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Miguel Gallego: «Pagar 60.000 euros hoy a un cantante me parece inmoral, y además no los tenemos»
Director de producción de los teatros Cervantes y Echegaray

Miguel Gallego: «Pagar 60.000 euros hoy a un cantante me parece inmoral, y además no los tenemos»

«El futuro del Echegaray es hacer producciones propias y Banderas sería un colaborador fantástico», afirma

REGINA SOTORRÍO

Domingo, 29 de noviembre 2009, 13:45

Miguel Gallego es un hombre de teatro. Y en todos los sentidos: al principio, era él quien se subía al escenario; después quien escribía los textos y dirigía; y ahora quien programa la escena como director de producción del Cervantes y el Echegaray. Son muchos años en primera línea de la vida cultural que le han valido sinceras amistades, como la del actor Antonio Banderas, con quien cuenta para su proyecto de futuro en el antiguo cine.

-¿La apertura del Echegaray cambia la vida cultural de Málaga?

-Cualquier espacio escénico que se haga altera la vida de la ciudad. En el caso del Echegaray, las pretensiones son muy bonitas. Se quiere dedicar una programación para gentes con inquietudes, porque creo que cada espacio debe tener su personalidad y ya tenemos mayoría de edad en Málaga para eso. Además, el futuro del Echegaray pasa por hacer producciones propias. Eso le daría mucha vida a la profesión y ayudaría a la creación de públicos.

-Se dijo que daría espacio a los artistas malagueños, pero en la programación actual son escasos...

-El proteccionismo por el proteccionismo no vale para nada. Hay que poner el listón alto y los espacios hay que ganárselos, no decir 'por que soy de Málaga, tengo que actuar aquí'. Eso no funciona. Quiero que las compañías malagueñas pasen por el Echegaray, pero que tengan algo que ofrecer. Al público hay que darle siempre calidad.

-¿Qué papel puede jugar Antonio Banderas?

-Es una colaboración fantástica. Cuando vio el Echegaray, me dijo que a él le gustaría hacer algo ahí, entonces le propuse que abanderara el proyecto porque, al estar al frente, nos ayudaría mucho en las producciones y coproducciones. A él le encantaría dirigir algo, pero no tiene tiempo. Y creo que el proyecto de las producciones propias sin Antonio sería más difícil. Él también aportaría su participación en la cuestión de traer a alguien importante para que dé talleres, charlas o una actuación estelar. En ese aspecto, creo que Banderas tiene un campo muy importante que hacer. Lo que pasa es que la gente lo malinterpreta. Cuando Antonio se ofrece para el Echegaray ya piensan que va a traer Hollywood aquí (risas).

-¿Para cuándo?

-Las prisas matan y vamos a hacerlo bien, cuando los presupuestos se estabilicen.

-¿La incorporación del Echegaray es suficiente para la ciudad?

-Cuanto más espacios se abran, mucho mejor. Sólo el mediocre entiende que es una competencia. Cada espacio debería crear un público y tener su personalidad y no ir todos a una. El María Cristina, por ejemplo, está haciendo una programación de música clásica y lírica. Fantástico. El Cánovas cubre parte de la programación que mueve la red de Andalucía, con los programas de la Junta. Estupendo. El Cervantes es la mole que mueve todo a la vez y no mueve nada, pero es el teatro municipal...

-¿Qué haría en el Albéniz?

-Un espacio para la juventud y la infancia, con producciones propias y en el que el niño se encuentre en un lugar mágico desde que entra hasta que sale. Y con montajes para los jóvenes. Ellos son el eslabón perdido: puedes llevar a un niño al teatro hasta los 8 o 9 años, y después el niño desaparece hasta los 18 o 20 años.

-¿Cómo se hace una programación en tiempos de crisis?

-Es muy difícil porque se ha creado una forma de trabajar a través de los cachés que va en aumento. Si hablamos del Cervantes, tienes que estar jugando con los que se atreven a venir a taquilla. Hay que echarle el doble de imaginación y mucha negociación. A taquilla pueden venir los que tengan tirón de cartelera como 'Mamma Mía!'. Y es que la creación de públicos es algo que se deja siempre de lado. Cuando el público está creado asiste más al teatro porque tiene esa necesidad. En el caso contrario, existe la mitomanía: yo conozco a este y voy a verle. Hoy eso es lo que funciona y obliga a hacer ciertas estrategias de programación.

-¿Hay que tener mucha diplomacia para negociar con las compañías y hablar con los políticos?

-Nunca he tenido interferencias de la política. En eso estoy muy agradecido porque es muy penoso programar con recomendaciones.

-Hay quien ha criticado la línea más comercial que ha tomado el Cervantes. Incluso se creó hace unos meses un grupo en Facebook...

-Eso, o bien está manipulado o bien se ha hecho desde la ignorancia. No ha habido grandes alteraciones en el Cervantes, sólo en la cuestión de la música, que parece ser que es donde se cargan las tintas. Cuando ha habido dinero hemos traído lo mejor; cuando no hay dinero, no se puede. Si tiene alguien 700.000 euros, que los ponga. No han cambiado los gustos, la necesidad obliga. Si pueden venir a taquilla o bajar el caché, estupendo, pero ahora no podemos pagar el caché puro y duro como antes. Hoy día pagarle 60.000 euros a una banda o a un cantante me parece inmoral, aparte de que no los tenemos. Por eso, admiro, aplaudo y respeto al artista que diga «confío en mi valía y voy a taquilla».

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