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FERNANDO GARCÍA DE LA CRUZ
Miércoles, 5 de agosto 2009, 04:11
La plantilla del Kolding, actual campeón de la liga danesa de balonmano, está compuesta por nombres complejos y casi impronunciables, apellidos de la talla de Petersen y Pedersen, Nielsen y Nicolaisen, y otros aún más enrevesados. Pero entre tanto nórdico sobresalen dos españoles, uno de los cuales es el malagueño Miguel Ángel Olea Gutiérrez, un deportista que dejó atrás su casa y su ciudad de origen para triunfar en el mundo del balonmano. Ahora, adaptado ya a Dinamarca y a su gélido clima, y como vigente campeón de la liga nacional, baraja varias posibilidades para su futuro profesional.
«La experiencia ha sido muy positiva, tanto en lo profesional como en lo personal». Miguel Ángel Olea se encuentra muy orgulloso de su actual situación en las filas del Kolding. Le ha costado mucho esfuerzo y trabajo llegar hasta donde se encuentra ahora, pero sólo guarda palabras de agradecimiento para los que le ofrecieron la oportunidad de brillar en el mundo del balonmano. De su paso por las filas del conjunto danés, Olea destaca la experiencia personal vivida tan lejos de casa, en un club donde el ambiente de trabajo ha sido «excelente». Olea habla feliz de la temporada en la que ha defendido la camiseta del Kolding: «He tenido mucha suerte y jugar fuera, en un país donde se le da al balonmano un enfoque distinto, me ha hecho crecer como persona». Una felicidad que resume con una sonrisa: «Ha sido un año estupendo».
Y es que este jugador de dos metros, nacido en Málaga el 24 de junio de 1983, ha tenido, pese a su juventud, una dilatada carrera: «Empecé en el colegio, como todos, y di el salto de nivel cuando acabé las categorías del deporte base». Miguel Ángel Olea recuerda sus primeros años de balonmano como una época llena de ilusión. Más tarde jugó en equipos de talla nacional como el Pilotes Posadas y el Keymare Almería. En este último militó durante cuatro años y allí le llegó la oportunidad de viajar a Dinamarca: «Fue un compañero de equipo el que me comentó que el Kolding necesitaba un jugador de mis características». De modo que, con el apoyo de sus familiares y amigos, se marchó a una lejana y meritoria liga danesa de la que ahora es orgulloso campeón.
Preguntado acerca de la repercusión del balonmano en los medios de comunicación daneses, Miguel Ángel Olea señala que este deporte goza allí de mayor cobertura mediática y una mejor valoración por parte de la sociedad. «En Dinamarca la ficha del jugador está mejor remunerada», declara el pivote de Kolding.
Apoyo para el Aldemar
«Es muy triste la situación del Aldemar», bajo estos términos se refiere Olea al actual estado del conjunto malagueño. A lo que añade: «Tengo amigos que juegan en el club y están pasando un momento difícil, necesitan más apoyo que nunca». El jugador malacitano reclama un respaldo firme por parte de las instituciones, ya que el Aldemar es «el único equipo de la ciudad» y realiza «una representación ejemplar del balonmano andaluz». El club Aldemar se encuentra asediado por graves problemas económicos, pese a los intentos de su presidente, Rafael Martínez, de recaudar fondos mediante varias iniciativas. La última idea puesta en marcha ha consistido en una vuelta ciclista alrededor de los 101 municipios de la provincia en busca del apoyo monetario de los ayuntamientos.
Futuro prometedor
Han pasado muchos años desde que Miguel Ángel Olea dejó Málaga para abrirse un hueco en el mundo del balonmano. Este joven jugador ha recorrido un largo camino hasta llegar a la escuadra danesa Kolding, con la que ha ganado el campeonato nacional. Ahora se abre ante él un futuro prometedor y varias ofertas por las que aún no se ha decidido. Pero una cosa sí tiene clara el número cuatro del Kolding: «No volveré a España mientras pueda seguir en el primer nivel europeo, peleando por mi sueño». Olea opina que en España no está lo bastante reconocida la figura del jugador de balonmano profesional, que este no cuenta con las mismas prebendas que los deportistas de otras disciplinas.
Se intuye un futuro prometedor para este jugador malagueño y quién sabe si las puertas de la selección se abrirán en los próximos años. Lo único que Miguel Ángel Olea no duda un ápice es que, juegue donde juegue las próximas campañas, peleará por seguir creciendo y continuar ganando títulos. Aunque tristemente esto tenga que hacerlo lejos de su Málaga natal, una ciudad de la que un día partió para mostrar su valía. Y es que ya se sabe: nadie es profeta en su tierra.
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