

Secciones
Servicios
Destacamos
TEXTO: A. J. LÓPEZ
Martes, 14 de julio 2009, 04:47
HABLA despacio, quizá para contrarrestar el ritmo frenético de su vida cotidiana. Antes de convertirse en la primera presidenta del Colegio de Aparejadores de Málaga, Leonor Muñoz ejerció en empresas constructoras, estudios de arquitectura y como profesional liberal. Ahora hace juegos malabares con el reloj para repartirse entre la Gerencia de Urbanismo, la sede del colegio profesional, su marido y sus cuatro pequeños: «Dos parejitas», el mayor de diez años y el menor, de tres; los dos primeros hijos biológicos y los dos menores, adoptados en China. ¿Cómo lo hace? Ella se encoge de hombros y sonríe: «No sé. Es mi manera de vivir». Como la de muchas mujeres trabajadoras.
¿Su día tiene 25 horas o qué?
Tienen 24, pero muy organizadas. Lo que pasa es que este es un trabajo de equipo. Tengo la suerte de contar con un marido que trabaja en equipo, los dos tenemos una visión de la vida parecida y eso hace que cada uno consiga tiempo.
Entonces, ¿la famosa conciliación es posible?
Si hay un compromiso por parte de los dos, sí. En nuestro caso, lo tenemos claro y el hecho de meterme en el Colegio, que implica una dedicación que hay que quitarla de otras facetas de tu vida, ha sido siempre con el compromiso de mi marido. Fue la primera persona a la que le pregunté.
¿Y qué le respondió?
Me dijo: 'Tú te presentas'. Fue el primero en animarme. Me dijo que si era importante para mí, que ya saldríamos adelante.
¿Y qué tal este primer mes?
Muy bien. ¡Lo he dejado en casa con todos los niños para venir a hacer esta entrevista!
Espero que no nos lo tenga en cuenta.
¡Seguro que no! No se preocupe (ríe).
Es la primera mujer que preside una entidad creada en 1940. ¿Se les ha resistido el cargo?
También la primera en Andalucía y la cuarta de España. Aun así, llevo casi 20 años trabajando y nunca me he sentido discriminada. He tenido la suerte de trabajar siempre con gente que nunca me ha puesto cortapisas por ser mujer. Posiblemente no sea la experiencia de todas las mujeres en este sector, pero yo lo he vivido siempre en pie de igualdad.
¿Y se escuchan muchas burradas a pie de obra?
¡Muchísimas! Y una casi se embrutece un poco también, pero bueno, nunca me ha resultado extraño. Sabes donde estás y no te resulta chocante, en todo caso, divertido.
¿Y se dicen más barbaridades en el andamio o en los despachos?
En general, a pie de obra te respetan bastante por ser mujer. En todo caso, el que se 'corta' es el trabajador. En los despachos tampoco. Siempre me he sentido muy afortunada. No he percibido el machismo, aunque tenemos fama de ser un sector muy machista.
¿Entonces esa fama es injusta?
No lo sé. Sí creo que nosotras lo tenemos más difícil en general. El hecho de que me pregunten por mis hijos así lo demuestra. Posiblemente, a un hombre no le preguntarían por eso. Además, yo he tenido la suerte de tener un marido que comparte conmigo ese compromiso.
Entonces, eso de conciliar no es lo mismo que ayudar.
No, no, no... Es que mi marido no me ayuda, nosotros compartimos y asumimos las responsabilidades. La responsabilidad de la casa, de los niños, de la pareja... es de los dos. Unos días, por ejemplo, soy yo la que se tiene que ocupar de los niños y otras veces él.
Un paso adelante
¿Y cómo llegó la idea de adoptar?
En la vida hay muchas veces que te dices 'Yo haría...' y en ocasiones piensas '¿Por qué no lo hago?'. Pues nosotros somos de los que decimos 'Lo voy a hacer'. Después de tener dos hijos biológicos sabíamos que queríamos tener un tercero y dimos el paso adelante para iniciar al proceso y traernos a nuestra hija desde China. Cuando te metes en el mundo de la adopción descubres que es una experiencia extraordinaria, se la recomiendo a todo el mundo, y después de pensarlo, nos decidimos a traernos al pequeñito.
¿Y le queda algo de tiempo libre?
Pues la verdad es que sí... No sé. Yo lo vivo con mucha naturalidad. Unos días el Colegio se lleva más tiempo; otros se lo llevan los niños; otros, el trabajo y así. Se trata de vivir día a día y la verdad es que por ahora va bien. ¡No sé cómo terminaré de todas estas cosas, pero bueno!
Y con todos esos frentes abiertos, ¿se podrá ir de vacaciones?
Posiblemente no me vaya de viaje, pero en agosto tendré la oportunidad de tomarme unos días para estar con mi marido, mis hijos y los amigos.
¿Le gusta viajar?
Viajar con cuatro hijos es complicado, pero sí que hemos hecho algún viajito todos juntos. El último fue a China.
¿Un viajito, dice?
Fuimos toda la familia para recoger al pequeño y fue una experiencia preciosa. Primero hicimos un poco de turismo. Pudimos disfrutar mucho, porque los niños estaban en esa fase en la que son pequeñitos, pero ya tienen una visión del mundo y su reacción fue preciosa.
Al menos no han entrado todavía en la adolescencia.
¡Quite, quite! ¡Llegarán todos juntos! (Ríe) ¡Cuando llegue ese momento, me vuelve a hacer la entrevista!
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.