Orden de alejamiento de su madre para el joven que destrozó el coche familiar

Desde la misma mesa de la cafetería de la calle Eduardo Domínguez Ávila donde ocurrieron los hechos, con las manos aún temblando, D. T. R. pide ayuda porque ya no sabe qué hacer con su hijo de 29 años. La pasada semana le amenazó de muerte e intentó atacarla presuntamente, pero una amiga intercedió y se llevó la peor parte. Un juez ha dictado una orden de alejamiento de su madre, aunque ésta denuncia que no especifican los metros de distancia que tiene que guardar entre ambos y que está atemorizada. «Sé que no va a parar hasta que me mate», dice.

No es la primera vez que esta mujer se enfrenta a agresiones por parte de su hijo. En una carpeta, ella y su marido, A. P. M., guardan todas las denuncias que han presentado en los últimos años. Hay cuatro más por agresiones a la madre, por palizas que el joven sí llegó a propinarle, y más de una veintena de multas que les han llegado por el coche que le regalaron a su hijo y por el que empezó toda la discusión de la semana pasada.

Al parecer, los padres le dieron el vehículo con la condición de que le cambiase el nombre del propietario. Pero nunca lo hizo y eran los padres los que recibían todas sus infracciones al volante. El miércoles pasado por la mañana, la madre fue a la cafetería de la calle Eduardo Domínguez Ávila y vio el coche mal aparcado. Entonces, decidió llamar a su hijo al móvil para recriminarle que hubiese dejado el vehículo encima de la acera. Esa llamada fue la que encendió la violenta reacción del joven. Destrozó el vehículo por completo y luego se dirigió al local a por la madre.

La policía detuvo al joven, que no opuso resistencia. Sin embargo, al poco tiempo volvía a estar en libertad porque, según dijo la policía a los padres, no tenía antecedentes. «Pero sí que los tiene por agresión a su madre y a dos policías», señala el padre. Su madre señala que no comprende qué ha hecho mal para llegar a esta situación. «Tengo otros tres hijos y nunca habíamos pasado por esto; él tampoco era así antes, fue un adolescente normal», dice. Pero a los 20 años empezó a frecuentar malas compañías y comenzaron los problemas.

Estos padres señalan que el joven no sólo es un peligro para la familia, sino para la sociedad. Siempre va armado, sabe 'full contact' y es completamente imprevisible. Su madre no quiere quedarse nunca sola.

Desde la última agresión, salía de su casa esperando verle aparecer por alguna esquina. Por el momento, ya se ha visto obligada a irse de su casa por temor a un nuevo ataque.