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ANTONIO M. ROMERO
Martes, 19 de mayo 2009, 14:11
No hubo sorpresa de última hora y las previsiones se cumplieron. Enrique Moya Barrionuevo (PP) se convirtió ayer en el nuevo alcalde de Benalmádena al salir adelante la moción de censura presentada el pasado 6 de mayo contra el ya ex regidor socialista Javier Carnero. Una operación política que afianza aún más el poder de los populares en la Costa del Sol occidental y que hace al PSOE perder una de las ciudades más importantes donde gobernaba en la provincia y uno de sus pocos bastiones en la franja litoral, su gran punto débil.
A las 13.15 horas, el presidente de la mesa de edad, el edil Tomás Márquez, le entregó a Moya (Málaga, 1954) la vara de mando. Minutos antes, en una votación nominal, recibió el respaldo de los trece votos provenientes de su partido, otras tres formaciones (entre ellas el Grupo Independiente de Benalmádena, del ex regidor Enrique Bolín), el no adscrito José Nieto y la edil del Grupo Mixto María del Carmen Romero. Hubo doce votos en contra de la moción.
Fue tras una sesión en la que los ediles promotores de la moción de censura y los detractores se cruzaron duros reproches. Enrique Moya defendió la legitimidad de la medida y de la oportunidad que supone para devolver a Benalmádena al lugar privilegiado «que nunca debió abandonar». Por su parte, Carnero calificó de «cobarde» esta maniobra y acusó a los trece ediles firmantes de no defender a la ciudadanía sino sus propios intereses, mientras que Elena Benítez, portavoz de IU, socio de gobierno del PSOE, calificó la moción de censura de «asesinato a la voluntad popular» y sobre sus impulsores dijo que se parecen «a otras familias que se mantienen por un interés a sangre y fuego».
Llamamiento a la unidad
«Acepto con responsabilidad el reto y confío en no defraudar. No quiero un pueblo dividido, sino una Benalmádena unida», afirmó Moya, veterinario de profesión, tras tomar posesión. Unas declaraciones que hacían referencia al clima de tensión vivido en los últimos días en esta de ciudad de casi 56.000 habitantes censados.
Un escenario en el que los promotores de la moción denunciaron las coacciones, insultos y amenazas que habían recibido y de los que acusaron al entorno del equipo de gobierno socialista, mientras que el pasado jueves se celebró una concentración, con unos 3.000 asistentes, de apoyo a Carnero.
Un clima de división que se vivió también en el pleno extraordinario, que despertó una expectación inusitada con vecinos congregados a las puertas del Ayuntamiento desde las 7 de la mañana -cinco horas antes del inicio de la sesión- desde donde siguieron lo que ocurría en el interior a través de una pantalla de televisión. El tráfico en el entorno del Consistorio se cortó y hubo un gran despliegue policial en previsión de incidentes que no se produjeron.
Moya, que estuvo arropado por la cúpula provincial de su partido, con el presidente, Elías Bendodo, al frente, anunciará hoy el reparto de delegaciones. Un equipo de gobierno donde el hombre fuerte será Jesús Fortes, quien fuera líder del PP en Benalmádena y actual presidente de IDB, al convertirse en el primer teniente de alcalde y responsable de Urbanismo, según confirmó este periódico. Según varias fuentes, el líder del GIB, Manuel Crespo, llevará Deportes y el popular Pedro Duarte, Hacienda.
María del Carmen Romero, la concejala que ha sido la llave para el cambio y que hasta hace pocos días estuvo en el equipo de gobierno saliente, invitó a su ex compañero Francisco Salido a que fuera a la Fiscalía si tenía pruebas de las duras acusaciones que le lanzó en el pleno sobre su cambio de postura. «Lo que he hecho es legítimo», subrayó al tiempo que justificó su actitud en que el equipo de Carnero era un desgobierno, con trece reinos de taifas, donde había concejales de primera y de segunda. «No estaba dispuesto a ser concejala de segunda categoría», agregó.
Bendodo destacó que Benalmádena «vuelve a estar en el mapa» y dijo que no podía seguir siendo una isla. En el PSOE, que llevará la moción a la mesa nacional contra el transfuguismo, su líder provincial, Miguel Ángel Heredia acusó a Bendodo y a Javier Arenas de «rapiña» y venir a comerse los brotes verdes de la gestión de Carnero.
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