!['Outlet' o las compras por impulso](https://s1.ppllstatics.com/diariosur/www/pre2017/multimedia/prensa/noticias/200911/08/fotos/2382925.jpg)
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GEMA MARTÍNEZ
Domingo, 8 de noviembre 2009, 12:07
El expositor está casi en el centro de los 6.000 metros cuadrados que el Palacio de Ferias y Exposiciones de Málaga ha destinado a la II Feria Outlet. Arriba tan solo se lee 'Informática'. En el interior, tres o cuatro dependientes se mueven rápido de un lado a otro. Todo parece desordenado y en la pared, como único reclamo hay un gran póster que anuncia videojuegos a ocho euros y fundas Disney para la Nintendo por cinco euros.
En las barras que separan el interior del expositor del exterior, la gente se agolpa. Un hombre acaba de comprar un ordenador Aspire y una chica se acerca y le pregunta por el precio. «300 euros», dice él. «A mi me costó 1.000 euros», dice ella. A los pocos segundos se acerca un matrimonio y pregunta por ese ordenador en cuestión. «Se han agotado», responde una de las dependientas. Y no, no van a traer ya más de esos. La pareja se queda en la barra, como si no creyera lo que acaba de oír.
«Una mujer lleva desde las diez de la mañana preguntando por unos altavoces 2.1 que le he vendido a un chico. Viene, pregunta y se va. Al rato vuelve a venir. Yo le he dicho que no se preocupe, que le reservo los primeros que entren. El 'outlet' es la compra por impulso». Eso dice Javier González, que se dedicó 12 años a esto, luego lo dejó para estudiar Arte Dramático y ahora, con la crisis, ha vuelto al negocio de las marcas descatalogadas con rebajas que se mueven entre el 50% y el 90%.
Ha comprado a saco lo que había de 'stockcaje' en almacenes de informática. Son productos que no se han vendido y otros que proceden de las exposiciones. Ayer no daba abasto. «Discos duros externos, multimedia; videojuegos a destajo, PSP, PS3...», habla rápido, posiblemente contagiado de este ambiente que se mueve a golpe de impulso y de deseo.
Mover los precios
Por eso aquí, en la II Feria del Outlet, el juego de la oferta y la demanda funciona al revés: «Los clientes compran lo que nosotros traemos y nosotros vemos cómo se van comportando los productos y vamos moviendo los precios. Es como una subasta», dice González. Quizá por eso, el responsable de un expositor con ropas de marca restaba importancia al hecho de que no hubiera muchas tallas de un mismo modelo: «No pasa nada; si no hay de uno, hay de otro». Lo importante es que unos Lois de 130 euros están sólo a 60.
Es decir, que uno no va a este tipo de ferias pensando que se va a comprar unas botas o una nevera o un traje de neopreno o un reloj Pierre Cardin, no. Es el reloj Pierre Cardin y más concretamente su precio rebajado en un 70% lo que crea la necesidad o, si se quiere, la oportunidad única de adquirirlo, aunque uno siempre haya mirado la hora en móvil.
Y así, un amigo avisa a otro de que hay ordenadores a 300 euros; y ese amigo se lo dice a un colega; y alguien que pasa al lado escucha la conversación; y al final todos se juntan en la barra del expositor de 'Informática' preguntando por el portátil, «y cuando decimos, por ejemplo: 'creo que no quedan más', cunde el pánico».
También los Pierre Cardin, que hace unos días formaban parte del 'stockaje' de la joyería Diamond, volaron del expositor que ha montado en el Palacio de Ferias, igual que los anillos a diez euros de Nino Farini.
Aunque más que por impulsos, la gente parecía moverse ayer por compulsión; por una especie de pasión vehemente y obsesiva por las compras, o por los precios rebajados. Y en plena crisis, el dinero se movía: «¿Crisis? ¿Dónde está la crisis? A mí me han pagado al menos cinco veces ya con billetes de 500», aseguraba una chica que atendía un mostrador.
Cola multitudinaria
Antes de que el Palacio de Ferias y Congresos abriera las puertas, ya había alrededor del edificio una cola de miles de personas, y muchas no habían cumplido los veinte años. Todo apuntaba a que se iba a guardar la cola; hasta que los más apasionados, o compulsivos o impacientes o quizá, mal educados, comenzaron a correr hacia la entrada. Y a esos les siguieron otros. Era como si en el interior regalaran algo.
Los organizadores estiman que, durante la jornada de ayer, pasaron por este espacio unas 23.000 personas y que un número similar volverá a visitarlo hoy. Los pasillos y casi todos los expositores estaban ayer abarrotados. A cualquier hora y en cualquier rincón. Las compras no resultaban precisamente cómodas.
«Nos encanta estar agobiadísimos». Eso decía Luisa Cuenca, propietaria de Punto y Piel. Todas las cazadoras de piel que ha traído están rebajadas un 50%. El frío está tardando en llegar, y la crisis amenaza con quedarse demasiado, por eso aquí, las cazadoras de cuero de la temporada pasada comparten percha con algunas de este año.
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