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FRANCISCO JIMÉNEZ
Lunes, 23 de diciembre 2013, 12:19
Si alguien pensaba que el ultimátum del alcalde a la plantilla de Limasa para que desconvocaran ayer la huelga iba a quedarse en un brindis al sol, se equivocaba. A las 00.01 horas, ya expirado el plazo durante el que se mantenía vigente la última propuesta municipal, el concejal de Medio Ambiente, Raúl Jiménez, comparecía para confirmar su amenaza y anunciar que la alternativa al Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) que pretende aplicar Limasa a partir del 1 de enero será más dura, volviendo a la del pasado jueves por la mañana, que en términos económicos se traduce en la supresión de la paga de productividad (867 euros, aunque en 2014 estaba firmado un aumento hasta los 1.119 euros), aunque sí que se actualizaría la antigüedad. Con este golpe sobre la mesa, el Ayuntamiento confía en convencer a la plantilla para que, con o sin el comité, pongan fin a un paro que hoy se adentra en su cuarto día, situando a la ciudad al borde del colapso por la acumulación de residuos en las calles. De hecho, el Ayuntamiento pedirá hoy mismo a la Junta de Andalucía la ampliación de los servicios mínimos argumentando que la basura está generando problemas de seguridad en calles estrechas. Así, solicitará el 100% en el Centro y las zonas comerciales y el 85% en los barrios.
Además, con esta propuesta se distribuirían las vacaciones durante todo el año (15 días entre mayo y octubre y otros 15 en invierno), se ampliaría la jornada laboral de forma que los operarios trabajarían uno de cuatro sábados en verano, se reduciría la partida para vestuario y se eliminarían tanto la cesta de Navidad (68 euros) como el complemento que abona la empresa en caso de baja por enfermedad durante el primer mes. Con todas estas medidas, Limasa daría por cumplido su objetivo de reducir los gastos de personal en 7,1 millones (actualmente suponen 65 de los 85,9 millones del presupuesto). «Hemos cedido mucho, hasta el punto de que los malagueños iban a tener que asumir casi 800.000 euros, pero no se puede acceder a todo y encima perjudicando la calidad del servicio. Ahora, ese sacrificio que se iba a hacer a costa de los ciudadanos lo van a tener que hacer los trabajadores de Limasa por culpa de parte del comité», advirtió Jiménez, quien calificó de «barbaridad» que no se haya convocado una asamblea para que los empleados se pudieran pronunciar.
De esta forma, se esfuma todo el acercamiento que se había conseguido esta semana, ya que, a pesar de que la huelga se mantiene, las únicas discrepancias entre empresa y sindicatos estaban en los seis días de descanso que perdería la plantilla por trabajar uno de cada cuatro sábados entre el 1 de mayo y el 31 de octubre de 2014, ya que en el apartado económico todo quedó prácticamente resuelto la noche del jueves, hasta el punto de que la huelga estuvo a punto de desactivarse un par de horas antes de su inicio. En materia salarial, contemplaba que los trabajadores verían rebajada la paga de productividad a 368 euros brutos, aunque mantendrían la actualización de la antigüedad y se congelarían el resto de conceptos. Respecto a las vacaciones, se disfrutarían 15 días entre mayo y octubre y 21 (15 + 6 días de descanso acumulado) en la temporada invernal, mientras que la jornada laboral sería de lunes a viernes, aunque los operarios tendrían que trabajar uno de cada cuatro sábados entre mayo y octubre (serían seis en total, por lo que dejaría sin efecto la quinta semana de vacaciones). Coinciden en la supresión de la cesta de Navidad y el recorte en vestuario, pero en la incapacidad transitoria se establecía su eliminación únicamente durante los primeros 15 días a partir de la tercera baja del año.
Discrepancias internas
En vista de que, pese a sus discrepancias internas, el comité de empresa se mantuvo firme todo el fin de semana sin convocar la asamblea que reclamaba el Ayuntamiento para que la plantilla votara la última propuesta que el alcalde puso sobre la mesa la noche del jueves, fue el concejal el que finalmente movió ficha y se trasladó ayer hasta en dos ocasiones al parque central de Limasa (Los Ruices) en un último intento por desbloquear un conflicto que, hasta anoche, sólo se mantiene vivo por los seis días de descanso. Durante la reunión que mantuvo al mediodía con los representantes sindicales, el edil propuso como primera alternativa que esas jornadas de trabajo de los sábados se trasladaran a seis festivos, aunque sin pagarlos como tales (140 euros, según el convenio vigente). Tras someterlo a votación, la opción fue rechazada por el comité al considerar que no suponía ningún avance y volvieron a citar a Jiménez por la tarde. En este sentido, los representantes sindicales propusieron como alternativa la distribución de la plantilla en cuatro grupos, de forma tres descansarían el fin de semana completo y el cuarto el domingo y cualquier otro día, de forma que el sábado estuviera cubierto con ese 25% de fijos, además de los domingueros y algunos eventuales. Igualmente, plantearon sustituir esos seis días por tres de asuntos propios, pero ambas fueron descartadas por la empresa porque, a su juicio, no se garantiza el servicio.
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