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JUAN CANO
Jueves, 20 de agosto 2009, 10:52
Sabían que era día de pago y que había dinero en efectivo en la empresa. Y sabían cómo conseguirlo. Una pareja de atracadores desvalijó una empresa de limpieza tras encañonar al hijo del dueño, un niño de tan sólo diez años.
El asalto sucedió el martes por la tarde en las oficinas de la compañía, situadas en la barriada de Nueva Málaga de la capital. El propietario del negocio se encontraba en su despacho cuando se vio sorprendido por dos ladrones que irrumpieron en el local armados con un hacha y una pistola.
Los delincuentes, que ocultaron sus rostros con pasamontañas, utilizaron al hijo del dueño, que tiene sólo diez años, para amenazar a su padre. Mientras uno de ellos sujetaba al menor, apuntándole con la pistola, el otro intimidó al empresario con un hacha de grandes dimensiones. El niño enmudeció al ver el arma. Ni siquiera protestó, según dijeron fuentes del caso.
La obsesión de los atracadores era que nadie se moviera. En la oficina había también dos trabajadoras. A una de ellas la tiraron al suelo de un empujón, mientras que la otra se tumbó directamente ante las amenazas de los cacos. Les advirtieron que, si no permanecían quietos, les pegarían un tiro.
Una vez reducido al personal, los ladrones se apoderaron del dinero que el empresario iba a destinar al pago de las nóminas, según las fuentes, que apuntaron que el botín superaría los 4.500 euros. Los cacos soltaron al niño y se llevaron el dinero, la cartera del hombre, el bolso de su mujer y dos teléfonos móviles.
Coche calcinado
Tras el golpe, los asaltantes huyeron de las oficinas y se dieron a la fuga a gran velocidad en un automóvil Ford Orion de color azul. El vehículo fue localizado poco después por la policía. Estaba completamente calcinado.
Las víctimas avisaron inmediatamente a la sala del 091 pidiendo auxilio. Al lugar de los hechos se desplazaron varias dotaciones de las brigadas de Policía Judicial y Científica, que investigan el atraco. Los agentes precintaron el despacho para evitar que se destruyeran pruebas.
El modus operandi empleado por los atracadores dejó a los afectados muy conmocionados por lo sucedido. Especialmente al pequeño. «Cuando se marcharon los ladrones, preguntó si todo había sido una broma. Se llevó un gran susto. Con lo nervioso que es, estuvo toda la tarde callado y sentado en una silla», comentó una de las víctimas.
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