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ALMUDENA NOGUÉS
Jueves, 15 de octubre 2009, 16:09
Aterrizaron en España a final de los años 90, procedentes de EE. UU. Por entonces, muchos consumidores ponían cara de póquer cuando se les mencionaban los términos 'outlet' o 'factory', vocablos que aparecían a cuentagotas en establecimientos muy específicos de las afueras de grandes ciudades como Madrid o Barcelona. El éxito del formato (basado en la venta de género con grandes descuentos procedente de stocks de fabricantes o distribuidores, restos de colecciones y muestrarios) unido a las necesidades estratégicas de los propios comerciantes no tardó en acelerar su expansión, visible hoy día en cualquier barrio malagueño.
Y es que, en plena crisis, las tiendas de saldo viven su propia etapa dorada. El modelo de negocio se ha popularizado y basta con pasearse por cualquier arteria comercial de la capital para descubrir que los anglicismos no sólo forman parte ya del vocabulario de los vecinos, sino que además, han proliferado como setas en los escaparates con un claro objetivo: atraer a las economías domésticas más debilitadas.
Como recuerda el presidente de la Federación de Comercio de Málaga (Fecoma), Enrique Gil, antiguamente los malagueños con menos recursos peregrinaban de fábrica en fábrica por los polígonos buscando prendas o artículos con taras para arañarle unas pesetas al precio. El concepto es el mismo, con una única diferencia: ahora estos locales se apellidan 'outlet' o 'factory' y conviven con cualquier panadería o boutique de zonas tan transitadas como Eugenio Gross, avenida de Europa, avenida de Andalucía, calle Sevilla, Cuarteles, Camino de los Guindos, El Palo, Larios o Puerta del Mar, entre otras.
Un fenómeno en auge
Se trata de un fenómeno de moda que, como recalca Iván Ozomek, director de proyectos de Geoconyka (consultora malagueña especializada en el diagnóstico y la planificación estratégica de grandes superficies), está en pleno auge. A su juicio, el buen momento que atraviesa el modelo low cost, en sectores tan dispares como los viajes o la alimentación, a través de las marcas blancas, es el caldo de cultivo que explica el florecimiento de este tipo de establecimientos que, como recalca, está siendo «muy fuerte» en el caso de Málaga. «Su fin es satisfacer a unos 'targets' (perfil de clientes) que no disponen de rentas suficientes para comprar primeras marcas. Además, al fabricante le viene bien ya que es una buena herramienta para darle salida al stock, que ocupa espacio en los almacenes y cuyo mantenimiento cuesta dinero», asevera Ozomek.
Según revela el informe El Observador de la Distribución 2009, realizado por el banco de crédito al consumo Cetelem, cuatro de cada diez españoles reconoce que compra productos más baratos como consecuencia de la crisis, mientras que el 18% admite que compara más que antes, lo que corrobora el planteamiento de Ozomek y explica, por ende, el buen momento que saborean los comercios de saldo, que apuntan al bolsillo como gancho.
El letrero que exhibe el Charanga Factory de la calle Ayala en su escaparate es un buen ejemplo: 'Nadie tiene nuestros precios. Compruébelo', reza el reclamo. La cadena de ropa infantil dispone ya de ocho tiendas de descuento repartidas por la capital en la que dan salida a restos de fábrica y temporadas anteriores con una rebaja media del 30% los doce meses del año. Además, como explica Carmen Millán, su encargada, tienen una 'zona boom', con prendas a uno, dos y tres euros. «Aquí se puede vestir a un niño por menos de diez euros», destaca al tiempo que reconoce que la gente cada vez busca más el ahorro.
Hasta en trajes de novia
Los comerciantes lo saben y, por ello, están aplicando la fórmula 'factory' en artículos tan dispares como los trajes de novia (en Paz Crespo, en Plaza de Arriola los vendes con descuentos del 50%), los cuadros (en Pepa Zafra) o los cosméticos entre un largo etcétera.
La marca If ha abierto recientemente su primer local 'outlet' en Puerta del Mar en el que comercializan perfumes, cremas y demás productos con recortes del 30 al 50%. Igual de suculentos son los precios de Todoconstrucción Factory, donde pueden encontrarse desde azulejos a pavimentos o sanitarios a precios de fábrica. «Este tipo de negocios ayuda al consumidor a adaptarse a los tiempos de crisis», subrayan desde esta firma.
Y es que desde que en julio de 2005 abriera sus puertas el Factory Outlet Shopping Málaga, con una treintena de tiendas de primeras marcas como El Corte Inglés, Mango, Cortefiel o Adolfo Domínguez, los comercios de saldo no paran de expandirse por toda la ciudad. Su éxito es tal que incluso hay grandes firmas como Zara que están optando por reconvertir algunas de sus tiendas (como han hecho con la de Armengual de la Mota o con la del Centro Comercial Rosaleda) a Lefties, su enseña con prendas de otras temporada y que traducida al español significa 'restos'.
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