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PABLO M. DÍEZ
Jueves, 22 de mayo 2014, 10:38
La serie Aída ha levantado ampollas en China. Y todo por una escena que se emitió la semana pasada en la que Mauricio, el soez dueño del Bar Reinols, llama la atención a un cliente con rasgos orientales señalándole un cartel sobre la barra que prohíbe la entrada de «perros y chinos». Además, le advierte de que en su local «no puede vender rosas, ni anillos ni el gato ese comunista que hace así», gesticula el personaje imitando al típico felino dorado de juguete que saluda en muchos establecimientos de Asia dando la bienvenida a los clientes.
La broma ha causado indignación en China. No solo por su carácter despectivo, sino porque letreros similares poblaban los parques de la Concesión Francesa de Shanghai entre mediados del siglo XIX y mediados del XX, cuando las potencias extranjeras ocuparon barrios enteros aprovechándose de la debilidad de la última dinastía imperial y de los primeros gobiernos de la República que siguieron a la caída del monarca Pu Yi. Un periodo especialmente humillante de la historia de este país que la nueva sociedad china quiere enterrar.
¿Humor irreverente o simple racismo? La polémica está servida en China, donde no andan para bromas ni ironías, ni aceptan chanzas a costa de sus ciudadanos, ni siquiera a través de personajes de ficción que representan los estereotipos sociales más vulgares. Para zanjar la polémica, la embajada de España en Pekín ha colgado en su página web una nota en la que «lamenta profundamente el malestar causado en la comunidad china». Además, recuerda que «las opiniones vertidas por el personaje de ficción que aparece en la serie no son representativas en absoluto de la sociedad española hacia los chinos residentes en nuestro país, que son valorados, respetados y queridos por su aportación a la comunidad».
Tercer encontronazo
Por su parte, el productor ejecutivo de Aída, Julián Sastre, pidió ayer perdón «a todo el que se haya sentido molesto», aunque no había sido la intención de «una serie de humor». De hecho, Sastre puntualizó que Mauricio Colmenero «un hombre racista, machista y fascista que representa todo lo que no queremos en nuestra sociedad» está en las antípodas de la línea editorial de la producción. «Al contrario, lo utilizamos para criticar caricaturizando un tipo de pensamiento. Mediante sus palabras lo que hacemos es exagerar una conducta que consideramos reprobable. Y al igual que existe Mauricio Colmenero, en Aída también tenemos muchos personajes solidarios, integradores y que respetan todas las razas», puntualizó el productor.
Pero según el portal Sina.com, las redes sociales chinas recuerdan que ya es la tercera vez que Telecinco recurre a chistes racistas para burlarse del gigante asiático. En su programa de Nochevieja, la cadena protagonizó otra polémica por ridiculizar la carta y el servicio de los restaurantes chinos, donde un camarero ataviado al antiguo estilo mandarín dejaba caer que servía perros y gatos en lugar de patos y cerdos. La irritación fue tal que la embajada china en España envió una carta de protesta a Mediaset expresando «su profunda insatisfacción y severa crítica por los insultos vertidos contra el personaje del camarero, que saltaba arriba y abajo como un payaso y con una actuación exagerada».
Y también el año pasado la controvertida Aída Nizar enfureció a los chinos por meterse hasta la cocina de un restaurante oriental para decir en otro programa de Telecinco que allí se guisaba con agua sucia y se servía carne humana a los clientes. Entonces medio millar de chinos se manifestaron contra la ya excolaboradora de Sálvame.
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