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El Festival de Málaga de 2012 fue el inicio del fenómeno ‘Carmina o revienta’. :: R.C.
El clan más disfrutón
REPORTAJE

El clan más disfrutón

Todo empezó con un bocadillo de jamón en un baile. Antonio encandiló a Carmina y tuvieron tres hijos: Paco es el más soso, María cocina de cine y Alejandro es militar

ESTER REQUENA

Domingo, 27 de abril 2014, 18:59

Cuando sonó el teléfono de Carmina Barrios (Sevilla, 1953) anunciándole que había ganado la Biznaga a la mejor actriz del Festival de Cine de Málaga con su primer trabajo, en 2012, la madre de Paco y María León fue muy directa: «Cuelgo ya que me cierran el Punto Roma y me tengo que comprar algo para la gala». La naturalidad y espontaneidad definen a la matriarca del clan León, una hija de militar que siempre que podía se escaqueaba de misa aunque su padre la intentase pillar preguntándole de qué color era la casulla del cura. Pero ya entonces era mucha Carmina. Y pasados los 60 años sigue sin aditivos ni colorantes: cuenta con naturalidad que apenas pisa el cine desde que llevó a sus tres hijos a ver ET. Ella se entretiene más con Sálvame. «Soy una madre de toda la vida... y trianera», se jacta quien vuelve a tomar la gran pantalla el 30 de abril con la película Carmina y amén. Sale muy bien acompañada: además de sus mediáticos hijos hay una veintena de Leones en la segunda cinta de Paco León (Sevilla, 1974) como director. «Carmina tiene un don, una frescura y una naturalidad innata», revela Santi Amodeo, el único cineasta, aparte de su hijo, que la ha plantado delante de la cámara en ¿Quién mató a Bambi?. «Eso sí, tiene muy mala lengua, pero como tiene esa ternura, suena bien, no desentona».

Paco León ha convertido a ese torbellino de madre en su musa, y eso que de pequeño (y también de mayor) más de una vez se preguntó qué pintaba en semejante familia. Se avergonzaba cada vez que Carmina pisaba el colegio. «¡Niño, no vayas hoy que hace mucho calor!». «¡No estudies tanto que te vas a volver loco!».

El protagonista de Aída destacaba por ser un niño tímido y casi autista que habitualmente se encerraba en su cuarto a pintar. Sin embargo, desde los 4 años ya tenía claro que quería ser actor pese a esa timidez. Apuntó su sueño en un papel y solo se lo enseñó a su tía Carmen, que vivía en Inglaterra. Pero por la cabeza de ese niño nunca se le pasó estrenarse con Imperio Argentina en la televisión, aunque antes tuviese que disfrazarse de pollo como ya hiciera Brad Pitt entregando publicidad o hacer monólogos como animador de la Guardia Civil. Solo unos años antes jugaba a actuar con su hermana pequeña, María (Sevilla, 1984), un niña nerviosa, enérgica, charlatana e inquieta totalmente opuesta a él en carácter. Tal y como siguen siendo ahora.

La actriz es un calco de Carmina. Se queda muda en pocas ocasiones; una de las últimas ante la princesa Letizia, cuando le preguntó por una de sus películas. Le faltó tiempo para relatarle la anécdota a Alejandro, su otro hermano y por el que la niña de la casa siente total admiración. El mediano del clan ha seguido la tradición militar del abuelo materno, «aunque cuenta mejor los chistes que Paco, que es el más soso de la familia», revelan varios amigos. En el ránking de los más chistosos se encuentran los tíos, algunos dedicados al circo. Míticas son las nochebuenas familiares en Sevilla donde casi un centenar de parientes se reúne en casa del abuelo paterno.

La guapa del barrio

La historia del clan de los León se remonta a un baile en el que Antonio León, un «tabernero» que llevaba cortando jamón desde los 12 años, se llevó a una de las guapas de la noche. Una mujer de tipito resultón, llamativos ojazos verdes y una melena morena que traía a todo el barrio loquito. A él le valió con ofrecerle un bocadillo de jamón para conquistarla, porque a Carmina no le gustan nada los restaurantes con platos muy grandes y poca comida dentro. Ella es más de ventas como la que regentó la pareja, trabajando de sol a sol hasta la jubilación del patriarca. «A los dos se les cae la baba el uno con el otro; son el día y la noche, pero te hacen ver que el amor verdadero existe», comenta Antonio Abeledo, representante de la familia en la oficina de Paloma Juanes. «Forman un matrimonio muy del estilo del de Lola Flores y el Pescaílla», acierta a comparar Fernando Tejero, gran amigo de María León, que se ha convertido «en el primo cordobés». Con todo el clan se ha ido de vacaciones a Cádiz «de las mejores que he pasado» y tiene anécdotas para llenar varios libros de todos estos años juntos. Entre ellas, cuando Carmina se orinó de la risa, literalmente, en el bañador mientras comían en una casa en la playa y María la limpió manguera en mano a carcajada limpia. «Carmina es una persona sin dobleces, muy generosa, maravillosa y muy pendiente de los hijos. ¡Si cuando no están juntos pueden hablar al día más de seis veces! Es como si estuviera siempre con ellos», recuerda el actor.

Paco la tiene grabada en el teléfono móvil como «mamá», pero en el de María aparece como «la jefa». Una jefa que además cuenta con 14 ahijados, porque Carmina ya era famosa antes de saltar a la fama. «Ella ya era la reina del barrio antes de la primera película», recuerda Abeledo. ¿Y el padre y marido de los actores? Todos apuntan a él como el más artista de la familia. «Pura creatividad», le alaba Paco. Canta flamenco, compone, dibuja... A Antonio León, «un buenazo» al que le mataron a su abuelo por ser republicano, le gusta más quedarse en segundo plano. Apenas aparece unos minutos en las dos películas de su hijo. Le va más pasear por Sevilla.

Un chupito de jalea real

De Antonio ha heredado mucho Paco, quien a estas alturas sigue considerándose «tímido» aunque cuando alcanzó el millón de seguidores en Twitter colgó una foto totalmente desnudo. Bruxista y mordedor de plástico hasta el punto de ponerse por la noche una férula, presume ser de los pocos actores que no ha pisado nunca un psicólogo y se enorgullece de que su secreto para estar siempre al pie del cañón es un chupito de jalea real.

Su mejor momento del día: jugar con su hija Manuela, de cuatro años. A ella se le une un hijo anterior de su pareja por el que Carmina se ha hecho del Barcelona aunque su ídolo sea Iker Casillas. «Ellos son muy gitanos y andaluces para los temas familiares: les gusta estar juntos y cuando quieren a alguien lo adoptan», rememora Tejero, quien bautizó a su perra Pepa por el papel de María León en La voz dormida. El personaje le valió el Goya, además de una Concha de Plata de San Sebastián que subió a recoger sin ropa interior.

El último en incorporarse a la nómina de Leones ha sido el nuevo novio de María. Tiene poco que ver con el mundillo, de ahí que la actriz no pose con él en los photocalls y prefiera organizar cenas en casa, en las que no suele faltar tampoco su íntima amiga Blanca Suárez. A la pequeña León, «una chica de barrio a la que le gusta jugar a las barbies y ponerse trajes buenos», se le dan muy bien los fogones, pero no consigue que le salgan perfectas las papas guisadas de mamá.

Lo mejor del clan León son las interminables sobremesas en las que siempre sale a resurgir Carmina y sus miles de anécdotas, la base para el guión de Carmina o revienta, retrato de esta «disfrutona» familia que prefiere alquilar una casa para pasar las vacaciones y distribuirse las tareas domésticas a irse a hoteles de lujo. «Los León es que se beben la vida», enfatiza Tejero. Y siempre con el lema de Carmina muy presente: «Palante como los de Alicante».

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