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Mari Carmen Jaime
Sábado, 28 de junio 2014, 01:10
«Suena a tópico, pero es lo que era Domi, un padre coraje». Con estas palabras define Marta Formoso al joven bolichero que el miércoles fue tiroteado en Comodoro Rivadavia (Argentina), apenas cuatro días antes de reencontrarse con África, su hija. A esta vecina de la familia Expósito aún se le pone la piel de gallina cuando recuerda como conoció la noticia del trágico final de este amante de la percusión al que conocía desde que nació: «Eran las siete de la mañana, desde mi casa oí los gritos y llantos de su madre».
Ella misma, Josefa Moreno, resume la batalla padecida por el menor de sus cinco hijos con una frase popular, «esto le ha pasado por hacer las cosas bien». Y es que, en los últimos cuatro años Expósito había hecho «todo lo posible por recuperar a su pequeña, que nos la arrebataron injustamente», explica Jessica Platero, sobrina del fallecido.
El dolor que inunda la residencia de esta humilde familia fuengiroleña solo es comparable con el ímpetu que están poniendo para culminar con la motivación que había centrado la vida de este padre en los últimos años, regresar del continente americano de la mano de África.
«La vida ya me ha arrebatado a mi hijo, y no quiero que ocurra lo mismo con mi nieta», expone esta madre y abuela, rota ante lo trágico de unos hechos que vienen a truncar las ilusiones de una familia muy unida, que ya pensaba incluso en las fiestas que iban a organizar cuando la niña llegase a Fuengirola la vuelta estaba prevista el lunes, aunque la orden de un juez permitía que Expósito estuviese con su pequeña, a la que llevaba meses sin ver, desde el domingo. «Cumplió años el pasado 31 de mayo; los tíos y primos comentaron por Internet que iban a comprar globos y todo lo necesario para organizar una fiesta como la que su regreso merecía», recuerda Marta. También será muy diferente la onomástica de la Virgen del Carmen de Los Boliches a partir de ahora. El joven sacaba tradicionalmente a la milagrosa cada 16 de julio «y, en cuanto tuvo la orden que le permitía traerse su hija pidió ocupar el hueco en el trono que llevaba dos años sin portar, además de reservar un lugar en el cortejo para su hija». Varios disparos en plena calle impedirán a los Expósito vivir momentos tan emotivos.
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