabacalera la primera sucursal europea del Museo Estatal Ruso de San Petersburgo.
Y cuesta vencer la tentación de preguntar sobre esta iniciativa cuando se está frente a un especialista en la materia:Willem Jan Renders, conversador de arte ruso del Van Abbemuseum de Eindhoven (Holanda) admite que no conocía la propuesta. Y acto seguido suelta un «¡Wow!» antes de explicarse: «Creo que es un proyecto muy interesante, una gran oportunidad para Europa en general y para Málaga en particular, espero. En Holanda nos gustaría tener uno...».
El Museo Picasso Málaga (MPM) ha decidido prepararse bien para la temporada alta que acaba de inaugurar. Una expresión aplicada al sector turístico que ahora se traslada también a la oferta de la pinacoteca, que ha decidido concentrar las dos exposiciones temporales programadas este año en el periodo estival. Así, a El Lissitzky.La experiencia de la totalidad que ayer se abría al público le seguirá la próxima semana Picasso TV. Y para sumar nuevas propuestas a su oferta, el MPM ha decidido incorporar nuevas audioguías en nueve idiomas. Durante la jornada de ayer se ofrecieron los dispositivos en inglés y en español y durante los próximos días está prevista la incorporación del resto de los idiomas, tal y como confirmaron desde la propia institución cultural.
Además, desde la Junta de Andalucía han destacado que las nuevas audioguías están adaptadas a personas con dificultades auditivas y visuales. Unos dispositivos que entran en servicio para conocer más de cerca la exposición sobre El Lissitzky, que reúne más de 130 piezas entre pinturas, fotografías, dibujos y un mediometraje en torno a un autor esencial en el desarrollo de la vanguardia artística en las primeras décadas del siglo XX.
Ríe el especialista, ameno y didáctico, en la Biblioteca del MPM cuando su interlocutor le pide que tampoco se queje tanto, que en Ámsterdam tienen una sede del Hermitage. «Sí, es cierto. Pero en mi opinión (el de San Petersburgo) es el mejor museo sobre arte ruso, mejor que el Hermitage, porque puedes empezar en los iconos del siglo XI y llegar hasta la vanguardia de Malévich. El Hermitage tiene una colección más occidental. Así que yo daría una gran bienvenida al proyecto, más allá de las cuestiones económicas o comerciales, que también están presentes», reivindicaba ayer Renders, que hoy ofrece en el MPM (19.00 horas, entrada libre hasta completar el aforo) la conferencia El Prounenraum de El Lissitzky. Entre la composición y la construcción.
Intercambio cultural
«El Hermitage tiene un modelo parecido con varias sedes repartidas por el mundo. Creo que, además de las razones prácticas para el museo, como hacen otros museos como fórmula de expansión comercial, (el proyecto de San Petersburgo en Málaga) puede ser algo extraordinario, porque puede favorecer un mayor conocimiento y un mayor intercambio cultural entre Europa y Rusia», aporta el experto.
Y justo sobre esa limitada familiaridad con el arte ruso en occidente reflexionaba ayer Renders. «Creo que las exposiciones y las narraciones sobre arte ruso tienen un conocimiento muy pequeño en Europa, especialmente entre los jóvenes artistas. En este momento, muchos artistas contemporáneos piensan: ¡Oh! He tenido una gran idea para un proyecto colectivo Y entonces tú les dices: Hace cien años, otros artistas ya tuvieron esa idea y la llevaron a cabo. Puedes ver algunos ejemplos en esta exposición», fijaba el conservador en alusión a la muestra programa por el MPM hasta el próximo 24 de septiembre.
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Un montaje que arroja luz sobre un autor no demasiado conocido pero que Renders sitúa sólo un paso por detrás de Malévich. Un ostracismo debido a su papel como propagandista del estalinismo, a su dedicación a disciplinas menores como el diseño o la fotografía y a una decisión personal recordada ayer por Renders: El Lissitzky no firmó muchas de sus obras. Eran un bien común al servicio de la sociedad.
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