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F. JIMÉNEZ
Jueves, 10 de mayo 2012, 00:28
Las familias que han ocupado una urbanización vacía en Torremolinos no son 'okupas' al uso que se han limitado a dar la patada a la puerta. Los alrededor de medio centenar de personas, en su mayoría parejas jóvenes con hijos a su cargo, han fijado una cuota mensual de 20 euros para el mantenimiento de las zonas comunes de la urbanización y para el cambio de las cerraduras.
El conjunto residencial, formado por 29 viviendas, lleva tres años terminado y sin comercializar por la quiebra de la promotora. Las familias ocupantes se han esmerado en poner a punto los pisos, adecentar el garaje para aparcar sus coches y limpiar la piscina. La urbanización lleva tres años vacío a raíz de que la promotora, ante la incapacidad de vender los pisos y hacer frente a las deudas, se declarara en concurso voluntario de acreedores.
«Somos gente civilizada que estamos sin trabajo y que necesitamos un techo para vivir», se justifica uno de los inquilinos del número 15 de la calle Julián Embid Luna, en la zona norte de La Colina. Mientras tanto, Policía Nacional y Policía Local se limitan a patrullar por la barriada como única respuesta a los continuas llamadas de vecinos, ya que para poder intervenir necesitan que lo ordene un juez previa denuncia del propietario. Lo que sí que han recabado los agentes es un listado con los nombres y DNI de todos los ocupantes.
Casi todos ellos pertenecen a un mismo clan familiar y hasta ahora, residían agrupados en viviendas sociales de Arroyo de la Miel. Aunque reconocen la ilegalidad de su actuación, sí que la consideran plenamente justificada. «Mientras estos pisos están abandonados, nosotros malvivimos con nuestros abuelos, padres, hermanos e hijos bajo un mismo techo o, en el peor de los casos, en la calle. Aquí no hacemos daño a nadie y, además, estamos dispuestos a llegar a un acuerdo con el propietario para fijar un alquiler o algo similar», aseguran.
De momento, en la puerta de cada vivienda han puesto el nombre de su morador con un aviso: «Ocupada, no tocar». La promoción, que está terminada, carece de licencia de habitabilidad. Además, no tienen luz ni agua, aunque lo suplen a base de velas y garrafas.
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