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Celestina Roca y su hijo Francisco, en el supermercado Covirán que regentan en Almáchar desde 1981.
Almáchar, la capital de la pasa moscatel en la que sus vecinos viven de la agricultura

Almáchar, la capital de la pasa moscatel en la que sus vecinos viven de la agricultura

La práctica totalidad de sus 1.900 residentes tienen un terreno en el que cultivan viñas, lo que unido al régimen agrario y sus desgravaciones, explica la baja renta declarada ante Hacienda

Eugenio Cabezas

Domingo, 24 de julio 2016, 00:38

Celestina Roca lleva 35 años regentando el único gran supermercado que hay en Almáchar, una pequeña localidad de apenas 1.900 habitantes, que tiene el honor de ser la más pobre de la provincia, con una renta declarada por sus vecinos de apenas 10.539 euros anuales en 2013. «Hace ya muchos años que no hay la alegría de antes en el gasto. También es verdad que ahora hay muchos más supermercados en la Costa y la gente coge el coche», dice resignada mientras coloca varios sacos de patatas en una estantería. Junto a ella, su hijo Francisco, de 33, explica que la práctica totalidad de sus paisanos viven de la agricultura, en especial de las viñas de uva moscatel de Alejandría.

No en vano, el municipio axáquico presume de ser la capital de la pasa, junto a su vecino El Borge. «Pero cada vez van quedando menos pasas, ya casi todo lo que hay se vende en fresco para vino», aclara Roca, quien se muestra «contenta» por la progresiva llegada de turistas extranjeros y residentes foráneos. «Son los que dan algo de vida al pueblo, porque aquí la gente viene con lo justo a comprar», suspira.

A pocos metros del supermercado está el bar Los Ventanales, que regenta desde hace una década Juan José Navarrete, de 57 años. «Cuando empecé sí que había mucha alegría de gasto, la gente joven trabajaba en la obra, y había dinero bastante. Ahora ya no, pero bueno, la gente es feliz, porque sabe que para comer no le va a faltar y, si pueden, saler a tomar algo a la plaza y se sientan en la terraza. Ahora en verano estamos siempre llenos», comenta este hostelero.

Aurelio Fernández, de 48 años, y Francisco Gámez, de 46, se han sentado a tomarse una cerveza «fresquita», para combatir los 40 grados con los que castiga el sol en este tramo central del mes de julio, con el terral azotando. «Ahora me estoy pagando el seguro agrario, pero trabajo en fincas de mangos y aguacates de Vélez-Málaga, la viña no quiero verla más, es muy duro de trabajarla y ya no merece casi la pena», considera Fernández, quien cree que las administraciones públicas están dando la espalda a este cultivo milenario.

Por su parte, el alcalde almachareño, José Gámez (IU), lleva con resignación el título de ser la máxima autoridad en el pueblo con menor renta de la provincia. «Es un estudio engañoso, aquí la práctica totalidad de la gente lo que tiene son las pasas, que dentro del régimen agrario cotizan como frutos secos, y tienen una desgravación de hasta el 74%, por eso el dato de la renta es tan bajo», asegura el regidor, quien presume de que el pueblo prácticamente no ha perdido población en la última década. «Tenemos ayudas de 1.700 euros para los recién nacidos, guardería y comedor municipal gratis, así como las pistas deportivas para los menores», enumera José Gámez.

No en vano, el municipio axáquico presume de ser la capital de la pasa, junto a su vecino El Borge. «Pero cada vez van quedando menos pasas, ya casi todo lo que hay se vende en fresco para vino», aclara Roca, quien se muestra «contenta» por la progresiva llegada de turistas extranjeros y residentes foráneos. «Son los que dan algo de vida al pueblo, porque aquí la gente viene con lo justo a comprar», suspira.

A pocos metros del supermercado está el bar Los Ventanales, que regenta desde hace una década Juan José Navarrete, de 57 años. «Cuando empecé sí que había mucha alegría de gasto, la gente joven trabajaba en la obra, y había dinero bastante. Ahora ya no, pero bueno, la gente es feliz, porque sabe que para comer no le va a faltar y, si pueden, saler a tomar algo a la plaza y se sientan en la terraza. Ahora en verano estamos siempre llenos», comenta este hostelero.

Aurelio Fernández, de 48 años, y Francisco Gámez, de 46, se han sentado a tomarse una cerveza «fresquita», para combatir los 40 grados con los que castiga el sol en este tramo central del mes de julio, con el terral azotando. «Ahora me estoy pagando el seguro agrario, pero trabajo en fincas de mangos y aguacates de Vélez-Málaga, la viña no quiero verla más, es muy duro de trabajarla y ya no merece casi la pena», considera Fernández, quien cree que las administraciones públicas están dando la espalda a este cultivo milenario.

Por su parte, el alcalde almachareño, José Gámez (IU), lleva con resignación el título de ser la máxima autoridad en el pueblo con menor renta de la provincia. «Es un estudio engañoso, aquí la práctica totalidad de la gente lo que tiene son las pasas, que dentro del régimen agrario cotizan como frutos secos, y tienen una desgravación de hasta el 74%, por eso el dato de la renta es tan bajo», asegura el regidor, quien presume de que el pueblo prácticamente no ha perdido población en la última década. «Tenemos ayudas de 1.700 euros para los recién nacidos, guardería y comedor municipal gratis, así como las pistas deportivas para los menores», enumera José Gámez.

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