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M. MARTÍNEZ
Jueves, 26 de marzo 2009, 09:57
Teléfono de góndola, 'pick up', Singer, Olivetti... Poco tienen que hacer en el mundo del bluetooth, el Facebook, la PDA y los megapíxeles. Eso en cuanto a funcionalidad. Porque aún pueden servir. Y mucho. No porque se vaya a volver a aquellos mastodónticos televisores en los que había espacio para colocar desde fotografías hasta ceniceros sobre el clásico tapete de croché. Todas aquellas reliquias tienen su valor. Uno, el de la memoria y otro, el estético. Así lo deja ver el Museo del Patrimonio Municipal en la exposición 'Diseño industrial como patrimonio y poética de lo cotidiano', que reivindica el lado artístico de esos objetos que han formado parte de la vida de muchos desde principios del siglo XX hasta hoy.
Una radio antigua y una máquina de coser Singer reciben al visitante, que hasta el 21 de junio podrá revivir años pasados a través de un recorrido en el que tampoco falta una buena representación de las ya obsoletas máquinas de escribir, el tocadiscos pick up de maleta, o la televisión portátil Philips con forma de archivador de fuelle. Ya obras de museo por sí mismas salidas de los armarios de coleccionistas privados y diseñadores.
«Más que los objetos, queríamos realzar su diseño, la importancia de las formas. Comunican y están cargadas de valores simbólicos y emotivos, pertenecen a la memoria, pero también establecen un diálogo con los usuarios», detallaba ayer Nuria Rodríguez, que ha comisariado la muestra junto a Sebastián García. Ambos tenían claro que los artículos tienen su sentido en el día a día, pero no de forma aislada, sino en su contexto. «Le hemos dado un indulto a objetos a los que, en lugar de desecharlos, acabamos por darle un espacio como esculturas», añadía García. Han aprovechado, así, varios aniversarios para establecer un montaje «muy sensorial», según Rodríguez. Entre ellos, el centenario del Manifiesto Futurista, los 25 años del Machintosh Apple o la conmemoración del Año Dalí.
Encargo de Osborne
Con esta 'excusa', se ha reservado un apartado al diseño de botellas. Lo preside la creada por el artista ampurdanés en 1964, en vidrio con esmaltado cerámico realizada por encargo de Osborne para celebrar la trayectoria de su brandy en el mundo. Le acompañan los envases de Max Meridia o los de vidrio de agua Solán de Cabras, entre los que se exhibe uno de Loewe.
Lámparas y máquinas de escribir de diferentes diseños y épocas, desde la Mercedes Selecta a la IBM, se mezclan hasta con grapadoras en cromo y plástico de colores, una silla y una mesa firma Jorge Pensi, e incluso una motocicleta Ossa y otra Derbi. Todo hilado por una serie de fotografías y textiles de Gastón y Daniela. Sin faltar el primitivo ordenadores Dragon 200, al que ponen el contrapunto un Macintosh Apple, un Imac o los más recientes ibook o un i-pod.
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