Una propuesta solidaria para un Halloween de miedo
Acción Solidaria ·
La asociación malagueña La Sonrisa de un Niño organiza en la noche de Halloween un pasaje del terror benéfico para ayudar a niños bielorrusos afectados por el desastre nuclear de Chernóbil
Terror en estado puro por una buena causa. La asociación malagueña La Sonrisa de un Niño organiza este martes 31, noche de Halloween, un pasaje del terror cuyos beneficios servirán para ayudar a niños bielorrusos afectados por el desastre nuclear de Chernóbil. Entre las 20.00 y las 00.00 horas, este peculiar escenario de miedo podrá visitarse en el Camino de Castillejos, 6, junto a la Cofradía de Nueva Esperanza, en el distrito de Bailén-Miraflores.
Se trata del segundo año que se organiza esta peculiar propuesta, que contará con actores profesionales de la Asociación Teactrices y con un decorado realizado para la ocasión por el grupo Fantasy Art MCG, según explica la vicepresidenta de La Sonrisa de un Niño, Almudena Armentia. Por un donativo de 2,5 euros, los amantes de las emociones fuertes podrán ver en directo a vampiros, brujas y siniestros personajes. Eso sí, como se trata de un evento para toda la familia, los monstruos adaptarán su espectáculo en función de la edad media del grupo que se decida a dar este tenebroso paseo.
Una buena oportunidad de ocio por una buena causa que se enmarca dentro de las actividades que la ONG realiza durante todo el año para ayudar a las familias acogedoras a sufragar los gastos que supone el viaje de los niños desde Bielorrusia. La asociación lleva más de dos décadas fomentando el acogimiento familiar de los niños afectados por la radiación en las zonas más cercanas a la catástrofe de Chernóbil, en la zona fronteriza con Ucrania. Cada verano y en la época de navidades, los menores pasan periodos de entre 40 y 60 días con familias malagueñas. El objetivo, según explica Armentia, es que los niños mejoren su salud al sacarles del contacto constante con zonas contaminadas. “Se han realizado estudios que miden la radiación de los niños cuando salen de Bielorrusia y cómo vuelven, y los parámetros que miden las radiaciones bajan muchísimo”, dice.
Sol y una buena alimentación
Una buena alimentación (con productos que no se obtienen de las tierras dañadas) y el sol sirven para mejorar mucho el estado de salud de estos niños, además de los reconocimientos médicos que se les realiza durante su estancia gracias a la colaboración de distintos profesionales del ámbito sanitario. “En los días que están aquí siempre engordan y crecen y viven cosas que no tendrían posibilidades de ver en su país. Muchos vienen de familias desestructuradas; otros, tienen a alguno de sus padres ingresados en hospitales y casi todos son de zonas rurales empobrecidas”, asegura Armentia.
Actualmente, la asociación está formada por quince familias acogedoras. “Hemos sido muchas más, pero la gente se va cansando, y por otro lado tenemos ahora menor apoyo institucional, con lo que el esfuerzo económico que supone para las familias es más grande”, indica la vicepresidenta de la entidad, madre también de acogida de un niño de 14 años que lleva pasando las vacaciones en su casa desde que tenía 7. “Es un miembro más de mi familia, comparte muchas cosas con mi hijo, de su misma edad”, añade.
El pasaje del terror, que se celebra por segundo año consecutivo, ha logrado implicar a todas las familias acogedoras y mucho más. “Hasta mi madre actúa este martes”, bromea Armentia, quien destaca el decorado que se ha preparado para ambientar la actividad. Una cita para pasar miedo, pero con un fin altruista.
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