IU sólo acepta al exJemad por disciplina del pacto con Podemos

El nombramiento de Julio Rodríguez, exjefe del Estado Mayor de la Defensa (Jemad) como cabeza de lista de la coalición Unidos Podemos en Almería no tiene vuelta atrás. Así que a Izquierda Unida en Almería, que había calificado de «provocación» la ubicación de un exalto cargo militar como cabeza de cartel de una fuerza surgida de las movilizaciones contra la OTAN, sólo le quedó curarse las ampollas e intentar relegar a un segundo plano las diferencias con los morados. Esconderlas en favor del éxito electoral de una confluencia que les viene impuesta desde Madrid.

Ayer, por primera vez, Rodríguez pisaba Almería, la circunscripción por la que concurrirá el próximo 26J, y se enfrentaba a las caras de circunstancia de la otra pata del banco de la confluencia. La finalidad era la de templar las aguas, lanzar pelillos a la mar y trazar un mapa común de acción electoral por disciplina a sus respectivas formaciones. Primero lo hicieron a puerta cerrada, después en un acto abierto al público que consiguió llenar el salón de actos de Comisiones Obreras en Almería.

En ambas citas el Jemad estuvo acompañado por la coordinadora provincial de Izquierda Unida en Almería, Rosalía Martín, quien el jueves de la semana pasada dijo públicamente que consideraba una «provocación» la designación de Rodríguez. «Si quieren traer al mono Amedio que lo traigan, pero traer a un militar es una provocación a las señas identitarias de Izquierda Unida», aseveraba.

Cinco días después -con un encuentro privado de ambos en Madrid de por medio- no hubo disculpas públicas. Rosalía Martín insistió en mantener el fondo de sus palabras del jueves. «No me puedo arrepentir de lo que son convicciones programáticas fundacionales de IU, otra cosa es que tenga que aparcarlas en la confluencia, pero en mi programa están y la defenderé en la campaña», aseveraba ayer ante la prensa.

El militar retirado, por su parte, asumía el primer rechazo de IU en Almería vinculándolo a «estereotipos», pero animó a sus compañeros de confluencia a buscar complicidades y a dejar de lado los puntos de desencuentro. Pero además, sobre todo, a asumir que los pactos vienen de arriba. «Yo soy disciplinado, soy un soldado en un proyecto político», había defendido por la mañana, en un encuentro breve con la prensa. «Hay un acuerdo marco de confluencia pactado por las direcciones, y yo soy un hombre leal», agregaba por la tarde.

Sin embargo, lejos de dar por acabadas las diferencias, la propia celebración del acto de ayer supuso un nuevo choque de trenes entre ambos partidos. La formación morada había convocado a la prensa al encuentro del candidato con los militantes de los tres grupos políticos de la coalición (Podemos, IU y Equo) en su sede provincial. Pero el acto tuvo lugar en el salón de actos de Comisiones Obreras. IU acabó imponiendo su tesis de buscar un terreno neutral para acudir al acto, tras negociar hasta medianoche.