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CRISTIAN REINO
Jueves, 23 de julio 2009, 03:56
Cataluña vivió ayer una jornada de duelo y consternación por la muerte de cuatro bomberos cuando trataban de sofocar en la tarde del martes un incendio forestal en el parque natural de Les Ports, en el entorno de Horta de Sant Joan (Tarragona). Los agentes forestales pertenecían a una unidad de élite del cuerpo de Bomberos de la Generalitat, el grupo de actuaciones forestales (GRAF) «especializado en el análisis y el comportamiento de los incendios forestales, con gran experiencia en este tipo de actuaciones», según informó el Gobierno catalán.
Los bomberos, naturales de Lérida, Mollerussa, Pobla de Segur y Tremp, dejan cuatro niños huérfanos y un quinto que está en camino, pues una de las mujeres está embarazada.
Las imágenes que se vivieron ayer en el hotel que ha habilitado la Generalitat para los familiares y amigos de las víctimas en Tortosa (Tarragona) fueron de absoluta desolación. Las lágrimas, llantos y gafas oscuras para ocultar los ojos entristecidos fueron una constante en el tanatorio de Tortosa, donde a primera hora de la mañana fueron trasladados los cuerpos sin vida de Jaume Arpa, de 40 años de edad y vecino de Tremp, que iba a ser padre próximamente; David Duaigües, de 29 y de Lérida; Ramon Espinet, de 47 años, natural de Mollerussa, casado y padre de un niño; y Jordi Moré, de 40, casado, padre de gemelos y vecino de La Pobla de Segur. «Han muerto haciendo los que más les gustaba: su trabajo», señaló Jaume Tarragona, amigo de una de las víctimas.
La tragedia se les vino encima sin que pudieran reaccionar. Trataban de evitar que el fuego alcanzase unas masías aisladas cuando el viento pegó un cambio imprevisto que se convirtió en una trampa mortal. En cuestión de minutos se vieron rodeados por las llamas sin margen de maniobra.
Dos de sus compañeros pudieron ser rescatados con vida, si bien resultaron gravemente heridos durante el incidente. Ayer permanecían ingresados en la unidad de quemaduras del hospital del Valle de Hebrón de Barcelona. Uno de ellos se debate ente la vida y la muerte, con quemaduras de segundo y tercer grado en el 50% de su cabeza, del cuerpo y de las extremidades y con problemas renales. Tuvo que ser trasladado entubado y su pronóstico, según la Consejería de Salud, era a media tarde de ayer «muy crítico».
Los médicos aseguran que los cuatro primeros días son fundamentales para pacientes que presentan este tipo de lesiones. Su compañero, también herido grave, tenía quemaduras en el 75% de su cuerpo, aunque durante su primera noche en el hospital experimentó una evolución favorable y su diagnóstico era estable dentro de la gravedad.
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