Herido grave un pescadero en el segundo robo violento en la Costa en 24 horas

Se levantó a las cuatro menos cuarto de la mañana. Tras despedirse en la cama de su mujer, salió de casa sin hacer ruido para no despertar a sus dos hijas pequeñas. Arrancó su furgoneta y se dirigió al puesto que regenta en el mercado municipal de Mijas. Allí debía coger sus aperos para ir después a Mercamálaga a comprar género. La rutina de cada mañana para Juan Villatoro, un pescadero malagueño de 56 años. Pero ayer fue un día diferente. Un encapuchado lo abordó por la espalda y le propinó una brutal paliza para robarle. La víctima se encuentra ingresada en el hospital en estado grave.

El violento asalto -el segundo en la zona en menos de 24 horas tras el que se produjo el lunes en Fuengirola con un tendero herido de bala- sucedió sobre las cuatro de la mañana. La familia del pescadero cree que el ladrón lo siguió hasta que encontró el instante oportuno para perpetrar el golpe. «Parece que lo tenía todo bien planeado. Incluso, le pinchó una rueda de la furgoneta», comenta Lázaro, un hermano del herido. El método del pinchazo es muy común entre los delincuentes, que obligan así a sus víctimas a que se detengan en la carretera al detectar que la rueda pierde aire, momento que aprovechan para asaltarlas.

En esta ocasión, el robo se produjo antes de que el pescadero volviera a su furgoneta. El atracador sorprendió a Juan Villatoro cuando éste se encontraba dentro del puesto que regenta en el mercado municipal de Mijas. Lo abordó por la espalda. «Le dio un golpe en la cabeza con una porra o con un palo», cuenta la mujer del herido, María Luisa Cortés. Su cuñado Lázaro apostilla: «El ladrón lo apaleó cuando cayó al suelo. Los médicos han dicho que los golpes que tiene en la cara son de las patadas».

Encapuchado

El atracador, que actuó con el rostro oculto bajo una capucha, esgrimió una pistola para obligar a la víctima a que le entregara el dinero, una cantidad indeterminada que el pescadero iba a emplear en comprar género horas más tarde en Mercamálaga.

El ladrón huyó a pie. Juan se incorporó malherido e intentó seguirlo, pero el dolor de los golpes le hizo detenerse. «Me llamó por teléfono. Yo avisé a toda la familia y nos vinimos corriendo al hospital», relata María Luisa. El resto es una pesadilla de la que aún no han despertado. «Mi marido está bastante mal. Tiene un traumatismo craneal y golpes en un pómulo, en un hombro y en las costillas. Esto no se lo merece ninguna persona, pero él menos. Es una buenísima persona y jamás se ha metido con nadie.

Al cierre de esta edición, Juan Villatoro estaba ingresado en urgencias del Hospital Clínico. Se encontraba estable dentro de la gravedad. «Le duele muchísimo la cabeza, pese a que está sedado», aclara su esposa desde el centro sanitario, donde permanece a la espera de buenas noticias.