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La asociación lleva en Málaga desde 1973. / J. A. PORTILLO
«Las nuevas generaciones no están educadas para el fracaso»
JUAN SÁNCHEZ PRESIDENTE DEL TELÉFONO DE LA ESPERANZA

«Las nuevas generaciones no están educadas para el fracaso»

Las llamadas anónimas que recibe esta entidad se convierten en «un termómetro de los problemas de la sociedad»

AMANDA SALAZAR

Lunes, 19 de octubre 2009, 03:33

Juan Sánchez lleva seis años al frente del Teléfono de la Esperanza en Málaga y en este tiempo ha escuchado miles de historias de personas anónimas a través de la línea. Ahora, a punto de inaugurar la nueva sede en la calle Hurtado de Mendoza, hace balance del pasado y futuro de la asociación.

El próximo viernes día 23 por fin se mudan a la nueva sede. Supongo que será una satisfacción después de años de lucha para construirla.

Pues sí es un gran paso y nos va a dar más espacio para desarrollar todos los programas y grupos de ayuda que tenemos gracias al apoyo del Ayuntamiento y de Caja Madrid, que han financiado el proyecto. Pero esto no va a ser el final. Queremos seguir creciendo y ya estamos pensando en nuevas metas.

¿Como cuáles?

Pues, por ejemplo, adaptarnos a las nuevas formas de comunicación. Cuando la asociación surgió hace 40 años -en Málaga lleva desde el año 1973-, el teléfono era la tecnología más novedosa. Ahora, la gente habla a través de Internet y queremos crear una vía de ayuda a través de la Red.

En las casi cuatro décadas que llevan en la provincia, ¿también han cambiado mucho los problemas de los malagueños?

El Teléfono es un termómetro de cómo está la sociedad hoy en día y han surgido nuevas preocupaciones y conflictos. En el último año, muchas llamadas se deben a problemas económicos por la crisis.

¿Cuál es la radiografía de la sociedad actual que se realiza a raíz de esas llamadas?

Pues sobre todo la falta de valores que existe y que la gente piensa que es más importante tener que ser. Hay mucha frustración porque no hemos educado a las nuevas generaciones ante el fracaso. Otros problemas que han surgido son la violencia de género, que ahora se denuncia y antes sufrían las mujeres en silencio; el abandono de nuestros mayores; la soledad, y la falta de comunicación en las familias que produce situaciones como la violencia de los hijos a los padres.

Es un panorama desalentador...

Los voluntarios deben estar muy preparados para no llevarse los problemas de los demás a casa. Pero el Teléfono también vive pequeños milagros cotidianos y eso es lo que nos empuja a continuar.

¿Existe un perfil del usuario del Teléfono de la Esperanza?

En su mayoría son mujeres de entre 30 y 55 años. La mujer está mucho más acostumbrada a expresar sus sentimientos, mientras que el hombre está siempre abrigado por el paraguas femenino. Ellas hacen el trabajo de psicólogas en la familia, pero claro, se convierten en receptoras de todas las frustraciones. Por eso, y porque con la incorporación al mercado laboral su nivel de responsabilidad y estrés es mayor, son las que más nos piden ayuda.

¿Qué le dicen a una persona que llama porque está viviendo una situación desesperada?

Nosotros no damos consejos, sólo hacemos una escucha activa. El secreto del Teléfono es desangustiar a quien llama. Hay veces que llaman sólo para llorar y cuando se tranquilizan nos dan las gracias porque se han desahogado. En otras ocasiones, nos dicen que saber que estamos ahí es ya una ayuda.

Habla también de programas y grupos de apoyo. ¿En qué consisten?

La llamada es un primer paso, pero el Teléfono es mucho más. Tenemos cursos para padres con hijos problemáticos, grupos de mujeres maltratadas, contra la ansiedad o para convivir con la enfermedad.

MÁS INFORMACIÓN

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C/ Lagunillas, 61

952 261 500

www.telefonodelaesperanza.org

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