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JUAN CALDERÓN
Martes, 21 de abril 2009, 11:43
Dana deja la pértiga. La mejor atleta malagueña de todos los tiempos anunció ayer el final de su carrera profesional después de que en los últimos años diversos problemas le hayan impedido rendir al máximo nivel. La deportista internacional de 30 años y olímpica en los Juegos de Atenas 2004 comparecerá hoy ante los medios de comunicación para dar todos los detalles de un adiós en parte esperado y nunca deseado. Para el recuerdo quedará su emotiva presencia en la cita de Atenas, la defensa de su ciudad y una sonrisa perpetua.
La hasta ahora atleta del Valencia Tierra i Mar llevaba casi un año sin dar señales de vida en el plano competitivo. Su última aparición en una pista fue en mayo de 2008 en la Copa de Europa de clubes. Su actuación no fue la deseada y cerró su participación con tres nulos. Desde entonces ha estado desaparecida, aunque ha seguido entrenándose, pero no al máximo nivel.
Su mayor éxito deportivo, la presencia en los Juegos de Atenas en 2004, fue contradictoriamente el comienzo de su declive profesional. Su esprint hacia los Juegos fue sensacional y mejoró en un mes el récord de España de pértiga en 16 centímetros, dejando el listón en 4,46 metros. Dana logró el sueño de cualquier atleta al estar presente en la cita olímpica. Se clasificó para la final de pértiga tras saltar 4,40 metros, pero una lesión en la espalda truncó todas sus ilusiones. La lesión resultó ser la fractura de una vértebra que la trajo por la calle de la amargura con una complicada recuperación. A este problema se unieron diversos conflictos personales, y Dana desapareció de la primera línea deportiva nacional.
Entrega
Los aficionados se preguntaban qué era de Dana. Muchos la daban por retirada. Pero si algo ha caracterizado a esta deportista ha sido su constante entrega y su capacidad de sufrimiento a lo largo de toda su carrera en una especialidad que no goza de excesiva popularidad.
La malagueña volvió en 2008 con la vista puesta en los Juegos de Pekín, pero el desencanto que se llevó en la Copa de Europa de clubes le hizo aparcar la pértiga. Llegó a saltar 4,30 y fue subcampeona de España, haciendo la mínima 'B' para Pekín después de un buen invierno, pero dos lesiones cortaron su recuperación. Renunció al campeonato de España y, por tanto a los Juegos.
Ya entonces se barruntó una retirada que ayer se confirmó. Atrás queda una trayectoria sensacional en la que batió 23 récords de España al aire libre y otros 16 en pista cubierta; lo que la llevó a ser nueve veces campeona de España absoluta. Su éxito traspasó fronteras y fue campeona de los Juegos Iberoamericanos (Lisboa 1998), campeona de los en los Juegos del Mediterráneo (Túnez 2001), bronce en el Europeo sub-23 (Goteborg 1999) y bronce en la Copa del Mundo (Madrid 2002).
Y entre tantos éxitos, la que fue su particular espada de Damocles. Dana Cervantes dio positivo por nandrolona en un control de dopaje durante los Europeos de Budapest de 1998. La malagueña siempre defendió su inocencia después de haber superado casi 40 controles y de que ella misma solicitase la prueba. Las irregularidades en los análisis, incluida la avería del sistema y otros factores sospechosos colocaron el resultado del positivo en entredicho. El 26 de marzo de 1999 el Comité de Competición de la Federación Española de Atletismo aprobó el sobreseimiento del expediente disciplinario incoado en su día a la pertiguista malagueña. El único borrón en una carrera espectacular y difícil de igualar.
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